Thirteen

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Salí de casa, necesitaba salir un poco y desahogarme

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Salí de casa, necesitaba salir un poco y desahogarme. Esa niña era imposible de quitarle la idea de la cabeza, de que su padre era un asesino. También la entiendo, era imposible creerlo, pero sé que fue él. Había huellas en el lugar del crimen, había huellas de él en el cuerpo de mi mujer y por eso fue detrás de él. Si no fuese así, jamás habría ido detrás de él. De hecho, si esto lo hubiese ocurrido, jamás la hubiese conocido.  Me agrada verla y cuidarla, ver cómo saca su carácter sin miedo, sin morderse la lengua. Me encantan las mujeres con carácter, que sean capaces de enfrentarse sin miedo.

Aunque también creo que perdió todo, cuando descubrió su enfermedad. Saber que tienes los días contados, no es un plato de buen gusto.

Llegué al lugar y estacioné, salí del coche y una furgoneta negra estacionó detrás de mi coche, mis escoltas no se alejaban de a mí... Para eso les pagaba. Fui hacia la puerta y una señora salió, la sonreí y entre. Subí al primer piso y llamé la a la puerta, una mujer castaña abrió la puerta.

—Hola, guapo. — me saludó. —Pasa. Entre y fui al salón, me senté y ella lo hizo al lado mío. —¿Qué deseas tomar? — la observé.


—Ya sabes lo que tomo. — respondí y ella asintió.

Se levantó y se fue hacia la zona de copas, me sirvió una copa de whisky y volvió para dármelo, lo cogí y le pegué un trago.

—Dime, ¿Por qué has querido venir? — me preguntó y miré empecé a jugar con el líquido de la copa. —Cada vez que deseas verme, es solo para sexo. ¿Eso es lo que quieres?



—Si hubiese querido sexo, ya te estuviese follando. ¿No te parece? — exclamé. —Necesitaba salir de casa, eso es todo.


—Ya, no será por la cardíaca que tienes en casa. — cuando escuché que la llamo así, la miré como un demonio y la cogí del cuello.


—Vuelve a llamarla asi y te parto el cuello. — la tiré al suelo.


—¿Por qué te pones así? Así la llamas tú, me decías que era una cardíaca, que estaba apuntado de irse al infierno. — me gritó. —¿Ahora te ofendes por llamarla así?


—¡Cállate! Estás advertida. — dejé la copa y salí de allí.

No sé porque me molestó que la llamase así, pero me hirvió la sangre. Era cierto que yo la llamaba así, verla dos veces sin pulso, me estremeció. Miriam era mi amante, pero no tenía derecho llamarla asi, no ella ni nadie.
Mi teléfono sonó y lo cogí, mi hermano cuando le daba la gana, daba señales de vida.

—Dime. — respondí.


—Ven al muelle, nos han robado. — con eso, mi rabia aumentó.

Fui al coche y me subí, tomé rumbo al muelle. Vaya vigilantes tengo, no hacen nada bien. Odio que me roben, me cabrea y si mi cargamento no aparece, ellos lo pagarán.

Los problemas se me acumulan y mi cabeza ya no da para más, me hierve la sangre. ¡Joder, es que no saben hacer nada bien! Golpeé el volante con toda mi rabia.

Llegué al muelle y mi hermano hablaba con uno de ellos. Salí y caminé hasta ellos, cogí al escolta del cuello y le tiré al suelo.

—¡Eres el encargado de vigilar el cargamento, te pago para esto, imbécil! — le grité. —¿Cuánta droga han robado?


—Sie... siente kilos. — tartamudeó y le empecé a pegar.

Mi hermano intentaba quitarme de encima.

—¡Suéltalo, Vlad! — me cogió del brazo.

Le solté y él empezó a escupir la sangre.

—Señor, no sé cómo lo hicieron. — habló.

—Tal vez me has robado tú. — él negó. —Mas te vale, que no me mientas o acabaré contigo. Os lo digo a todos, si esa cantidad de droga no aparece, vosotros los pagaréis. — les advertir y me fui de allí.

Me carcomía la rabia, me habían robado bastante dinero. Siete kilos de drogas, era mucho dinero y perderlo, me enfureció. El hombre tal vez, no tenía culpa, pero la ira me cegó.

Volví otra a casa y no había nadie, subí las escaleras y me acerqué a la puerta de ella. No escucha ningún ruido, abrí y no la vi en la habitación, me pareció extraño y dudo que esté fuera con este frío. Cerré de nuevo la puerta y la fui buscando por todos los lados.


—¿Dónde está la chica? — le pregunté a la chica que tenía enfrente.



—Esta en su despacho, señor. — arrugué mi ceño. —La dije que nadie podía entrar su usted no estaba, pero no me hizo caso. — asentí.


Fui al despacho y abrí, estaba frente a un mueble lleno de libros. Buscaba uno a uno y viendo cada uno de ellos, no me había escuchado, porque seguía a lo suyo.


—¿Te ayudo? — el susto que se pegó, dejó caer un libro al suelo y me miró.


—¡Dios mío! — exclamó con su mano la pecho. —Perdona que esté aquí, solo buscaba un libro para leer. — me dijo algo nerviosa.


—No te preocupes, ¿Viste alguno? — negó.



—No, pero me voy, no quiero molestarte. — iba a irse, pero me puse en medio de su camino.


—No me molesta, ya te lo dije. — la tenía a unos pocos centímetros de sus labios, caminaba, provocando que ella retrocediera. —Puedes seguir buscando.


La fui arrinconando, hasta que chocó con el escritorio. La sonreí, mis manos fueron hacia sus caderas y la subí al escritorio. La notaba nerviosa, sin dejar de mirarme. Me puse en medio de dos piernas y la besé otra vez.
Ella siguió mi beso, sus brazos en abrazaron por el cuello. La acerqué más a mi y puedo jurar que que notó el bulto de mi entrepierna.
La cogí del culo y la levanté, ella enredó sus piernas en mi cintura y la lleve hacia el sofá. Me puse encima de ella y besé su cuello con fervor. Una de mis manos fue bajando por su vientre, hasta que llegue a su zona íntima.
Cuando iba a seguir, ella me cogió de la mano, me detuvo y nos miramos.


—No, por favor. — me pidió. —No, no puedo hacerlo. — asentí.



—Lo siento, me dejé llevar. — me negó.



—No te preocupes. — me sonrió acariciando mi mejilla. —Pero soy virgen y no tengo experiencia, quiero estar preparada para dar ese paso.



—Si. — me quite de encima de ella y la ayude a incorporarse. —Puedes seguir buscando el libro.


Me fui de allí para calmar mi calentura, me miré y mi polla se notaba desde la tela de mi pantalón. Fui hacia a mi habitación, ahora me tocaba quitarme este ardor.
Esa niña me ponía cachondo, también tierno y acabo de ver qué ella, también me calmaba. La ira que tenía, se me fue cuando la vi y creo, que Sarah Brown, es mi salvación, mi salvación y solo ella, sabe cómo calmarme.



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Hola, bellas, aquí tenéis otro capítulo de Vladimir y Sarah, Espero que os guste.

Decidme que pensáis de este capítulo, os leeré. Besos desde España, nos leemos pronto.


LA BRATVA "THE KING" 1° (saga bratva) 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora