Capítulo 22 | Cicatrices

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Kyra. 

La luz entra por mis ventanas y doy gracias a que no esté lloviendo. Revisó el lado de la cama donde Archibald pasó la noche.

Ya está fría.

Lo que significa que tiene horas desde su partida. Sin pensar más al respecto, estiro mis brazos y me levanto de la cama. Revisé el móvil y tengo unos cuantos mensajes de mi tío, pidiéndome que le haga llegar las fotos.

Bueno, creo que va siendo hora de continuar con este teatro.

Tome una ducha rápida después de haber salido a correr por el vecindario.

Ahora, me coloco un vestido color verde junto con unos tenis. Guardo todo lo que necesito para esta tarde, y aunque quiera dejarlo de lado, dentro de la cintilla que tengo en el muslo, cargo con mi arma favorita, el cuchillo.

Llame a mi tío antes de salir de la habitación.

— Tengo lo que has pedido, tío.

— Lo estoy esperando, hija —susurro y me dio a entender que no estaba solo—. La dirección es la misma, ve sola y que nadie te descubra. El dueño ha sido reemplazado por alguien de nuestro equipo. Así que, problemas no tendrás.

— Supongo que falleció — inquirí y escuche un leve sí—. Ya suéltalo, tío. ¿Qué es lo que sucede?

— No tengo reportes del día de ayer, ¿me quieres contar qué es lo que hicieron? Tus gentes no han hablado desde que llegaron en la madrugada.

No le dije nada. Y tomó mi silencio como una amenaza.

— Para que las cosas salgan bien, tienes que estar informando todo, hija. Sin omitir algún detalle.

— No pasó nada, solo me llevó a un bar de un amigo y estuvimos varios chicos del internado, bebiendo. No hay nada importante que informar.

— ¿Qué hay de los socios de Mike? — pidió, animándome a hablar. Mi garganta se cerró—. ¿Has tenido alguna novedad respecto a Mike?

— El idiota no se a comunicado conmigo, pero creo que tarde en hacerlo.

— ¿Por qué estás tan segura?

— Porque se como dejar una buena impresión tío.

— ¿Sabes todo lo que está en juego, cierto? Tu vida corre peligro con ellos a tu lado, y aunque me negué a que hicieras todo esto, al igual que tu madre y abuelo, lo aceptamos, porque necesitabas un cierre. Deseabas venganza, y la estás haciendo con tus propias manos; por tu madre, especialmente por tu padre. Pero no quiero errores. Porque solo causarán tu propia muerte — explicó.

No me hizo ni puta gracia que mencionara a mi padre, aunque tampoco podía decirle nada por que por años me empeñe a crear todo a la perfección.

— Si, lo recuerdo. Como mi abuelo lo dijo: Si la venganza no se presenta ante ellos, lleva la tormenta a su propio terreno y desata el caos en su refugio.

Me giré hacia el balcón y abrí las ventanas. De nuevo el bosque se burlaba en mi cara, con el claro recordatorio que todo esto en algún momento se verá arruinado por completo.

Mi verdad será descubierta. Archibald me odiara, y con tan solo pensarlo me provoca una extraña sensación en el pecho.

Mierda.

— Hija, quiero que recuerdes que todo lo que hago es por tí. Tu tía está preocupada por tí, teme que en cualquier momento todo esto sea demasiado para ti, que cometas algún error...

Alguien De Nosotros Está MuertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora