𝗋͟𝖾͟𝖼͟𝗎͟𝖾͟𝗋͟𝖽͟𝗈͟𝗌ㅤ🪞ㅤ◌

52 9 0
                                    

El sol se elevaba lentamente sobre el horizonte, llenando el bosque con una luz dorada que parecía disolver las sombras de la noche. Heeseung descendió de la casita del árbol, sus pensamientos todavía girando en torno a Sunghoon y la experiencia surrealista que había vivido. La casita ahora parecía un santuario, un lugar donde la memoria de Sunghoon permanecía viva.

Heeseung comenzó a caminar hacia el gran roble que Sunghoon había mencionado, su corazón palpitando con una mezcla de temor y determinación. El suelo estaba húmedo por el rocío de la madrugada, y sus pasos eran amortiguados por la suave capa de musgo. El arroyo susurraba suavemente a lo largo de su cauce, su sonido tranquilizador guiando a Heeseung a través del denso follaje. Mientras avanzaba, los primeros rayos del sol penetraban el dosel del bosque, proyectando un juego de luces y sombras en el suelo.

Cuando llegó al gran roble, sintió una oleada de tristeza y reverencia. El árbol era majestuoso y antiguo, con una circunferencia que sugería siglos de vida. Sus raíces se extendían como dedos gigantes, aferrándose a la tierra con una fuerza silenciosa. Heeseung se arrodilló cerca del tronco, notando una ligera depresión en el suelo, un lugar donde la tierra parecía más suelta y oscura.

Con manos temblorosas, comenzó a cavar, usando una rama rota como herramienta improvisada. La tierra era fría y húmeda, y cada puñado que apartaba parecía pesar más que el anterior. Su respiración se volvió más pesada, y el sudor comenzó a perlársela frente, mezclándose con las lágrimas que no podía contener. Sabía que, de alguna manera, este acto era necesario, tanto para Sunghoon como para él.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, sus dedos tocaron algo duro. Continuó cavando con más cuidado, revelando poco a poco lo que parecía ser una caja de madera. La levantó con esfuerzo, notando que estaba cubierta de musgo y ligeramente podrida. Al abrirla, encontró un conjunto de objetos que parecían pertenecer a Sunghoon: una fotografía en blanco y negro, una pulsera de hilo trenzado y un cuaderno pequeño y desgastado.

Tomó la fotografía primero. Mostraba a Sunghoon y a otro chico, ambos sonriendo ampliamente. Estaban en un claro del bosque, el mismo bosque donde Heeseung se encontraba ahora. El chico junto a Sunghoon tenía una expresión de alegría y amistad que contrastaba con la melancolía que Sunghoon había mostrado la noche anterior.

Heeseung abrió el cuaderno, sus páginas estaban amarillentas y frágiles al tacto. Las entradas estaban escritas con una caligrafía cuidadosa y ordenada, describiendo momentos cotidianos de la vida de Sunghoon: la escuela, las aventuras con su amigo en el bosque, y sus sueños y esperanzas. A medida que leía, una historia de amistad profunda y dolorosa comenzaba a emerger.

"Hoy discutimos por una tontería", decía una entrada. "No sé por qué nos enojamos tanto. Sólo quería que fuéramos amigos como siempre."

Heeseung sintió una conexión profunda con Sunghoon, una empatía que trascendía el tiempo y el espacio. Cerró el cuaderno con cuidado y volvió a colocar los objetos en la caja. Luego, la enterró de nuevo, asegurándose de que estuviera bien oculta y protegida.

Se levantó, mirando el gran roble con una nueva comprensión y respeto. El bosque había sido testigo de muchas historias, y ahora él era parte de una de ellas. Se prometió a sí mismo que honraría la memoria de Sunghoon, manteniendo vivo su espíritu a través de sus propios recuerdos y acciones.

Al regresar a casa, el sol estaba ya alto en el cielo, y el bosque parecía menos ominoso, casi acogedor. Heeseung caminó con una sensación de paz y propósito renovado. Había hecho una nueva amistad, una que trascendía la vida y la muerte, y esa conexión le daba fuerzas para enfrentar cualquier desafío que pudiera venir.

 ੯‧̀͡ ζྀི)    𝙴𝚃𝙴𝚁𝙽𝙰𝙻ㅤ𝙿𝙰𝙻𝙿𝙸𝚃𝙰𝚁   - Heehoon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora