Capítulo 5. No veo lo que tú ves. (TERENCE)

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"Cualquier tono de azul"

No hay un solo tono de azul, todo es variable dependiendo de la luz.

Caminamos sin preocupación mientras nos repetimos eso mismo,
pero yo me pregunto si estábamos equivocados al respecto ya que no todo es infinito.

Debajo de las nubes estás tú, mirando el cielo con esos ojos tuyos. Ojos que nunca olvidaré. Ojos que siempre amé.

Azul cielo, ¿nunca lo has oído?, porque donde yo vivo todo el mundo lo dice.

Entonces, ¿Cuántos tonos de azul existen entonces?

Los suficientes para seguir observando y seguir recordando que alguna vez lo dijiste, que alguna vez exististe.

Los días soleados eran esos días, esos días en los que podía envolverme de una felicidad infinita. La luz del sol y el calor sobre nosotros, escuchando el susurro del viento entre las hojas, una mezcla de alegría que nos acompañaba y nos mostraba el camino a través la naturaleza, cada rayo de luz contenía una sombra que me recordaba seguir adelante.

Este parque era un lugar lleno de recuerdos. Cada rincón, cada camino recorrido en el pasado, evocaba imágenes de mi juventud, de mi infancia, cuando mi madre y yo solíamos venir.

Ella era la única que veía en mí un talento que aún no comprendía. Fue ella quien me inspiró a seguir el camino que debía de tomar. Pero todo eso cambió el día del accidente.

La cicatriz en mi rostro no solo se convirtió en una marca física, sino un recordatorio constante del dolor y la pérdida de ese día. Perdí más mucho más que mi visión clara, perdí a la persona que significaba el mundo para mí.

La mayoría de la gente vive en un mundo que otros han creado para ellos, pero tú debes de ser tu propio diseñador. A pesar de que todo esté en tu contra, sigue adelante y encontrarás la respuesta.

Me senté de espaldas para no volver a recordarlo.

Cada vez que veía aquel parque, no podía evitar sentir su ausencia con una intensidad que me sobrecogía.

—¡Es un día muy bonito!, ¿no lo crees, Terence? —me dijo mi amigo Slava mientras tomaba asiento enfrente de mí. —Es una lástima que las nevadas apenas comienzan.

No respondí a su comentario.

Mi mente seguía en otra parte, donde podía verme con mi madre en ese mismo parque, con su sonrisa cálida y su mirada llena de orgullo.

Eso se superponía a la realidad, permitiéndome sentir su presencia una vez más.

No quería voltear y descubrir que las cosas ya habían cambiado a mi alrededor.

Me estaba engañando a mi mismo, a pesar de mi situación por la que estaba pasando, de usar lentes que se suponían iban a mejorar mi visión, de que cubrían gran parte de mi cicatriz, dándome una sensación de protección, la tristeza en mis ojos, las sombras de nostalgia envolvían la atmosfera a mi alrededor.

Aquel parque que había conocido, que me había hecho sentir bien, estaba cubierto de nieve ahora, de sombras y de nostalgia que siempre me acompañaran al volver a mirar.

Este era mi primer día sin tener que resistirme a salir de casa. O más bien, este era el primer día en que alguien me convencía de salir por primera vez, después de varios meses de ausencia.

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⏰ Última actualización: Jun 06 ⏰

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