Three.

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—Qué bien, nada de diplomacia aburrida esta vez. ¿Qué tanto piensas, mi niño?

Habló Auron en la mesa del banquete, masticando un croissant, especialidad de la tierra del fuego, con lentitud. Luzu hacia lo mismo, pero con más... modales.

—Pienso en... el nuevo, ya sabes. Es muy joven. Fuí coronado a los veintisiete y tú a los veintinueve. Él solo tiene veintidós, recién cumplidos... es extraño.

Contestó Luzu, frunciendo ligeramente el entrecejo a lo que Auron soltó un gran suspiro.

—Puedes ir a hablarle, está solo ahí. Yo iré a ver que mas puedo sacar del buffet.

Expresó con emoción  antes de retirarse apresuradamente, y  rodó los ojos. Era muy infantil para tener treinta y ocho.

Volvió a mirar hacia la dirección de antes, encontrando a un muy notoriamente incómodo azabache con carita de niño y sintió bastante ternura. Se puso de pié, y notando que estaba solo como Auron había dicho, se sentó a su lado.

Quackity por otro lado quería que todo terminara, poder volver a su reino y dejar que todo el aire que estaba acumulando se soltara de una vez por todas.

Ya que terminó, se sentó en la mesa, un poco retirado de los demás. Miraba su plato de comida probablemente ya frío, de tanto nerviosismo se le había ido el apetito.

Dió un largo suspiro y sólo se dedicó a mirar su comida, agradeciendo a los que se acercaban a saludar.

¿Qué estaba haciendo realmente ahí?

Se preguntaba una y otra vez, no estaba echo par ser príncipe, con solo veintidós años aún le faltaba demasiada preparación, todos parecían ser mayores ahí y él era el único que no encajaba, se sintió patético, “sus miradas me tienen hasta la madre", pensó.

Cerró los ojos por un momento, rascando su mejilla mientras aclaraba sus pensamientos, pero sintió como alguien se sentaba a su lado, al abrir los ojos se encontró con el castaño de la sonrisa bonita.

—Hola, Luzu, príncipe del reino del fuego. ¿Y tú, cual es tu nombre? No tengas miedo. No muerdo... pero si te digo un secreto, puedo llegar a quemar.

Le dió una sonrisa bastante confiado.
Quackity tembló un poco al saber que era el de fuego.

Tenía un nombre bonito, así como él, le quedaba perfectamente, no quiso dejarlo esperar y le respondió.

—M-mucho gusto, Luzu. Soy Quackity, un placer conocerte. Y, con tal de que no me quemes, todo bien, cabrón.

Se tapó la boca por lo dicho a qué Luzu rió un poco.

—No te voy a quemar, lo prometo. ¡Así que te llamas Quackity! Sabía de tu nombre,  pues tu familia es una dinastia, tienen un control excepcional de la nieve y el invierno, es fenomenal.

Habló entusiasmado el ojirubí. Trató de darle halagos al joven principe por notar su nerviosismo y sus temblores.

Quackity se quedó perplejo ante todo el conocimiento que tenía.

—Tu nombre es muy lindo también, Lusu. Me sorprende que sepas todo eso de nuestro reino. Nos partimos el lomo y hacemos lo que está a nuestro alcance, pero es sincero pues el hielo lo es todo para mí, aunque no ha de ser tan chingón como el fuego, ¿Verdad?

Su nerviosismo comenzaba desaparecer gracias al príncipe Luzu, quién lo miraba algo extrañado por esas peculiares palabras que soltaba de vez en cuando.

El Príncipe De Fuego Y El Príncipe De Hielo. [Luckity M-Preg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora