25 ...Pero primero el martes

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[Este capítulo iba a publicarse hasta dentro de dos semanas, pero estamos en la víspera de que el Potencial Ciclón Tropical Uno, que tentativamente se llamará huracán Alberto, golpee el Noreste de México, justo donde mi historia tiene lugar.

¡Ánimo Raza!]

¡Ánimo Raza!]

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***

Marlene se despertó sudando copiosamente, se le había olvidado prender el clima de su espaciosa recámara. El día había sido sumamente tibio para la normalidad de Ciudad Tampira: apenas 27 grados, con una agradable brisa entrando por la ventana que daba al Oriente, justo en dirección a la playa. Ahora que estaba despierta y sudorosa, notó que ya no estaba la brisa y que eso volvió inaguantable la temperatura de su cuarto.

También notó que el Casullo, su gatito negro de collar blanco, que estaba dormido con ella, nada tonto, mejor se fue a un lugar más fresco.

Se asomó por la ventana, una calma chicha se enseñoreaba fuera.

Curiosa expresión ésa: "la calma chicha". Sirve en la costa para describir la clásica calma que precede a la tormenta.

***

Esa tarde llegó a casa acompañada de Tania. Habían bajado en la parada de la ruta del transporte escolar y caminaron algunas cuadras bajo el mustio solecito de octubre. Doña Amor, mamá de Marlene, estaba esperándolas con mirada solemne y una bebida que Carlos, uno de los hermanos de Marlene, preparó usando refresco de lima-limón, jugo de naranja y pulpa de mango.

Don Miguel, papá de Marlene, se encontraba todavía trabajando en la planta petroquímica donde era superintendente de producto.

Ambas se sentaron en un sofá de la sala, disfrutando relajadas de la bebida que les habían dado.

-¿De dónde sacaron el mango? -Tania preguntó, la temporada de mango había terminado en julio, aquél fue un excelente año para el mango por la ingente cantidad de lluvia primaveral.

-Mi amá despulpó todo el mango que los vecinos nos regalaron y lo congeló, por eso todavía hay -respondió Marlene observando cómo flotaba la pulpa en su bebida.

"Con razón", pensó por su lado Tania, que de reojo vio a Marlene apurarse el vaso, como si se estuviera muriendo de sed aunque no fuera así, tan poco delicada de modales... tan ella.

-¡Eeeh! ¡Ya te dije que pareces borracho haciendo eso! -Doña Amor reprendió a su hija por tomar líquidos así. También algo normal desde el punto de vista de Tania.

No podía ser de otra forma, crecer entre cuatro hermanos mayores, that bunch of morons. Llevándose con ellos como un morro más, a golpes, eructos y cosas peores, Marlene no era una delicada flor. Y así estaba bien.

Sin embargo, a Tania le causaba inquietud algo que parecía emanar de su amiga, representado en esta ocasión por un hilillo de bebida, apenas perceptible, corriendo de la comisura de sus labios a la barbilla.

Squeeze play! Para Mamey aquel día sería juevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora