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OLIVIA P

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OLIVIA P.O.V

El dolor de cabeza la estaba matando. Beber hasta casi ahogarse con vodka no era una buena manera de matar los problemas. Le dolía todo el cuerpo, su estómago se encontraba revuelto, y por alguna extraña razón, sus pies la estaban torturando.

Intento abrir los ojos para ver a su alrededor, la luz era tan intensa que los tuvo que cerrar de nuevo. Con un gemido se dió la vuelta en la cama e intento abrirlos otra vez.

Estaba en su habitación, las cortinas estaban cerradas y estaba sola. Miro en la mesilla para ver la hora y casi soltó un grito cuando vio el reloj. Eran más de las 2 de la tarde.

Se sentó en la cama y descubrió que estaba desnuda bajo las sabanas.

Giró la cabeza y vió que en la mesita de noche había una bandeja con un vaso de agua y analgésicos. Agradecida tomo dos de las pastas y se bebió todo el contenido del vaso.

Recostó de nuevo la cabeza en la almohada, preguntándose como había terminado la noche, como había llegado a casa, y sobretodo, quién la había desnudado.

Lo último que recordaba del día anterior, era a Pedro hablándole de los planes de venganza contra su esposo. Tan pronto pensó en ello, el recuerdo de su esposo siéndole infiel y entrando en ese hotel con la castaña, la golpeó. Cerró los ojos mientras el dolor en su pecho comenzaba.

Giró la cabeza y vió la bandeja donde estaba el caso vacío. Bueno por lo menos se había molestado en dejarle una pastilla para el dolor, antes de irse a trabajar y luego con su amante, pensó amargamente.

Decidió que la autocompasión ya no le servía.

Ella había tomado la decisión el día anterior. Se iba a vengar.

Se dispuso a darse un baño. Tenía que estar lista para cuando su plan comenzara. Luego de media hora de una relajante ducha con agua caliente, entró al armario para ver que se iba a poner, el teléfono de la mesilla sonó, imaginando que sería Pedro para ver como había amanecido. dejó que la contestadora tomara el mensaje.

La voz de su esposo resonó por todo la habitación.

-Bueno, te llamaba para ver como habías despertado. Supongo que aun debes estar durmiendo. Ayer llegaste bastante tarde y tomada. Te deje unos analgésicos en la mesita. Llegaré tarde esta noche, así que si quieres descansar y pedir comida para cenar tu sola, no hay problema. Supongo que con la resaca que tendrás al despertar, no querrás hacer nada. Bueno, te dejo. Adiós.-

Su corazón había brincado al escucharlo, hacia tanto que Pablo no llamaba en el día para hablar con ella, que el que llamara para ver como amaneció, le había derretido el alma, pero claro, Pablo no llamaba porque se preocupara por ella o porque le interesara, lo hacía para decir que llegaba tarde por estar con su amante. Fue una ilusa al pensar otra cosa.

INFIEL / Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora