Thirtheen.

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Quackity se encontraba leyendo cartas de reinos vecinos que querían formar alianzas cin él.

Leía una y otra con tanto aburrimiento, no estaba interesado en unirse a otro reino, pues cuando estaba su padre todos rechazaban unirse por miedo y les daban la espalda.

¿Y ahora que no está si quieren acercarse?

Vaya doble moral.

En su mente aún se encontraba la salida con Rubius, pudiendo conocer también al príncipe Willy, quien resultó ser una persona agradable.

Para nada era igual  que el chico oso, pues Willy si parecía tener aprecio por Luzu, cada que Rubius atacaba al castaño, el peliblanco salía en su defensa, eso hacia querer darle un abrazo.

Los amigos verdaderos siempre están para tí.

Algo que sí le causó conflicto es saber todo lo que el tal Auron decía.

No mentiría que desde su primer encuentro no se agradaron en lo absoluto, y más al saber cómo se expresaba del príncipe del fuego.

Además, no creía en las palabras del rubio, está seguro que Luzu es demasiado fuerte como para sucumbir a enredarse con el.

En fin, soltó un suspiro y volvió a lo que estaba haciendo, de una carta se brincaba a otra denegando sus peticiones, hasta que, entre todas esas cartas encontró había una que no pasó desapercibida.

Una color rojo, que parecía derretir cualquier cosa que estuviera a su alrededor.

Se puso sus guantes especiales, y comenzó a leerla:

Espero que esté teniendo una excelente mañana, príncipe Quacks.
Me complace invitarle al bosque a charlar un poco, pues hace tiempo que no le veo y si le soy sincero, le echo mucho de menos.”

Luzu.

Una sonrisa se formó en su rostro inmediatamente que dejó rápido lo que estaba haciendo y se alistó para ir al encuentro con el castaño.

Era cierto, habían pasado semanas desde la última vez que lo vió en un mal momento, quería saber si se encontraba bien y sus penas habían dejado de doler.

Aún seguía completamente intrigado en por qué le lloraba a un bebé, pero, era algo que no estaba dispuesto a hablar hasta que Luzu fuera el primero en decirle, después de todo, quiere ganarse su confianza.

El día estaba muy helado a su parecer, en vez de abrigarse decidió ponerse lo “mas caluroso que encontró” aunque la mayoría de su ropa suele ser manga corta por lo mismo de que es resistente al frío, para él es como tener calor estar completamente cubierto.

Una vez que estuvo listo, fue en dirección al establo de su reino, no sin antes de darle sus coordenadas a sus guardias en dado caso que llegue a tardar, no le gusta cargar con ellos debido a que intimidan a quienes se acercan, además que en comparación en su altura, se siente como un niño.

Tomó uno de sus caballos, y cabalgó hacia aquel bosque, donde había compartido la tarde con Luzu.

Cuando llegó, pudo observar al castaño sentado sobre un tronco, fuego salía de este, lo que lo hacía más gracioso.

—¡Lusu!

Dijo Quackity una vez que estuvo más cerca de él, y el nombrado no pudo evitar sonreír en cuanto lo vió.

No había duda, le había echado de menos.

—Vaya, te ves muy mono encima del caballo, Quacks.

Quackity no pudo evitar sonrojarse ante sus palabras y terminó por bajarse del caballo para acercarse al príncipe.

Nuevamente iban a estrecharse la mano, pero al recordar lo que podía pasar, solo se tocaron ambos meñiques e hicieron una pequeña reverencia.

—Te extrañé un chingo, cabrón...

Quackity dijo con sinceridad, mientras que Luzu no podía evitar sonreír ladinamente.

—También te extrañé, han pasado muchas cosas de las cuales he estado algo ocupado...

Se mantuvieron al tanto de su día a dia, Quackity creó un muñeco de nieve para ayudarle a escenificar algunas anécdotas, mientras que Luzu veía a la distancia, teniendo cuidado de no derretirlo.

—A veces no entiendo cómo es que un cuerpo pequeño suele ser tan hiperactivo.

Luzu soltó una risita, mientras que Quackity lo miraba con los ojos entrecerrados.

—¿Qué te puedo decir? ¿Déficit de atención?

Luzu negó de manera divertida, mientras soltaba un pequeño suspiro, habiendo recordado el motivo principal por el que lo había invitado al lugar.

Con su mano creó una pequeña invitación, de la cual había enviado a más de sus cercanos, pero con Quackity fue cuidadoso, no quería lastimarlo con su poder.

Una vez estuvo lo suficientemente cerca del azabache y este leyó su contenido, su sonrisa se borró.

—No cabrón, no me digas que...

—Si, Quacks, El príncipe del reino espora, Reborn y yo nos comprometimos, quería decírtelo yo para que los medios no fueran rápidos y cambiaran la fuente.

Quackity no supo que decir.

Y tampoco entendió el por qué se sintió tan triste de repente.

•°•°•°•

Hola, amigos.

Últimamente me siento tan perdida de las cosas, lo siento, volveré a ser yo, lo prometo.

Los tqm, Alu. :]

El Príncipe De Fuego Y El Príncipe De Hielo. [Luckity M-Preg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora