32 El oscuro tú

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El comedor del ICS estaba casi vacío. Marlene y sus chicas ni batallaron para juntar mesas y estar reunidas en el desayuno; no tuvieron la misma suerte con el menú: les volvieron a servir esa machaca verde con los odiados huevos misteriosos, tortillas hechas a mano (lo único comestible en su totalidad) y el café con ese peculiar sabor a cenizas. Marlene vació casi toda la azucarera en su taza y le aventó cinco rombitos de crema para que ese asco se diluyera. Las chicas ya estaban acomodadas en los asientos, algunas incluso mordisqueaban sus tortillas, mientras otras revolvían con resignación los inhumanos huevos que les sirvieron.

—¡Es una broma! ¡Pan con lo mismo! —se quejó Chris, apuntando el tenedor con desdén a su plato como si lo condenara a caminar por el tablón— ¿No se saben otra aparte de la machaca pasada?
—Hasta parece castigo, pero ¿qué no se supone las únicas que perdieron ayer fuimos nosotras? —respondió Jessie, encogiéndose de hombros, antes de darle un sorbo con gestos a su café.

—¿Saben lo peor? —lanzó Martina a la mesa— Me enteré que las habitaciones de los de fut están totalmente equipadas: bañera, frigobar y hasta televisión por cable.
—¡¿Qué?! -exclamó Gina, poniendo los ojos en blanco— ¡No me digas eso!
—¡Te lo juro! —insistió Martina, bajando la voz en secrecía— Bañera, frigobar, canales de deportes... y de los otros.
—¡Nopor favor! ¡No me digas esas...! —Gina finalmente dejó que, por una vez, se le viera desanimada— ...Chicas, les tengo que confesar algo...

Todas acercaron sus rostros al de Gina, parecía que iba a decir algo importante.

—Les seré franca, mis niñas... a mí me hacía mucha ilusión el poder ver esos canales con ustedes...

Todas pusieron tamaños ojos, menos Keta, que ya los tenía así, sólo se puso color tomate, y Marlene, que simplemente hizo como que no escuchó y le dio un sorbito a su café.

—...Pero en vista de que no se va a poder... —tomando a Keta solemnemente de la mano, concluyó—. Ketita, mi niña, lo siento, tendré que dejarte sola, me voy a ligar a dos de los de fut para que me dejen disfrutaaayyyy ¡Mensa! ¿Por qué me pellizcas?

Dice un antiguo proverbio oriental que incluso Buda se enoja si constantemente le das de zapes.

Todas las chicas se rieron al ver que Keta finalmente se ajustició a Gina. Ya era hora.

El sonido ambiente de la cafetería en esos momentos estaba poniendo lo más granudo... perdón, lo más granado de pop juvenil plástico de dicha era.

Marlene, mientras engullía su desayuno, pensaba en la estrategia que seguiría para pitchar. Les tiraría duro a esas chicas que jugaban slowpitch, es bien sabido que su velocidad sería suficiente para vencer a esas chicas, pero igual les tiraría una que otra curvita adentro, dos o tres afuera, Quizá si supiera qué lanzamientos les hace mella a cada una de ellas... Pero eso era mucho pedir, tendría que averiguarlo conforme jugaran. Los detalles se alineaban en su mente, observó a Chris y su aparatoso parche en el ojo izquierdo...

-¿Chris?
-¿Qué onda, Ma?
-Weh, ¿no íbamos a llevarte a la enfermería a que te checaran el ojo?
-Sí, deja terminamos de... esteee, comer... y vamos.
-Estás muy segura de que no tienes nada.
-Segura segura bien segura.
-¿Entonces ese parche?

Chris hizo una pose lolitesca y respondió:
-Porque soy más sexy así.

Volvieron todas a reírse. Hasta Marlene lo hizo.

Squeeze play! Para Mamey aquel día sería juevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora