Los días pasaron, y la vida de Heeseung retomó su ritmo normal, pero su mente seguía volviendo al bosque y a Sunghoon. No podía sacudirse la sensación de que aún quedaban cosas por descubrir. La noche en el bosque había sido solo el comienzo de algo mucho más grande y profundo.
Una tarde, después de la escuela, decidió regresar al bosque, esta vez con más preparación. Llevaba una mochila con agua, algo de comida, una linterna y una cámara. Sentía la necesidad de documentar su experiencia, de capturar la esencia del lugar que había cambiado su vida.
El bosque lo recibió con el mismo susurro misterioso de siempre. Heeseung caminó hacia la casita del árbol, sintiéndose cada vez más seguro en su entorno. Subió la escalera de cuerda con facilidad y se sentó en el suelo de roble, repasando mentalmente los eventos de la noche en que conoció a Sunghoon.
Mientras observaba el interior de la casita, sus ojos se detuvieron en una pequeña ranura en el suelo, una grieta apenas perceptible. Se arrodilló y la inspeccionó más de cerca, notando que la madera alrededor de la ranura estaba desgastada, como si alguien hubiera intentado abrirla antes. Con algo de esfuerzo, logró levantar una tabla del suelo, revelando un compartimento oculto.
Dentro del compartimento encontró una caja de metal, más pequeña que la que había enterrado bajo el roble, pero igualmente antigua. La abrió con cuidado, descubriendo una colección de cartas y fotografías. Las cartas estaban dirigidas a Sunghoon, escritas por su amigo, el mismo que aparecía en la fotografía encontrada anteriormente.
Heeseung leyó las cartas con creciente fascinación. Eran una crónica de su amistad, pero también revelaban una tensión creciente. La última carta, escrita con una caligrafía apresurada y casi ilegible, era la más reveladora:
"Sunghoon, lo siento mucho por lo que pasó. Nunca quise lastimarte. Espero que algún día puedas perdonarme."
Las palabras eran un testimonio del remordimiento y la culpa, una confesión de un acto desesperado y trágico. Heeseung sintió un peso en su pecho, una tristeza profunda por ambos chicos, atrapados en una espiral de malentendidos y emociones intensas.
Decidió que debía hacer algo más, algo que pudiera traer un cierre tanto para él como para el espíritu de Sunghoon. Recordando la localización del gran roble, volvió a bajar de la casita y se dirigió al lugar donde había enterrado la caja de madera.
Al llegar al roble, Heeseung comenzó a preparar un pequeño altar. Colocó flores silvestres alrededor de la base del árbol y encendió una vela, cuya luz danzante proyectaba sombras cálidas sobre la corteza. Sacó las cartas y fotografías de su mochila, colocándolas con cuidado en el altar improvisado.
—Sunghoon —dijo en voz baja—, espero que esto te ayude a encontrar la paz. No estás solo. Siempre estarás en mi memoria y en mi corazón.
La brisa del bosque pareció responderle, susurrando entre las hojas con una suavidad que era casi reconfortante. Heeseung se quedó allí, observando la vela arder, sintiendo una conexión profunda con el espíritu del lugar y con el chico que había conocido en la oscuridad.
ESTÁS LEYENDO
੯‧̀͡ ζྀི) 𝙴𝚃𝙴𝚁𝙽𝙰𝙻ㅤ𝙿𝙰𝙻𝙿𝙸𝚃𝙰𝚁 - Heehoon.
Paranormalㅤㅤ ㅤㅤㅤ✿ㅤ ᭮ 𓉭 ूूू ♥︎̼̻ Heeseung se escapó de su casa para investigar el hermoso y solitario bosque.. sin esperarse algo que haría que su corazón se ablandara. ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ضوء ⠀...