Y velas

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──¿Y qué onda con el emo?──Dijo para después reír── Seguro ni te reconoce, tarado

Rodrigo solía molestar a su amigo desde siempre, pero después de enterarse que este estaba enamorado del "depresivo" de diseño industrial y que además ahora eran vecinos, los chistes no hacían más que ir en aumento.

──En realidad ya tenemos una cita para el otro fin de semana── Tomás sentía el ego subiendo cada vez que recordaba aquello.

──¡¿Ya?!

Dejó la bebida que estaba tomando y miró sorprendido al mayor, que solo se limitaba a mover su cabeza en una afirmación.

──¿Estás seguro de que es una cita, no?

──Bueno... lo invité a salir a algún lugar, pero-

──Ja, entonces no es una cita

Carrera comenzó a reírse de su contrario, ya le parecía lo suficientemente raro que hubiera tenido las agallas para invitar a una salida romántica al chico de pelo negro, ahora entendía todo.

──Sí que vale...──





[sᴀᴠᴇ ᴍᴇ]
 




Tomás iba entrando a su edificio después de un largo día de ensayo, pues era el vocalista de una banda y después de tantos meses estudiando día y noche, por fin podría darse el gusto de ensayar y salir las veces que quisiera.

Antes de llegar a los ascensores que lo llevaban hasta su piso estaba la recepción, en donde atendía una chica rubia, Mia. Ella se encargaba de registrar quiénes entraban y salían.

──¡Señor Arbillaga!── Gritó la chica, llamando la atención del mencionado antes de que entrara en el ascensor. ──¿Le podría entregar esto a su vecino Buhajeruk? Es del 7 B, pegado a su departamento──

¿Sería esto un plan del destino para volver a cruzarlos? Claramente no, pero era el tipo de excusas que usaba Tomás para acercarse al menor

──Sí, con gusto

Se encaminó hasta el lugar, junto a su guitarra, la cuál llevaba en la espalda ¿Qué diría?

"Hola, me dijeron que te dé esto, bombón" No, era demasiado directo.

"Paquete para el chico más lindo de la ciudad" Tampoco, sonaba terrible y él ya no era un adolescente en busca de su primer amorío.

"Hermos-" No, sería mejor improvisar en el momento, siempre salía bien.

Su cabeza estaba tan sumida en sus pensamientos que por poco no notaba que ya estaba en su piso. Caminó hasta la puerta de su vecino, sacó su celular para verse en el reflejo y arregló un poco su desordenado cabello.

Estaba a punto de guardar nuevamente su móvil cuando la puerta enfrente suyo fue abierta bruscamente, dejándolo petrificado allí mismo.

──Eh, ¿Qué hacés afuera de mi casa?── Iván debía salir a comprar algo de alimento y pastillas cuando se encontró con Tomás fuera de su casa.

──Yo, vine a dejarte esto nomás── Bajó su teléfono y le pasó la misteriosa caja a su dueño, que la miró intrigado.

──¿Gracias? Tengo que irme── Odiaba el modo en el que estaba tratando a su contrario, pero no había tenido los mejores días y creía que quizás hablarle cortante lo alejaría un poco.

Pero Tomás no es del tipo que se rinde fácil, no está ni cerca de eso, cosa que Iván notaría después de semanas.

──Esperá── Lo detuvo casi al instante, dejando interrogante a su vecino ──Por casualidad no tenés... ¿Velas?──

A veces odiaba que antes de decir las cosas no se detuviera a pensar lo ridículo que sonaba.

──¿Velas para qué?

El menor se cruzó de brazos, apoyándose en el marco de la puerta de su casa, que aún seguía entreabierta.

──No tengo luz y me asusta la oscuridad.

Cada vez que hablaba Tomás sentía que más patético lucía, y probablemente lo hacía.

──Ahora traigo

Al de pelo negro le costaba admitir algunas cosas, pero no podía negar que al menos esos mini- encuentros lo hacían sentir un poco menos solo.

𝐒𝐀𝐕𝐄 𝐌𝐄 ───♡♡♡   𝐓𝐨𝐦𝐢𝐯𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora