Hinata intentaba controlar el nerviosismo que se instalaba en la boca de su estómago. Al comienzo, cuando Kushina les informó que ella debía estar presente ante el consejo, Naruto se opuso rotundamente, sin importarle que su padre contara con su presencia. Madre e hijo se enfrascaron en una discusión en un lenguaje antiguo que su traductor no alcanzó a detectar. Hinata creyó que ningún argumento serviría para convencerlo, pero increíblemente, él accedió cuando ella le explicó que necesitaba hacerlo, que necesitaba ver y oír personalmente lo poco que valían las vidas de las Terranas para quienes ella había creído que serían sus salvadores. Naruto comprendió enseguida y no intentó hacerla cambiar de opinión; solo protestó nuevamente cuando Kushina le informó que debía presentarse con su antiguo traje de piloto y no con las cubiertas que él había encargado para ella con tanto esmero. El rubio tomó su mano y la besó antes de que la condujeran a la cápsula que materializaría su imagen en el centro del consejo.
Al final ninguna de las tres cosas resultó placentera: separarse de él, vestirse como una esclava nuevamente y sentir cómo su alma era transportada a un lugar desconocido. Sin embargo, era algo que estaba dispuesta a soportar, no obstante, una vez allí Hinata sintió una extraña mezcla de asombro y aprehensión al materializarse en el inmenso salón del consejo universal. En forma de holograma, observó el majestuoso espacio que la rodeaba. El techo se alzaba a una altura casi inimaginable, sostenido por columnas imponentes que parecían desaparecer en las alturas. La luz tenue y dorada provenía de una serie de candelabros flotantes, que daban al lugar una atmósfera etérea y majestuosa.
A su alrededor, el salón estaba dispuesto con cápsulas repartidas en un amplio círculo. Cada cápsula albergaba a los delegados de diversas especies, flotando ligeramente por encima del suelo. El suelo central, donde Hinata se encontraba, era un brillante mosaico de materiales exóticos que reflejaban los tenues destellos de luz, creando patrones que parecían moverse con cada paso de las figuras holográficas. Las paredes estaban adornadas con tapices antiguos que narraban la historia de innumerables civilizaciones, cada uno más intrincado y colorido que el anterior. Hinata se sintió pequeña e insignificante ante la magnitud de aquel espacio y el murmullo de voces de diversas lenguas y tonos le recordaba la diversidad y la complejidad de la entidad a la que se enfrentaba. En el centro del salón, una vasta mesa circular de cristal transparente se extendía, aunque su propia posición holográfica en el piso central era el foco de atención en ese momento. Hinata notó las formas de otros miembros del consejo parpadeando en sus cápsulas, aportando una sensación de presencia omnipresente, aunque lejana. Cada uno de ellos estaba envuelto en sus propios pensamientos y discusiones, algunos observándola con curiosidad, otros con indiferencia. Intento divisar Minato, pero fue imposible; algunas capsulas estaban en completa oscuridad.
– Líder Kushina, siempre es un placer verla – Una figura gigantesca se puso de pie –
- El placer es mío – Hinata miro a Kushina, quien parecía estar lista para entrar en combate en cualquier instante – Es un placer saludarlos a todos – Se quito el casco, dejando que sus propios cuernos se irguieran orgullosamente sobre su cráneo, dándole un aspecto poderoso – Ahora bien – Sus ojos cambiaron de tonalidad, poniéndose de un rojo tan intenso como las hebras de su cabello, Hinata pensó que quizás esa era una característica única de Naruto pero ahora era consciente de quien la había heredado – ¿Quién es el pedazo de mierda que quiere reclamar lo que cayó en MI planeta? –
-Es bueno saber que no has dejado de lado esa actitud altanera que siempre te ha caracterizado- Los ojos dorados del miembro del consejo se fijaron en ella – Mi nombre es Jiraiya, pequeña Terrana. Soy el más antiguo de todos los presentes – El macho fácilmente podía pasar por un Terrano común y corriente; el único detalle extra era que medía aproximadamente tres metros de altura. Jamás había visto algo así, en ninguno de sus viajes – ¿Puedes decirnos qué te trae el día de hoy? – Hinata apretó los labios, miro a Kushina, pero esta tenía los ojos fijos en una criatura amarillenta que tardo poco en reconocer -
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Valhalla
FanfictionHinata había sido una esclava toda su vida. El traje de piloto Inter espacial era una mentira irónica creada por el gobierno terrestre. Ella jamás seria libre, no mientras los implantes en su cabeza siguieran funcionando. Por eso, cuando "accidental...