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Tienes un cálido corazón

Tienes una mente hermosa

Pero se está desintegrando

Por toda la medicina

-Daughter

Morgan se había ido a su casa con su hermano, un poco triste y decepcionada por el rechazo de Richard para acompañarlo. Estaba pasando otra vez. Aun así regresó al día siguiente como lo prometió; Morgan estaba cruzando la puerta principal del hospital para poder registrar su visita con una bolsa llena de tuppers de comida para Louisa.

Eran las nueve cincuenta y cinco. Se había puesto una de sus mejores blusas y se puso maquillaje, un poco más del que acostumbraba usar para el trabajo. En su mente se repetía incansablemente que no lo hacía para lucir bien frente a Richard, mientras una presión en su pecho le arrebataba un poco del aire que entraba a sus pulmones que le impidió respirar con normalidad.

Pasaron unos minutos para que la dejaran pasar. Cuando iba de camino a la habitación de su querido amigo, vio que unos doctores y enfermeras comenzaron a correr en la dirección en la que ella iba e intentó no preocuparse, y así fue hasta que en la distancia visualizó a Louisa saliendo abruptamente de la habitación de su hermano mientras aquellos doctores y enfermeras entraban a la habitación a toda prisa. Entonces Louisa miró a lo lejos el rostro un tanto desfigurado de Morgan, y ella, a su vez, miraba el rostro lleno de terror de Louisa. Ambas querían correr y abrazar a la otra, pero no podían moverse; habían tenido un shock emocional. Se quedaron unos segundos mirándose, intentando respirar hasta que Morgan reaccionó y corrió hasta donde estaba Louisa, intentando contener el llanto, intentando no pensar en lo que le había pasado mientras se escuchaban los gritos desgarradores de Richard, que, hasta ese momento, se había percatado de ellos.

Cuando llegó, una escena indescriptible: un grupo de doctores tratando de mantener a Richard en la cama mientras gritaba que lo dejaran libre, mientras que su hermana, que estaba del otro lado de la puerta, veía aterrada cómo su hermano había perdido la cordura. La había intentado ahorcar con sus propias manos. Morgan notó enseguida las marcas rojas en el cuello de la joven. No tuvo el valor de preguntar.

—¿Estás bien? —llegó hasta Louisa que solo pudo negar con la cabeza. —Tenemos que ir con un doctor para que te examine.

—¡No! —exclamó asustada, retrocediendo unos pasos y se puso en una posición en la que le permitiría salir corriendo si era necesario.

Pese a eso, Morgan decidió tomar la mano de la joven y ella accedió. Estaba en shock. Apenas podía moverse, de no ser porque Morgan entrelazo su brazo con el de Louisa para jalarla, no creo que hubiera podido dar un paso.

Llegaron a urgencias. Morgan trataba de guardar la compostura, pero la realidad es que estaba tan aterrada como la pequeña Louisa. No sabía si lo que estaba haciendo era lo correcto. No quería ser responsable de todo lo que había sucedido hasta ahora, aunque así se sentía. En cuánto llegaron a la recepción, Morgan se apresuró y rogó para que atendieran de inmediato a Louisa, que estaba con los ojos bien abiertos y tan pálida que su piel comenzó a tomar un tono grisáceo.

—Tiene que esperar como todos. —Refunfuñó la enfermera— tomen asiento y no hagan disturbios.

— Por favor, se lo suplico. Morgan estaba a punto de romper en llanto. —Yo sé cómo funciona esto, pero realmente está en shock y no sé qué hacer, pero ustedes sí. Necesita atención.

La enfermera entendió y tuvo un poco de compasión al ver la desesperación de Morgan y a una joven traumatizada haciendo un espectáculo en plena recepción del hospital.

Morgan se sentía avergonzada de hacer un show y sentir las miradas de los demás enfermos y enfermeras mientras ella estaba a punto de perder el control, pero era más el miedo que tenía de que algo le pasara a Louisa o a ella que pasar un mal rato. La enfermera se acercó a un pequeño micrófono y evocó a enfermos y doctores disponibles para que se acercaran a la recepción.

Can I Be Your Memory?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora