05

946 28 0
                                    

Pablo sabía que había algo que tenía que decir esa noche, pero con esos labios, suaves y dulces, contra los suyos, no se podía concentrar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pablo sabía que había algo que tenía que decir esa noche, pero con esos labios, suaves y dulces, contra los suyos, no se podía concentrar.

Pareciera como si llevara meses, sin tener contacto con un cuerpo femenino.

Cuando la imagen de Ana apareció en su mente, desmintiendo lo anterior, se apartó bruscamente de su esposa. Los enormes y grandes ojos de Olivia, lo miraban entre confusos y apasionados. A través de la oscuridad, Pablo pudo ver en el fondo de aquellos enormes ojos marrones.

Olivia dió un paso, como si dudara de lo que debería hacer a continuación y eso le desgarro un poquito más por dentro.

Era su esposa, no tenía por qué dudar, ¿en qué clase de esposo se había convertido, para que Olivia dudase de acercarse a él?

Olvidándose de que todavía no había hablado con ella, ni le había contado la verdad, Pablo tomo su rostro entre las manos y la beso, suave y dulce, en los labios.

Esa noche no iba a haber palabras, más que las que Pablo le dijera para hacerla sentir amada.

Esa noche, Pablo le iba a hacer el amor, lento y dulcemente, para hacerle olvidar, todos los meses de porquería que habían pasado lejos.

Sintiendo todo el cuerpo de su esposa apretado contra el suyo, Pablo tomó camino a las escaleras. No iba a amar a su mujer en el sofá, lo haría en la cama, su cama.


+18

Teniendo cuidado de no caer mientras subían besándose las escaleras, le quito la chaqueta, que cayó al piso. Cuando tropezaron, llegando al final y terminaron sentados en el último escalón, Olivia aprovechó para sacarle la camisa de los pantalones y desabotonarla.

El aprovechaba para acariciar sus pechos con los nudillos luego de quitar cada botón, y cuando Olivia le arrancó los dos últimos y pasó sus manos lentamente por todo su abdomen, Olivia decidió que era hora de seguir subiendo.

Pareciera que la borrachera se le había pasado, porque cuando se puso en pie y la tomo en sus brazos, todo fue rápido y eficiente.

Olivia acercó la boca a su cuello y lamio con la punta de su lengua, el punto donde se podía sentir el pulso de Pablo. El alcohol en sus venas fue reemplazado por lava, cruda y ardiente en su interior.

Se quemaba y planeaba que Olivia lo hiciera con él.

Sin darle tiempo a nada, la lanzo sobre la cama y posiciono su cuerpo sobre el de ella, iba a darle todo el placer que pudiera, antes de obtener el suyo.

Comenzó besando su cuello, su piel era suave, y olía a vainilla y galletas, era una extraña combinación de olores, teniendo en cuenta que con esa ropa, lo más seguro es que estuviese en un bar o con un amante.

Alejo la idea antes de que se desarrollara, esa noche eran solo los dos, los demás quedaban fuera.

Fue bajando con sus labios, siguiendo el profundo escote que llegaba hasta su ombligo, con la punta de su lengua realizo el camino de vuelta, Olivia arqueo todo su cuerpo, saber que podía ponerla así, fue toda la estimulación que necesito. Subió a sus labios y la beso ardientemente, mientras sus manos sacaban la blusa y la falda, fuera de su cuerpo. Vio la forma en la que sus pechos subían y bajaban, oscilantes por su respiración rápida, y el cómo el cuerpo de Olivia yacía allí, esperando por él.

Se sacó la camisa y el cinturón, el pantalón debía esperar, todavía no podía sacárselo, si lo hacía no iba a perder tiempo y se hundiría en ella tan rápido, como tuviese la oportunidad, y eso no debía suceder.

Tomo los pezones con sus manos y los retorció y pellizco, torturándolos y torturándola a ella.

-Pablooo... - Era una súplica y un regaño. Bajó su boca hasta sus pechos y calmo sus ansias, con sus labios. Olivia arqueo la espalda, empujando su pecho más hondo dentro de su boca, luego Pablo decidió prestarle la misma atención al otro pecho.

Su mano bajo por su estómago y comenzó a tomar rumbo al centro de su placer. Cuando la sintió allí, Olivia lanzo una exclamación ahogada. Pablo la conocía y en cuestión de segundos, la tuvo retorciéndose debajo de su cuerpo. La acaricio, moviendo su pulgar en círculos en su punto sensible. Abandonó sus pechos y subió sus labios para susurrarle al oído.

-Vamos, cariño. - Su voz ronca, se oía de otro mundo. Siguió animándola, hasta que la sintió. Estaba a punto de correrse.

-Te amo.- Olivia gritó y levanto la pelvis. Todo su cuerpo estaba arqueado contra Pablo. Luego se dejó caer en la cama y después de unos segundos abrió los ojos.

Pablo sonrió y le dio un ligero beso en los labios. Enormes y preciosos ojos marrones le devolvieron la mirada. - ¿Lista para la siguiente? - Y sin darle tiempo a responder, se alejó cuando las manos de Olivia lo tocaron, aun no, todavía tenía mucho por besar y acariciar.

Mientras Olivia se recuperaba de los temblores que sacudían su cuerpo, por el orgasmo, Pablo se quitó los pantalones y la ropa interior. Si no estaba dentro de ella ahora explotaría. Se acercó a su cuerpo y con los ojos de ella conectados con los suyos, comenzó a deslizarse en su interior. Olivia retorció las caderas y Pablo la sujeto. -Despacio. Cuanto más lento, mejor.- La réplica de ella fue un gruñido, que termino en un jadeo de placer, cuando él se enterró hasta el fondo.

Tomó las manos de ella con las suyas y entrelazo sus dedos, levantó los brazos poniéndolos junto a su cabeza. Se detuvo un momento para respirar y la miró a la cara. Sus ojos estaban cerrados y su boca entreabierta. Cuando Olivia sintió que él se detenía, abrió los ojos y lo encontró observándola. Pablo Bajó su cara y besó sus mejillas, su frente y su nariz, luego miró sus ojos, fijos en los suyos. - Te amo.- La beso en la boca, lenta y concienzudamente, mientras comenzaba a moverse en su interior. Sintió la forma en como ella se apretaba a su alrededor, con brazos y piernas, como su interior lo ceñía y abrazaba, el calor y la suavidad de su cuerpo, lo acompañaba a cada segundo.

Olivia comenzó a jadear y su respiración se hizo rápida y agitada. Estaba llegando de nuevo. Ella jadeo y lo estrujo en su interior, su cuerpo entero tembló y lanzo un gritito ahogado. Pablo se dejó llevar y se abandonó al placer junto con ella.

Una vez que los espasmos la abandonaron, ladeo un poco su cuerpo, sin separarse mucho de ella, enterró la cara en su cuello.

Esa noche permanecería así.

Estiró una mano, alcanzó una de las cobijas, que estaban medio caídas de la cama y los arropó a ambos.

Respiró hondo y cerró los ojos.

Por fin había vuelto a casa.

Por fin había vuelto a casa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
INFIEL / Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora