my botanical academia

02

Habían transcurrido algunas horas desde aquel inesperado encuentro entre Red y la misteriosa heroína Sombra Verde. Su mente era un torbellino de emociones y pensamientos contradictorios, oscilando entre la ira, la sorpresa e incluso un toque de introspección. La frase que Sombra Verde había pronunciado se había grabado en su cerebro, repitiéndose una y otra vez durante la noche mientras deambulaba inquieto por su habitación. Finalmente agotado, se dejó caer sobre su maceta, lo que para los humanos equivaldría a una cama.

Minutos más tarde, la voz profunda de su padre resonó en el silencio de la casa "Red, ven a cenar" Red salió de su habitación y se dirigió a la cocina, donde la cena ya estaba servida: abono en platos y vasos llenos de agua fresca. Su padre, un enorme Paralia de tallo robusto y hojas largas, estaba sentado a la mesa, esperándolo. Era una figura imponente, pero siempre tenía un toque de ternura en sus gestos y palabras, especialmente con Red.

Cuando Red se sentó, su padre notó de inmediato la expresión de desconcierto en su rostro. Hizo una pausa, quizás recordando los días en que Red era un brotecito curioso que contaba todo lo que había visto en el día. Sin embargo, ahora, el silencio del chico parecía decir mucho más. Después de un momento de duda, le preguntó "¿Sucedió algo en la escuela?"

Red negó con la cabeza, pero su expresión pensativa y su silencio evidenciaban lo contrario. Su padre suspiró, pensando en lo rápido que su hijo había crecido, y con un tono que mezclaba preocupación y cariño, le dijo "Sé que tu madre y yo solemos estar muy ocupados y que salimos mucho, pero quiero que sepas que te queremos y que siempre puedes confiar en nosotros, ¿recuerdas cuando te asustaste por la primera tormenta que viste? Sabes que aquí siempre estaré para lo que necesites".

Red alzó la vista hacia su padre, observando sus ojos cálidos y seguros. La expresión serena y firme del Paralia le transmitía una tranquilidad que necesitaba en ese momento, así que, armándose de valor, decidió sincerarse "Me encontré con... cierta heroína" confesó, manteniendo la vista baja al principio. Su padre arqueó las cejas, sorprendido, pero su silencio invitaba a Red a seguir hablando. Red narró el encuentro y, con cierta vergüenza, llegó al punto que más lo inquietaba "Ella dijo que fui muy imprudente por intentar detener a un zombi yo solo... pero solo quería ayudar"

El padre de Red asintió en silencio, permitiendo que las palabras de su hijo resonaran en el ambiente. Luego de un instante, colocó una hoja reconfortante en el hombro de Red "Tienes un corazón generoso, hijo; siempre ha sido así, y no hay nada malo en ello. Sin embargo, a veces, incluso la mejor de las intenciones puede traernos problemas... En este mundo, hay quienes se aprovechan de corazones tan puros como el tuyo. No te estoy diciendo que dejes de ayudar... solo que, si de verdad deseas hacerlo, debes aprender a hacerlo bien. Con cuidado".

Red bajó la mirada, pensativo. Escuchar a su padre sin un ápice de reproche lo tranquilizaba y hacía que viera lo sucedido desde una nueva perspectiva. Luego de una pausa, el Paralia añadió con una sonrisa suave "Si aún quieres hablar con la heroína y aclarar las cosas, quizás puedas buscarla en el mismo lugar donde la viste antes. Pero esta vez... hazlo con más precaución. ¿De acuerdo?" Red asintió, una sonrisa esbozándose en su rostro, como si esa charla hubiera desterrado gran parte de sus inquietudes. Con esa paz en el corazón, comenzó a cenar, notando cómo el abono parecía más sabroso de lo habitual, lleno de un inesperado consuelo.

Más tarde, Red se retiró a su habitación, sintiéndose ligero. Se dejó caer en su maceta y miró el techo mientras las palabras de su padre seguían resonando en su mente. Sintió una mezcla de ilusión y de intriga al pensar en Sombra Verde, preguntándose si el destino le daría otra oportunidad de verla. Poco a poco, sus pensamientos se fundieron en sueños mientras se acurrucaba en su maceta.