1

12 2 0
                                    


Recuerdo aquellos tiempos cuando no conocía el dolor.

Cuando creía en los "por siempre" y nada cambiaría.

Ahora mi corazón se siente como diciembre cuando alguien dice tu nombre.

Porque ya no puedo llamarte, pero algún día lo haré.

-Maroon 5

Hacía bastantes ayeres que Morgan no pasaba por aquel barrio en donde estudió la preparatoria. Y no solo era que había estudiado, sino que desde su niñez iba prácticamente diario por esos rumbos a visitar a su abuelo, que había fallecido unos años atrás.

En el pasado caminaba por aquellas viejas calles pero ahora estaba montada en su auto seminuevo que se había comprado para su cumpleaños.

Estaba recorriendo esas viejas callejuelas porque en su trabajo le habían dado la tarea de recorrer las áreas de clase media baja para regalar libros que se habían quedado rezagados.A ella le encantaba hacer aquello porque sentía que daba un regalo muy preciado que es la sabiduría.

Había llegado, al fin, al lugar en donde una vez vivió toda clase de aventuras y desavenencias; de felicidad y amargura; en donde encontró amigos y... donde encontró el primer amor.

Estacionó su auto en el parqueadero de la escuela y se quedó un momento contemplando aquel paisaje que tantas veces vio. Y salió del auto.

Caminó por la misma senda de cemento en la que caminó, a veces corriendo, a veces caminando, a veces escondiéndose. Sí, su corazón dio un vuelco cuando comenzó a recordar los momentos que seguían vivos de alguna manera.

-¡Señorita Black! -Una señora de mediana edad se acercó hacia ella-. Una disculpa por no haberla recibido desde tu arribo. Mi nombre es Elizabeth Jones.

-Mucho gusto, señorita Jones -Morgan sonrió- No se preocupe, estaba recordando un poco.

-Espero que sean buenos recuerdos.

-En su mayoría lo son. -sonrió con algo de nostalgia- Bueno, tengo las cajas con los libros en mi auto, sólo quería ver si había alguien que me recibiera.

-Claro que siempre habrá alguien que la reciba. -replicó amablemente la señorita Jones -Si gusta, la puedo acompañar a su auto para ayudarle con los libros.

-Muchas gracias por su amabilidad, sería maravilloso si pudiera ayudarme.

La señorita Jones y Morgan fueron al auto a recoger las cajas. Eran tres cajas, así que Elizabeth se llevó una caja y Morgan se ofreció a llevar las dos.

Luego de llevar a la biblioteca los libros, revisarlos y colocarlos en los estantes correspondientes, ambas entablaron una charla muy amena.

-Y dígame, ¿qué se siente regresar aquí?-le preguntó la señorita Jones.

-Es difícil de describir. Han pasado tantos años y creí que jamás volvería a este lugar. No ha cambiado mucho, lo que me ayuda a revivir los recuerdos de los que le hablé cuando nos saludamos. Es algo grato y nostálgico a su vez.

-Me podré imaginar, entonces, si no me equivoco, esta etapa de la preparatoria significó mucho.

-En efecto, fue una de las mejores épocas de mi corta vida. Aquí crecí, forjé en cierta parte el ser humano que soy hoy en día.

-Me encanta escuchar que fuimos parte de su crecimiento -entonces miró a Morgan de una manera pensativa, como si estuviera tomando una decisión en ese instante en que terminó de decir aquellas palabras- ¿Sabe qué? Si tiene un poco de tiempo, puede recorrer la escuela, así puede revivir los recuerdos.

Can I Be Your Memory?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora