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Just the two of us
『final』


°•○●★♡★●○•°

「cinco meses después; llevan casi ocho meses de relación」

「narra matias」

— 'Tas seguro de eso vo'? — le pregunté a mi amigo quien me miraba totalmente confiado.

— Obvio matias, mirá si te va a decir que no! Te apuesto que hasta llora.— respondió enzo y suspiré.

— Si vos decis, yo te creo. Seguro le digo hoy a la noche o mañana a la tarde.

— Hacelo mañana a la tarde mejor, invitala a alguna salida y ahi le decís.

— Eu, buena idea. Listo, hago eso, gracias encito.

— Enzo está bien, te dije. — reí ante eso ya que sabía que le molestaba el apodo.

— Casi casi que te ofrezco un mate, me olvido que sos medio rarito.— dije mientras cebaba un mate, a lo cuál enzo rió.

— Estas re descansero hoy, nene.

— Y bueno, te toca por ser mi amigo.

Después de pasar la tarde charlando, enzo agarró sus cosas y se fue de mi casa ya que tenía que ir a recibir a su familia al aeropuerto porque venían de visita.

Con toda la paja del mundo me puse a limpiar mi casa para que esté por lo menos safable para cuando mai venga.

Aunque quiera negarlo, estoy bastante nervioso. Le hice una llave de mi casa para que se venga a vivir conmigo.

Medio apurado? Puede ser, si, pero no importa. Conociendola a ella probablemente diga que si, pero quien sabe? Capaz le pinta que no y quedo como un boludo.

Ah se hacia la cabeza enseguida, no? Tengo que dejar de sobrepensar un toque, creo.

Me fijé la hora y al ver que eran las siete de la tarde, preferí acostarme a dormir un rato. Mañana temprano viene mai asi que aprovecho ahora pa' dormir.

Me desperté medio confundido a eso de las diez de la mañana, al final pasé de largo y dormí una banda. Agarré el celu y mai me habia escrito hace quince minutos diciendo que estaba viniendo, asi que me levanté y puse la pava a calentar para tomar unos matecitos.

El timbre sonó y fui directo a abrirle, encontrandome a mi novia con una sonrisa y su mochilita donde seguramente tenga ropa para quedarse unos días.

— Hola amor, como 'tas? Hace días no nos vemos, te re extrañé.— dije abrazandola sin siquiera cerrar la puerta. Le dí varios besitos todavia sin soltarla y después cerré la puerta.

— Yo tambien te re extrañe gorditu, el laburo me re consumió estos días. — dijo ella abriendo su mochila.— Pero bueno, ya 'toy aca y te traje unos chipa recien hechitos.

Dios, no puedo amar tanto a esta mujer.

Nos quedamos charlando un rato en la mesa mientras tomabamos unos mates con el chipa que ella habia traído.

— Hoy te quedas a dormir, no? — pregunté y ella asintió.— Bueno, mañana al mediodía vayamos a almorzar al restaurante nuevo que vimos el otro día, queres?

OKUPA; Matias RecaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora