Confesión

253 39 11
                                    

Recapitulemos rápidamente porque ando triste.

Soy un pendejo, digo, un cazador de demonios. Bueno, pendejo también, pero eso no es relevante ahora.

El punto es que, como cazador de demonios que soy, tengo obligaciones que cumplir y mi cuervo precioso siempre me lo recuerda de la forma más cariñosa posible todos los días.

- ¡¿Qué estás esperando?! ¡Apúrate! ¡No tengo todo el día!

Si, es tan cariñoso. Me ama.

O quizás ama mis ojos, últimamente los ha estado viendo mucho, temo por mi vida.

Volviendo al punto, ando al cien el día de hoy, la carga de ir a una misión no se siente tan pesada y eso es por una simple razón. Ay, me sonrojo solo de pensarlo.

- ¿Kumeno? ¡Hola!

Hola a ti también, amor de mi vida.

- Murata, hola.

- ¿Tenemos una misión juntos, eh? Que chévere.

- Si, que chévere.

Dios me miró hoy a los ojos, inocentes y bonitos de un color verdoso, que mi cuervo me quiere sacar apenas me descuide y dijo: Vamos a darle un milagro al tonto este que cree en mi tiempo libre, porque pobrecito, está muy solito y tiene que aguantar a un chihuahua albino mal hablado todos los días.

Gracias, diosito, te prometo empezar a rezar más seguido.

Ambos caminamos lado a lado, tengo tantas ganas de tomarle de la mano y moverlas al ritmo de nuestros pasos. Si, soy un hombre muy romántico. Demasiado si me lo preguntan.

O pregúntele al Sanemi, no lo va a admitir nunca, pero fui yo quien le dio consejos para conquistar a uno de sus compañeros pilares. Un tipo medio raro con vendajes en la boca y una gran serpiente.

Una serpiente de verdad, de esas que te muerden y te mueres en el proceso, no otro tipo de serpiente. Cochinos.

En fin, volviendo a prestar atención al amor de mi vida, está sonriendo mientras me habla. Que lindo por dIOSSS.

- ¿Tú qué opinas? ¿Debería decirle lo que pienso al respecto?

Qué.

- ¿Ah? ¿Cómo?

Pucha no preste atención por estar viendo lo guapote que está. Rayos. ¿Qué me estaba diciendo? Aiuda.

- Ya sabes, a mi amigo, decirle lo que pienso al respecto de su confesión del otro día.

¡¿Cuál perra confesión?! ¡Me perdí! ¿Me están intentando quitar a mi amor? ¡wEY NOOOOO!

- Ah, bueno, yo creo que deberías hablar con él si te sientes bien con eso.

Me sonríe con una emoción enorme, ya lo perdí. Me ganaron siquiera antes de empezar, ya no quiero nada banda, mejor dejo que mi cuervo me saque los ojos para no poder llorar ni sufrir viendo al amor de mi vida con otra persona.

Olvídalo diosito, mis rezos irán para el señor de las tinieblas, a ver si él me ayuda más que tú.

Viva Satán.

- ¡Gracias por escucharme, Masachika! Realmente me haces muy feliz.

Mentira, viva Dios.

ACABA DE DECIR MI NOMBRE, SOY MUY FELIZ.

Que hermosa carita tiene, basta, me está seduciendoOOOO

- No es nada, para eso están los amigos.

- ¿Somos amigos?

- Por supuesto que sí.

Me sonríe de vuelta, aunque parece un poco desanimado, pero se le pasa enseguida cuando le devuelvo la sonrisa. Sus ojos brillan en mi dirección y yo solo puedo pensar: Voy a llorar, me acabo de poner en la zona de amigos yo solito.

Valgo madres.

Yo solito me ilusionó, es un defecto mío, por eso nunca tuve pareja. Siempre me terminaban antes de empezar.

Ambos continuamos el camino, hablando de otras cosas y pasando el rato entre pequeños juegos hasta llegar al lugar de la misión.

Bueno, hora de cumplir con el deber para que me paguen y comprar mi despensa que seguramente Sanemi me robará.

Relatos de un cazador enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora