CAPÍTULO III

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Las noches nunca eran tan gratificantes para el comprador de almas hasta que las buenas noticias llegaban a sus oídos, esas dulces palabras que le avisaban cuando alguien importante había muerto. Sonrió debajo de su mascarilla, con emoción y hambre, su fiel sirviente le había avisado por medio de un pergamino negro la muerte de una hermosa señorita, no cualquier muchacha, de la querida novia del noble Obito Uchiha.

Hace años que no visitaba aquella casa, estaba algo ansioso por partir hacia allá, sin embargo, aún tenía algunos trabajos pendientes por hacer, o mejor dicho algunos negocios.

La lluvia caía sin piedad sobre su sombrero de paja, caminó durante cinco minutos en un solitario sendero de piedras, hasta que llegó a un pequeño pueblo, en buen estado, pero no muy modernizado. Era de esos pequeños pueblos que vivían en su propio mundo sin saber que es lo que sucede más allá afuera de sus puertas. Gente que es feliz bajo su propia ignorancia, lo cual era un gran beneficio para Kakashi, pues así era más fácil engañar a las personas.

Caminó por el pueblo, observando las casas oscuras, parecía que no había nadie, pues no había ninguna vela encendida en sus hogares. Era de noche, así que era normal que todas las personas estuvieran durmiendo, ninguno notaba aquella presencia tan siniestra.

El comprador siguió caminando recto, viendo hacia adelante y siguiendo un pequeño camino, hasta llegar a una casa grande apartada del resto, con un gran campo con cultivos. Observó el muro que apartaba esa lujosa casa del resto y decidió tocar el portón, varias veces, sin parar, lo hacía con fuerza y esos estruendosos sonidos parecían rayos haciendo eco en la noche, como si la misma muerte estuviera tocando las puertas del hogar, o como si el diablo estuviera peleando en el cielo contra Dios.

Así siguió, sin cansarse, hasta que se abrió una pequeña reja en la que pudo ver un par de ojos enojados, viéndolo fijamente.

—¿Quién es? —preguntó. Era la voz de una anciana, con un tono ronco y grueso, se le notaba molesta—. ¿Qué quiere?

—Señora, lamento mucho molestarla en esta noche tan fría y peligrosa. Soy un viajero y debido a la lluvia me he perdido —explicó tranquilamente, luego, con una mano bajó aquel trapo negro y fino que utilizaba como mascarilla, dejando ver sus atractivos labios que formaron una agradable sonrisa ante la mirada de la anciana—. Me gustaría saber si, usted podría permitirme dormir en su casa durante esta noche, le prometo que no molestaré.

La anciana de repente cambió su actitud por una más jovial y no dudó en abrir la puerta, dándole paso al joven a su hermoso jardín y patio, sonriendo de manera amable mientras lo cubría con la sombrilla que llevaba.

—Oh, lo entiendo muy bien jovencito, en ese caso no tengo problema en ofrecerle un techo y comida hasta que decida que camino tomar —dijo la anciana, complacida de tener un viajero tan guapo en su casa. Incluso llegó a pensar que sería el esposo perfecto para su hija, era una lástima que su tan amada hija ya estuviese casada y se haya escapado con un ex samurai—. Usted tiene mucha suerte, aquí mis niñas cocinan muy bien —comentó, refiriéndose a sus cocineras.

—Debe ser porque aman cocinarle a una señora tan hermosa —respondió, haciendo que el corazón de la anciana se sintiera cálido.

El viajero no tardó en conquistar la confianza y el corazón de la anciana, haciendo que ella hable por varias horas, manteniendola entretenida y con interés de seguir charlando. Hablaron mientras cenaban y luego sólo estuvieron bebiendo un poco de sake en la puerta del jardín, mientras la lluvia seguía empapando algunas ramas de bambú y las flores de la anciana. Ella sentía como si estuviera conviviendo con un hijo o un nieto, aquel joven era apuesto, amable y todos sus movimientos eran tan elegantes, como si viniera de una familia noble, pero para su sorpresa, no se trataba más que de un campesino que decidió vivir su madurez viajando por todo el país.

Comprador De Almas | KakaObi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora