Capítulo 1: Gran conexión

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Había llegado el día que determinaría muchas cosas en sus vidas, los jóvenes se encontraban emocionados, nerviosos, y algunos hasta temerosos. El aceptar el espíritu de un dragón en tu cuerpo se había vuelto una tradición, que se realizaba una vez en la vida a partir de los veintiún años, y se celebraba su ritual correspondiente una vez al año, en los grandes altares draconidos, que se habían erigido por los humanos a partir del tratado hecho hace tantos años. Y en un tren, que se dirige a uno de estos altares, es que se encuentra uno de los protagonistas de esta historia, Bastian.

—No muestras nada...—dijo Yahid, debido a la inexpresividad de su amigo.

— ¿Pues que tengo que mostrar? Ya sabes cómo es esto, nos lo explicaron ya muchas veces mientras crecíamos—respondió Bastian, con tono burlesco mientras se acomodaba el cabello rubio y largo.

—Si, lo sé, "Pueden tanto recibir como no, el espíritu de un dragón", ¿pero no te preocupa el que puedas quedarte sin uno?

—Lo tengo asumido, la vida sigue, con o sin espíritu volveré a mi trabajo sirviendo tragos en D-Deluxe—se le notaba una sonrisa, claro, Bastian disfrutaba de su trabajo.

—Jo, que simple que es para ti decirlo, mi papá espera que no solo tenga un espíritu, si no uno de suma importancia, ya lo puedo escuchar en mi cabeza cuando vuelva sin siquiera uno, "Hijo, eres una decepción, has vivido tanto para nada, deshonras tu apelli..."

—Espera, Yahid... —dijo Bastian, interrumpiéndolo — ¿Estás seguro de que será así? Digo, tienes veintiuno y ya tienes una pequeña empresa que diriges de computación.

—Y más que seguro, a mi papá poco le importa si no hago nada más que andar en burro, pero él quiere que todos los integrantes de la familia tengan un espíritu.

—Me contaste si, que viene de una dinastía de portadores importante y que tu familia tiene el apellido de una de las que participo en el primer contrato, cuanto renombre...

—Lo sé, hay veces que te envidio Bas, quisiera una vida más simple a la de Yahid Erastis Drákon—hubo un pequeño silencio, reflexivo para Yahid —. ¿Crees que en D-Deluxe estén buscando gente?

Bastian, al escuchar esto solo pudo reírse, definitivamente no imaginaba a su amigo, con lo inteligente que era, sirviendo tragos, de camarero o lavando platos.

—Ay dios, que cosas dices Yahid, mira, si no consigues un espíritu mañana con el ritual, el D-Deluxe tiene la puerta abierta a amigos de empleados.

—Eso es verdad ¿cómo crees que entro Bastian si no? —y fue así como Luna hizo aparición, había ido al baño, excelente amiga de ambos, de tez morena y cabello largo enrulado, ahora sentada junto a Yahid—. Era un espectáculo verlo tirar todo, los primeros días ¡Jaja!

—Y ahora es tu bar tender estrella, creo que no hay nadie en toda la ciudad que no pueda poner hasta las nubes en alcohol.

—Bueno, no es que sea muy difícil cuando te emborrachas con daiquiri...—dijo Bastian, mirando hacia otro lado y con una sonrisa.

—¡Solo fue una vez!

—Y esa vez te declaraste sin dudar a la mitad de las chicas presentes en el bar, inolvidable—respondió Luna con otra sonrisa nostálgica.

—¿Y tú Luna? ¿Cómo te llevas con tu espíritu? —preguntó Yahid, solo sabiendo que Luna tenía uno gracias a que Bastian se lo hubiera dicho en el pasado.

—¿De dragón? Pues... Te acostumbras, terminas encontrando cosas en común con este, en mi caso, la cocina, adora probar cada tontería nueva que hago, ¿a que sí, Fiyu? —preguntó mientras posaba su mano sobre la mesa.

Perdón espiritualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora