Esa mañana las hojas de los árboles se movían tranquilas por la suave brisa de otoño, la vista del cielo despejado era espléndida y se sentía bien respirar con calma en ese mundo libre de demonios.
Murata caminaba relajado por las calles, se encontró con algunos de sus ex compañeros cazadores y los saludo con mucho ánimo, incluso le regalaron algunas verduras y frutas.
La vida después de la guerra se sentía como un sueño, uno tan hermoso e irreal que se preguntaba si en algún momento despertaría para ser arrojado a las fauces de los demonios en alguna misión.
Muchas veces no podía estar tranquilo, se despertaba a media noche llorando y gritando, imágenes de la batalla contra Muzan Kibutsuji se repetían una y otra vez en su cabeza, atormentando su sueño.
Soltó un suspiro, caminando tranquilo hacia la finca mariposa, sus amigos y compañeros más cercanos aún se encontraban heridos o inconscientes. Estaba muy preocupado de que no llegarán a despertar por el esfuerzo que emplearon y recibir más malas noticias al llegar.
Entrando a la finca, las tres niñas mariposas lo recibieron, estaban muy felices y eso se debía a que Tanjiro había despertado la noche anterior. Se alegró de igual forma, corriendo al cuarto del chico, encontrando que estaba repleto de gente así que solo le saludo desde la puerta.
Sabiendo que estaba bien, sonrío un poco, esos chicos realmente eran increíbles.
Continuo su recorrido por la finca, pasando por el cuarto designado para su amigo y pareja, ambos ex pilares dormitaban en las camas. Aún no despertaban, pero estaba seguro que cuando lo hicieran estarían aliviados de estar uno junto al otro.
Más allá en otra habitación, otra pareja estaba de igual modo, no tiene idea de cómo los salvaron, pues estuvieron a segundos de morir en los brazos del otro, pero lograron mantenerlos vivos.
Murata se siente feliz de que los ex pilares estén bien, aunque eso no le quita la preocupación y el miedo que siente de que no llegarán a despertar. Sigue su recorrido a una habitación más lejana, apretando sus manos y soltando suaves rezos mientras se acerca.
Al abrir la puerta, asoma despacio su cabeza, su mirada se pone algo triste al mirar quién se encuentra en la cama, igual de inconsciente que el resto.
- Buenos días, Masachika.
Tomó asiento a su lado, acariciando sobre los vendajes que cubren su rostro y brazos, una pequeña sonrisa se deja ver cuando nota que la mayoría de sus heridas están sanas.
- Hoy los chicos me dieron algunas frutas y verduras para cocinar, aunque no soy muy bueno en ello.
Hablaba bajo y suave, como si temiera hacer demasiado ruido, perturbando la paz de su pareja al dormir.
- Me gustaba más cuando cocinabas tú para las misiones que teníamos a veces juntos, tienes mucho talento en eso. ¿Sabes?
Los ojos cerrados de su pareja junto a su respiración tranquila hacen que sus manos tiemblen, se sujeto de la tela de su pantalón mientras sigue hablando.
- Y también me dieron uvas, yo sé que te gustan mucho las verdes...
No pudo evitar derramar una que otra lágrima, intentando mantener la calma tal como siempre hacía en ese tipo de situaciones, pero es prácticamente imposible. No puede evitar que duela tanto.
- Tanjiro ya despertó, su amigo de cabello rapado también y se que te pido demasiado, pero por favor, necesito que despiertes.
Deja que sus lágrimas caigan por sus mejillas, aunque mantiene su voz lo más tranquila que puede. Debe ser fuerte por ambos.
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Relatos de un cazador enamorado
ФанфикMi nombre es Masachika Kumeno y soy un cazador de demonios de rango Kinoe. Tengo un mejor amigo, llamado Sanemi Shinazugawa, que actualmente se convirtió en un pilar. ¡Estoy muy orgulloso de él! Aunque también me pudieron dar ese puesto, no quise ac...