La tentación y el pecado

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Beomgyu dormía plácidamente un sábado por la mañana. Bueno, ni tan de mañana porque era pasado el mediodía y aún no despertaba.

Yeonjun sabía que su novio se había esforzado mucho en sus estudios los últimos días y apenas había tenido tiempo de dormir, pero al fin su esfuerzo había surtido frutos.

Beomgyu había tenido su último examen el día de ayer. Él y Yeonjun habían abierto una botella de vino para celebrar, pero no mucho después Beomgyu se había quedado dormido, cediendo a todo el cansancio acumulado que llevaba.

Como se había desvestido antes, solo llevaba puesto unos bóxers negros que se ajustaban perfectamente en su hermoso trasero.

Yeonjun tenía hambre, y no precisamente de comida.

Sonrío, decidiendo cómo despertaría a su novio.

Empezó con suaves besos en el cuello, tan delicados que solo hicieron que Beomgyu se removiera levemente.

Rodeó el cuerpo de su novio con sus brazos, dejando caricias en su estómago.

—Despierta, bebé.—Dijo con la voz ronca en su oído, y luego mordiendo ligeramente su cartílago.

Beomgyu suspiró, pero aún no abría los ojos.

Yeonjun sabía que había comenzado a despertar, pues Beomgyu tenía el sueño ligero, así que llevó las manos a ese trasero respingón que tanto lo volvía loco y lo apretó, mientras chupaba un punto sensible en su cuello.

El gemido de Beomgyu lo hizo sonreír.

Posándose encima de él por completo, hizo que Beomgyu sintiera su dura erección frotándose contra él:—Si quieres que te folle tienes que despertar.—Volvió a hablar en su oído.

—Estoy despierto.—gimió.

—¿Ah, si?—Lamió su cuello.

—Si, follame.—Beomgyu removió las caderas debajo de él.

—¿Como quieres que te folle, nene? ¿En cuatro hasta que no puedas caminar?

—Dios, si, por favor, hace mucho no follamos así.

Siempre era delicioso follar con Yeonjun, pero Beomgyu extrañaba un poco cuando su novio lo hacía gritar hasta que se quedara sin voz.

No habían tenido tanto tiempo los últimos meses, pero al fin era libre.

Yeonjun se separó de él para quitarle la única pieza de ropa que llevaba puesto y dejarlo completamente desnudo en la cama.

Esas piernas largas, la suave piel de su espalda, su pequeña cintura y ese culo en el que quería permanecer enterrado por el resto de su vida.

—Eres la mayor de las tentaciones bebé.—Le dijo dejando una palmado que puso su trasero rojo.—Que bueno que a mí no me molesta ser un pescador.

Fue lo último que dijo antes de que embarrarlos a ambos en lubricante y poner a su novio en cuatro mientras lo tomaba del cuello.

Si, así se habían pasado la tarde del sábado.

Y cuando Beomgyu estaba gritando su tercer orgasmo con la voz rota, su mejor amigo había tocado la puerta de su casa.

Era Huening Kai, tan inoportuno como siempre.

Rude! (yeongyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora