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Al verlo apenas pudo reconocerlo. Era totalmente diferente a la persona que ella conoció. Estaba lleno de tatuajes y cicatrices que no recordaba haber visto en aquel tiempo. Sus labios estaban secos, su cabello ondulado y alborotado. Tomó su mano y estaba áspera. Era la segunda vez en su vida que podía tocar su mano. Pero aún así, no podía reconocer a la persona que tenía enfrente. Entonces lo miró a los ojos e intentó buscar a ese chico rebelde, sarcástico, alegre y parlanchín que ella recordaba. Sólo un ápice, un rayo de esperanza de saber que aún seguía ahí. Eso le daría la fuerza suficiente para poder hacer algo.

—Richard... —apenas podía hablar. —Richard, mírame por favor. —le pidió, pero él negó con la cabeza. —Por favor —le suplicó casi rompiendo en llanto. Al escuchar la voz de Morgan quebrarse, alzó la mirada y ocurrió.

Al ver aquellos ojos color hazel lo supo. Aunque estaban rojos y llorosos, aquellos ojos eran inconfundibles para ella. Entonces lo recordó todo. Recordó desde la primera vez que lo vio hasta la última. Eran los mismos ojos que siempre había anhelado volver a ver y ahí estaban a unos centímetros de distancia.

—Todo va a estar bien, Richie. Dirigió mano hacia su cabeza para acariciar su cabello. - Voy a cuidar de ti y de Louie.

—Promete que la cuidarás —su tono de voz se sintió como si se estuviera despidiendo.

—Sabes que sí —Morgan intentó mantener la calma ante aquella petición—. La cuidaré mientras te recuperas y luego podrán estar juntos. Ese "podrán" era el equivalente a podemos, pero algo en ella sabía que jamás iba a ser así.

—No creo lograrlo... —tosió un poco—; tienes que prometer que la vas a cuidarla siempre.

Morgan se sintió perturbada ante aquella petición, casi ruego de aquel moribundo chico que hasta ahora había comprendido, nunca lo había dejado de querer.

—No hables así... Vas a estar bien. — Morgan sintió las lágrimas recorrer su rostro. Te prometo que la cuidaré y prometo mantenerte con vida, ¿me escuchaste?

Richard sólo se limitó a mirarla. No sabía qué más hacer; no comprendía cómo es que aquella chica, la cual no había visto en años, de repente llega a su vida y sin siquiera pedirlo hace todo por salvaguardar su vida. No sabía por qué hacía esto y sentía la necesidad de saber por qué, pero no pudo ni siquiera preguntar, ya que antes de poder hablar comenzó a toser sin poder parar.

Morgan soltó la mano de Richard y se levantó para acercarle el agua, pero cuando volteó con el agua, él estaba escupiendo sangre. Morgan soltó el agua y el vaso cayó al suelo.

—¡ENFERMERA! —Gritó con todas las fuerzas que tuvo. —¡ENFERMERA!

Al ver que nadie se acercó a los segundos de gritar, salió de la habitación y comenzó a correr por el pasillo pidiendo ayuda. Afortunadamente, no tuvo que correr mucho, ya que un doctor y enfermeros estaban dando vuelta al pasillo y les gritó.

—¡Está escupiendo sangre! Al escuchar eso, todos se pusieron en marcha y a toda prisa a atender a Richard.

Cuando regresó a la habitación, se encontró con una terrible escena. Richard estaba lleno de sangre y estaba jadeando. Luchaba por tratar de pescar oxígeno. Quiso correr hasta donde estaba, pero su objetividad le recordó que no podría hacer nada para ayudarlo, así que se concentró en buscar a Louisa a quien habían sacado de la habitación.

Se acercó deprisa hacia ella.

Louisa se quedó mirando por la ventana sin expresión alguna. Parecía un zombie. En seguida notó que estaba muy débil. La droga había surtido efecto.

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⏰ Última actualización: Oct 13 ⏰

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