Capítulo. 3-C (Tensiones entre mundos)

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Un nuevo día comienza, domingo, el día de la falsa tranquilidad, un día conocido por ser el antecedente que da comienzo a la semana, un día apreciado por muchos y odiado por los mismos. Jon despertó descansado, sin ninguna tensión en el cuerpo, se levantó el primero, era común que Jon se levantase antes que los demás, le gustaba aprovechar las mañanas. Eran las ocho de la mañana y se dispuso a abrir las cortinas y mirar por la ventana para observar qué tiempo estaba haciendo. En frente del bloque había un reloj termómetro con pantalla digital, el cual, daba la hora y la temperatura. No había mucho más que 15ºC, una mañana fría, un frío amplificado por la lluvia. Oviedo era una ciudad húmeda, fría, sobre todo cuando llega el otoño y el invierno. Ellos vivían en las afueras de la ciudad muy cerca del llamado parque de invierno, un parque grande y alargado en la zona sur de la ciudad, cerca de la autopista A-66. El bloque de viviendas hacia esquina, y su orientación era noroeste, quitando la habitación de Marta, la cual daba al norte, dándole el título de "el congelador".

Aquél día era un día más en la ciudad, otra vez frío y lluvia. Jon se alejó de la ventana y se dirigió sigilosamente hacia la cocina, cerrando la puerta de la habitación con cuidado. Cogió la cafetera italiana, una cafetera italiana de color de negro mate, un color que le daba una apariencia de alta gama, pero no dejaba de ser una cafetera de bajo coste. La cafetera estaba limpia del día anterior, asi que se dispuso a llenarla, siguiendo su ritual mañanero de elaboración de café. La llenó de agua templada, ni muy caliente ni muy fría, puso el café suavemente en el filtro de aluminio, aplastado cuidadosamente el café, sin compactar mucho par que luego no supiera muy amargo, y una pizca de canela, para darle ese aroma a canela suave al café, por último se le puso la tapa y al fuego, un fuego que debía estar a la mitad para no quemar el café pero que hubiera la fuerza suficiente para hacer hervir el agua. Se sentó, móvil en mano, y empezó a buscar información sobre algún ser parecido o con cualidades similares a las que tenía el conocido "Monstruo del sueño", así lo llamo, no era muy bueno poniendo nombres, era lo primero y lo que mejor le sonaba. Empezó por lo simple. puso en el buscador, "monstruos sin rostro, historias reales". Clicó en buscar, y lo que encontró no fue gran cosa, el buscador no suele ser muy bueno, se dispuso a clicar en todos los enlaces que encontraba de interés, muchos daban información irrelevante sobre criaturas creadas por escritores de novelas, videojuegos... pero se dio cuenta que había fragmentos que se repetían, hacían mención al Wendigo, criatura mitológica que pertenece al folclore de una tribu llamada Algonquinos, un pueblo nativo del este de Canadá, una criatura maligna que habitaba en los bosques de Canadá con forma humanoide pero que puede optar por diversas formas tanto humanas como animales, siempre con la idea de perpetrar actos de asesinatos brutales y sanguinarios. No solo se hacía mención al wendigo, también a las brujas, duendes y demás, sobre todo lo que le llamó la atención fue el wendigo, las brujas y la sombra, ya que los tres son capaces de optar por formas animales y formas de seres inexistentes.

Jon leyó ensimismado el artículo sobre las brujas y brujos, pero no le llegaba a convencer que el ser de su pesadilla fuera una bruja o brujo, había algo más profundo en la historia del monstruo, un origen antiguo de tiempos inmemoriales, tiempos en donde el universos mismo estaba creándose, el lenguaje que usó el monstruo, que le describieron sus amigos, le daba la pista, debía de ser un dios venerado por los hombres arcaicos, alguna civilización antigua, quizás una civilización pérdida por el paso de los tiempos. La idea le entusiasmó, tenía ganas de encontrar el origen, la verdad de ese ser. Jon empezaba a tener un pensamiento impulsivo y muy reflexivo, pero dicha pesadilla le amplifica esa cualidad que ya tenía desde niño, encontrar el sentido, las respuestas a las preguntas más complicadas, el sentido de todo.

De golpe empezó a sonar un chirrido agudo, el vapor del agua de la cafetera estaba saliendo por la válvula de presión. Jon se levantó apresurado para quitar la cafetera del fuego. no quería despertar a los demás con el ruido del vapor. Consiguió quitarla del fuego a tiempo, levantó la mirada hacia los armarios de la parte alta de la cocina, abrió los más alejados, donde se encontraban las tazas de desayunar, de entre todas las tazas cogió su favorita, una taza de los chinos que tenía un estilo muy americano, según decía Jon, con un dibujo minimalista de tres pinos en un lado de la taza. Se echó el café, menos de la mitad de la taza, él no solía tomar mucho café, por lo tanto aprovechaba el vacío de la misma para poder llenarla casi a rebosar de leche de avena. Antes solía tomar leche normal, leche entera, pero tras tener problemas intestinales la mejor solución que encontró fue cambiar a leche de avena. Tras ello se puso a cortar el pan del día anterior para hacerse unas tostadas, se sentó de nuevo, pensativo a esperar a que la tostadora hiciera el trabajo. En el poco tiempo que transcurrió entre sentarse y pensar saltaron las tostadas, sacándole un gruñido de pereza. Cogió un plato del armario adyacente al de las tazas, aprovechó que estaba de pie para dejar el plato de las tostadas en la mesa e ir al frigorífico a por la mantequilla con sal, tras ello volvió a sentarse, ya por última vez. Cansado, agotado de tanto movimiento, se quedó mirando hacia la ventana de la cocina, veía como la lluvia golpeaba la ventana como si fueran flechas lanzadas por un gran ejército, golpeando a los coches y las ventanas de los vecinos de enfrente, todo era calma, un día idílico, lluvia y frío, con nubes que discurrían con calma entre las calles de la ciudad, rozando con su suave piel de pequeños fragmentos de hielo las paredes de los edificios, el día con su luz tenue daba la bienvenida los desadormecidos.

A la lejanía escucho una puerta abrirse, supuso que era Mirera, levantándose para ir al baño, aprovecho para untar las tostadas con un cuchillo que cogió de la mesa del día anterior. Mientras untaba las tostadas estuvo pensando, que podría ser el ser de su mente, y si realmente solo estaba en su mente o también podría habitar fuera de ella. Los golpes le hacían dudar, quizás el miedo de no saber quien o que golpeó la puerta suscitó un pensamiento, que se convirtió en pesadilla, para poder así crear un sujeto que fuera la respuesta de dichos golpes. La mente humana es uno de los paradigmas más misteriosos del cuerpo humano, la mente es una de las fronteras más difíciles de estudiar, los sueños, los pensamientos... son consecuencias de todos los estímulos obtenidos durante el día, mientras estás despierto, pero realmente estamos despiertos? quizás estemos dentro de un sueño del cual no podemos escapar ni recordar. Es una pregunta que Jon se hacía desde hace mucho tiempo, no sería la primera vez que una pesadilla o un sueño le hace dudar de la realidad en la que vive, pero ese sueño desbloqueó una ansias a descubrir lo desconocido de la mente humana, del misterio, sobre todo de sí mismo. Se pensaba que quizás reflexionando sobre las situaciones, podría llegar encontrar la respuesta de todo, tal y como hacían los filósofos de la antigua Grecia, como Aristóteles, Heráclito... su mente era algo excepcional, pensaba continuamente en preguntas sin respuestas, el universo, el tiempo... eran para él un juego un pasatiempo, para de esa manera poder sentir ese agobio que se apodera del cuerpo humano cuando no obtiene la respuesta, una agonía producida por el desconcierto, un terror que engancha a buscar respuestas sin cesar. Entonces le llegaron preguntas a la mente, ¿Esta es la verdadera realidad? ¿o acaso estamos dentro del sueño de otro ser?¿Somos dioses sin saberlo? ¿Acaso ese ser, es un estímulo de la verdadera realidad, dándome la patada para despertar del sueño?¿Aún sigo dentro del sueño, de la pesadilla?. Muchas preguntas se le pasaban por la cabeza, cada vez más extravagantes, una detrás de otra, él sabía que es imposible saberlo todo, pero quizás la muerte sea el culmen de la sabiduría, una vez muerto te unes a la masa del universo en forma de energía, por lo tanto quizás sea la forma de obtener la sabiduría eterna, la respuesta a todo. Quizás, quizás, quizás, siempre es quizás, nunca se sabrá hasta que te pase. De repente le llegó una posible respuesta, ese ser del sueño podría ser el comienzo, la entrada, a la verdad de todo, debo de conseguir hablar con él de alguna manera, enfrentarme a él, o ¿quizás deba de suicidarme para saber la verdad?

Mirera llegó a la cocina, y le dio los buenos días con un beso en la frente a Jon. Haciéndole volver en si y seguir desayunando antes de que se enfriase el café. Mirera cogió una taza y se dispuso a echar el café. Jon empezó a hablar con ella

-¿Qué tal has dormido cariño?

Mirera le miró y le sonrió.

-Dormí muy bien, tuve un sueño muy bonito, estábamos los dos en una casa en el campo...

Marco interrumpió la oración de Mirera, entrando enérgico a la cocina. Mirera le miró con ojos tristones, gruñendo un poco por cortarle la historia de su sueño. Jon le digo.

-Vaya energía tienes esta mañana.

Marco contestó.

-Si, hoy me desperté con energía, me siento bien, la verdad, aprovecharé para desayunar con vosotros y haceros compañía, ¿el café está hecho?

Jon contestó que sí, estaba hecho por él. Marco le preguntó sobre la noche.

-¿Qué tal la noche? ¿Todo bien?

Jon contestó alegre.

-Si, todo bien, creo que hoy nos hemos despertado todos bastante bien. Descanse bastante.

Tras los buenos días, empezaron una tertulia mañanera, cada uno hablaba de una cosa distinta, sobre qué haría ese día, que comerían, etc, hasta que Marta entró por la puerta.

Marta apareció con los ojos ensangrentados, la mandíbula desencajada, los dientes putrefactos, en una especie de trance macabro, repitiendo de nuevo aquellas palabras malditas.

-No, Abrir, Muerte, Muerte, Muerte, Puerta, Amigo...

Todo se torno negro, la concina desapareció Jon cayó en un vacío infinito, mientras Marta reía cada vez mas alto, sin parar, hasta que se le desencajó la faringe, se le salió por la boca por completo, seguido del esófago, el estómago... todo envuelto en sangre y vomito. Hasta que Jon de un momento a otro despertó, atemorizado, sudando, temblando, se encontraba en la cocina, por lo visto se quedó dormido sobre la mesa, aun no empezó ni siquiera a comer las tostadas. No entendía cómo pudo quedarse dormido de esa manera, todo era muy real, no parecía un sueño. Escucho de nuevo una puerta abrirse a la lejanía, todo volvía repetirse, pensó.

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⏰ Última actualización: Jun 07 ⏰

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