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Un Recuerdo Horripilante.

Días atrás.

Heeseung caminaba hacia la casita del árbol con una sonrisa en el rostro. Llevaba consigo un pequeño paquete, un regalo que había preparado con cariño para Sunghoon. Era una tarde tranquila, y el bosque parecía más acogedor de lo habitual, como si compartiera la alegría de Heeseung.

Al llegar al arroyo que cruzaba su camino, Heeseung se detuvo para admirar el paisaje. El agua cristalina reflejaba el cielo azul, y el sonido del agua corriente era relajante. Sin embargo, al dar un paso hacia adelante, sus botas pisaron algo extraño, algo que no pertenecía a ese lugar sereno.

Miró hacia abajo y, con horror, vio una mano humana medio enterrada en la tierra. El corazón de Heeseung comenzó a latir descontroladamente. Se arrodilló y comenzó a desenterrar frenéticamente la mano, revelando lentamente un cuerpo inconsciente, cubierto de tierra y hojas. Era Sunghoon, o al menos, parecía ser él.

El cuerpo yacía inmóvil, sin signos de vida. Heeseung sintió una mezcla de desesperación y confusión. ¿Cómo era posible? Sunghoon estaba vivo, caminaba y hablaba con él todos los días. Entonces, recordó las palabras del libro sobre la bruja Winter y el precio de devolver la vida a los muertos.

De repente, el aire a su alrededor se enfrió y una figura etérea apareció frente a él. La bruja Winter, con su presencia imponente y sus ojos fríos, lo observaba.

—Heeseung, este es el verdadero Sunghoon —dijo Winter con una voz suave pero firme—. El cuerpo que yace aquí es la escena del crimen que su amigo dejó atrás. Yo lo he traído de vuelta para que recuerdes la verdad.

El cuerpo de Sunghoon, su cuerpo original, comenzó a desvanecerse lentamente, convirtiéndose en polvo que fue llevado por el viento. Heeseung cayó de rodillas, horrorizado y aturdido por lo que acababa de presenciar.

—¿Por qué me haces esto? —gritó Heeseung, mirando a Winter con desesperación.

—Necesitas entender que Sunghoon nunca podrá ser completamente de este mundo —respondió Winter con una mirada severa—. Él es un alma atrapada entre dos mundos, y siempre lo será. Pero el amor que compartes con él es real, y eso es lo que importa.

Con esas palabras, la bruja desapareció, dejando a Heeseung solo en el arroyo, con el sonido del agua fluyendo como el único testigo de su angustia.

Heeseung se quedó allí, temblando, tratando de procesar lo que había visto. Su amor por Sunghoon no había cambiado, pero ahora comprendía la fragilidad de su existencia. Sabía que debía atesorar cada momento que pasaran juntos, consciente de la realidad de su situación.

Cuando finalmente se levantó y continuó su camino hacia la casita del árbol, el regalo aún en su mano, Heeseung prometió que haría todo lo posible para proteger a Sunghoon y su amor. Llegó a la casita del árbol y encontró a Sunghoon esperándolo, su sonrisa iluminando el lugar.

Heeseung entregó el regalo a Sunghoon, y mientras este lo abría, Heeseung lo abrazó con fuerza, agradecido por cada segundo que compartían. La visión del cuerpo en el arroyo era un recordatorio sombrío, pero también una motivación para vivir intensamente cada momento de su amor.








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 ੯‧̀͡ ζྀི)    𝙴𝚃𝙴𝚁𝙽𝙰𝙻ㅤ𝙿𝙰𝙻𝙿𝙸𝚃𝙰𝚁   - Heehoon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora