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Pablo Gavira P

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Pablo Gavira P.O.V

Su esposa tenía un amante.

Esa era la única explicación por la que a pesar de que las cosas volverían a ser como antes o incluso mejores, ella siguiera saliendo todas las noches. Aunque, claro, ya no llegaba tan tarde y su ropa no resultaba tan provocativa como antes. Y su relación ciertamente había mejorado.

Ahora Pablo llegaba temprano a casa, almorzaban juntos todos los días, paseaban y charlaban, casi como antes.

Todo había mejorado, pero Olivia seguía saliendo todas las noches. Estaban juntos en la cama viendo la tele, cuando ella le dijo que tenía que salir.

-Salir? Pero ¿Por qué? Está haciendo frio y la película esta buena. Todos los días sales, ¿porque simplemente no llamas a tus amigos hoy y les dices que no vas? - Pablo quería darle su espacio, no quería presionarla, si ella realmente tenía un amante, probablemente la dejaría si ella se pusiera a acosarla ahora.

-Lo siento, no puedo, Pablo- Por su cara podía decir que realmente lo sentía. Pero le resultaba increíblemente molesto vivir con aquella duda.

-Entonces, ¿por qué no me llevas?- La siguió, mientras ella se terminaba de maquillar. - Puedo acompañarte, estaríamos juntos, no faltarías a tu compromiso y podríamos venirnos temprano.- Su esposa le hizo un gesto al espejo y luego tomando su bolso se acercó a él.

-Realmente quisiera que fuera posible, pero hoy no se puede. Se me está haciendo tarde.- Se acercó y beso sus labios. Tenía una expresión, casi de dolor en su cara. - Te prometo que apenas me desocupe, vuelvo.- Salió de la habitación dejándolo allí, pensando que podría hacer.

Después de dudar unos segundos, tomó su chaqueta, la billetera, sus Ilaves y salió por la puerta, dispuesto a seguirla. Tenía que saber, de una vez por todas, que era lo que hacía su esposa todas las noches y lo más importante, con quién.

Acababa de entrar al auto, cuando su teléfono sonó. Al ver el número en la pantalla, dudo si debía contestar. Hacía semanas que no hablaba con Ana, pero ella tampoco había vuelto a llamarlo, quizá fuese una emergencia. -¿Hola?... claro, ya voy para allá. - Quizá fuese una mala idea, pero no perdía nada con intentar.

 - Quizá fuese una mala idea, pero no perdía nada con intentar

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INFIEL / Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora