Prologo: Willow

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Boulder City, Nevada, Estados Unidos.
Actualidad.

¿Alguna vez has experimentado esa angustiosa sensación de haber metido la pata hasta el fondo? Esa certeza de que esta vez te has excedido y que las consecuencias podrían ser demasiado grandes para ti. Rezas para que alguien te salve, porque empiezas a dudar si podrás sobrellevarlas tú solo.

En ese instante, me di cuenta de que no importaba lo que hiciera, las consecuencias no iban a ser agradables. Mi madre me miraba con una intensidad que nunca antes había experimentado, y su expresión dejaba en claro que no iba a dejarme salir impune.

Sabía que no había sido una decisión muy sabia irnos de Boulder City para ir a Las Vegas, pero mis amigas insistieron y nunca les decía que no a una buena fiesta si había alcohol, música y universitarios involucrados. Me emocionaba llevar a cabo ese plan.

A pesar de mi reticencia inicial, finalmente cedí a la idea de viajar a Las Vegas después de ser convencida por ciertos incidentes, por lo que admito que parte de la responsabilidad de aquella situación recae en mí.

Había hecho venir a mis padres desde Europa, ya que estaban de viaje de trabajo. Nunca antes habían cancelado un viaje debido a mis errores, por lo que el hecho de estar sentada con ellos en la cocina me indicaba claramente que algo estaba muy mal.

— ¿No vas a dar ninguna explicación sobre tus acciones de anoche? — Mi padre me miró claramente enfadado.

Intenté encontrar razones para explicar mis acciones, pero mi mente estaba en blanco.

Me entretuve tocando la pulsera que llevaba en mi muñeca izquierda, era un regalo de cumpleaños de mi madre, una hermosa pulsera de Dior.

Desvié la mirada hacia la mesa de la cocina, evitando encontrarme con la mirada de mis padres.

— Willow Cassandra Ashford. — Fue mi madre la que tomó la palabra esta vez, mientras movía los dedos sobre la mesa. — Tu padre está tratando de hablar contigo, lo menos que puedes hacer es responderle después de tu comportamiento de anoche.

Al levantar la mirada hacia mis padres, pude notar claramente el disgusto en el rostro de mi madre y la decepción en la mirada de mi padre.

— No puedo justificar mi comportamiento ante vosotros. — Finalmente me atreví a hablar, mi voz temblaba.

Mis padres, Evander y Cassandra Ashford, eran un matrimonio serio y elegante que siempre desaprobaban mis comportamientos rebeldes. Estaban cansados de mi actitud, ya que sentían que ponía en ridículo nuestro apellido, lo cual me llenaba de desagrado al ver su frustración.

Evander se puso de pie y se dirigió hacia la encimera de la cocina, donde tomó un papel que estaba dentro de un sobre.

— Es una falta de respeto que te hayas ido a Las Vegas sin nuestro permiso, pero es aún peor que nos llamen de la policía informándonos que nuestra hija está detenida por vandalismo y disturbios en la vía pública. — Mi madre enojada, a punto de perder la paciencia, exclamó.

Esta vez, decidí no responder a las palabras de mi madre, no porque tuviera razón, sino porque sabía que me había excedido en esta ocasión.

Mi padre regresó a la silla en frente de mí con el sobre que había tomado de la encimera.

— Tu madre y yo podemos notar que te arrepientes de tus acciones, pero lamentablemente, tus actitudes imprudentes se han vuelto una constante. Por esa razón, hemos tomado una decisión. — Mi papá rompió el sello del sobre que sostenía entre sus manos.

Sabía que no podía hablar con ellos, especialmente después de mi larga historia de comportamiento imprudente. La noticia que estaba a punto de darme era algo esperable para mí.

Tragué saliva con fuerza, intentando deshacer el nudo que se había formado en mi garganta.

Me preparé mentalmente para lo que mis padres estaban a punto de decirme, anticipando lo peor. Seguramente me enviarían a vivir con mis tíos en Alemania por un tiempo para controlarme.

Lo que habían planeado como castigo por mi comportamiento resultó ser algo completamente inesperado. Al escuchar las palabras de mi padre, algo dentro de mí se quebró.

— Hemos decidido enviarte a un reformatorio en Nightingale, específicamente al internado Thornfield, que está diseñado para jóvenes elitistas con problemas. Esta medida ha sido tomada por tu madre y yo pensando en tu bienestar y en la necesidad de que recibas ayuda profesional. — Mi padre soltó de golpe.

Nightingale, el reino majestuoso que ejerce su dominio sobre nosotros, donde las tradiciones ancestrales de la nobleza perduran, hogar de príncipes, duques y barones. Desde mi infancia he anhelado visitar este lugar, pero jamás imaginé que mis padres me enviarían allí. Aunque en otras circunstancias habría sentido emoción, esta noticia me entristeció profundamente.

Nightingale, la majestuosa ciudad capital..

Mi próximo hogar...

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