Parte 1

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Esta historia comienza en un pequeño pueblo azotado por la guerra, donde perdura la miseria. Gente a tu alrededor muerta, otros cerca de ella, sufriendo desnutrición extrema, enfermos y aterrados. En este sitio de agonía y terror nació un niño, Shiloh lo llamaron sus padres, nombre que estaría presente en todos en el futuro. Un niño diferente a los demás, su nacimiento marcaría un cambio importante, bendecido con el favor de los dioses que lo dotaron de gran ingenio y belleza, todos en el pueblo albergaron la esperanza de que este nacimiento sería un mensaje enviado por los dioses, un mensaje de esperanza viva y futura paz.

Shiloh crecía, observaba todo lo que ocurría a su alrededor, veía la miseria de los demás y la suya propia, preguntaba constantemente a sus padres él porque de su situación, cuál era la causa para que los otros los lastimaran, ¿existía una razón?, escucho las respuestas que le ofrecieron sus padres, pero no le satisfacieron. Comenzó a aventurarse cada vez más lejos de su tierra, en busca de nuevas respuestas, al salir descubre nuevas cosas, nuevos lugares, nuevos comportamientos y más seres. Observó que el conflicto que los afectaba, no era directamente en contra de su pueblo, dos grandes ejércitos luchaban, batiéndose en duelo solo para ganar un pedazo más de tierra para su reino.

Regreso con mas preguntas que respuestas, volvió hacer preguntas, esta vez a más personas, ¿Cuál es la razón para también sufrir las consecuencias de un conflicto ajeno?, su pueblo no había hecho nada para propiciar tal enfrentamiento, solo buscaban la paz y la prosperidad como pueblo y más sin embargo terminaban siendo lo más afectados, sin medicinas, comida o protección. Volvió a escuchar respuestas similares que nuevamente no lo satisfacieron.

Los años pasaron y Shiloh cambió adquiriendo un sentido de indiferencia hacia los demás, el conflicto terminó, ningún bando resultó vencedor, todo se soluciona llegando a un acuerdo en papel firmado con tinta, sellando la paz a los dos bandos superiores e imponiéndose a los vencidos. Su pueblo era el claro vencido sin haber participado, ambos ejércitos recogieron a sus muertos y heridos llevándolos a tumbas dignas y excelentes hospitales donde recibieron los mejores tratamientos y medicinas. Por otra parte, el triste pueblo no recibió nada, al contrario soldados de ambos ejércitos saquearon lugares importantes del pueblo, dedicados a guardar ofrendas y regalos a los dioses, robaron el poco alimento de los aldeanos, matando a más seres a su retirada.

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