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La sensación de despertar bajo las cálidas mantas de la cama de Sunghoon no era más que una pequeña parte de toda la felicidad que nacía de su pecho al sentir sus brazos rodeando su cintura

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La sensación de despertar bajo las cálidas mantas de la cama de Sunghoon no era más que una pequeña parte de toda la felicidad que nacía de su pecho al sentir sus brazos rodeando su cintura. Su respiración suave y pesada chocaba en su mejilla y cuando abrió sus ojos lentamente, la luz de la ventana le daba una cálida y bonita vista de la habitación de Sunghoon, que era bastante acogedora.

Giró su cabeza para ver al chico que yacía acostado a su lado y todavía tenía esa sensación de cosquilleo en su estómago cada vez que recordaba que ahora ese mismo chico era su novio, y luego, el toque amargo de que en un par de días se estaría despidiendo de él por un tiempo.

Observó su rostro que descansaba pacíficamente. Sus párpados cerrados dejaban ver más a detalle sus bonitas y finas pestañas. No tenía muchas, pero eran largas y adorables, y aquellos labios que ahora tenía el privilegio de besar se veían suaves e hidratados.

Giró su cuerpo y se ubicó más cerca de él, más cerca de su calor, de su presencia, del peso de su cuerpo hundiendo la cama. Sunoo anhelaba esa compañía ahora porque antes cuando dormía solo pensaba que no había cosa más cómoda que dormir a solas envuelto en mantas, pero nada se comparaba con el calor de Sunghoon, con la conciencia viva de que alguien como él estaba a su lado mientras lo abrazaba cariñosamente en medio de su sueño.

El mayor se removió y presionó a Sunoo contra su cuerpo mientras bajaba un poco más su cabeza y apoyaba su frente contra la sien de Sunoo, soltaba un suspiro y luego besando su pómulo.

—Buenos días... —susurra, aún con sus ojos cerrados.

—Buen día —Sunoo responde más que encantado con el sonido matutino de su voz.

—¿Dormiste bien?

—Hace mucho tiempo no dormía tan bien como hoy —contesta el menor en voz baja, su voz sonaba un poco ronca.

Sunghoon abrió sus ojos y se alejó ligeramente para ver el rostro del menor.

—¿Lo dices en serio?

Sunoo asintió. —Muy en serio.

—Es una pena que yo no durmiera tan bien —Sunghoon presiona sus labios en una mueca y Sunoo lo mira confundido.

—¿Dormiste incómodo? ¿Estaba muy cerca? Lo siento...

La risa burlona del mayor lo hizo fruncir el ceño de pronto.

—Estoy bromeando, dormí bien.

—Ya me parecía extraño cuando hace apenas un minuto estabas casi roncando —se defiente con una mueca de disgusto.

Sunghoon suelta una carcajada y entonces Sunoo se rinde cuando lo rodea de nuevo con sus brazos y besa su mejilla.

—Dormir contigo es como dormir con un osito de felpa.

𝖶𝗂𝗇𝗀𝗌  ›  𝘀𝘂𝗻𝘀𝘂𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora