¿Boda?

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Sophie lanzó una mirada pícara a sus amigos, Colin y Benedict, quienes la observaban con una emoción apenas contenida. "¿De verdad quieren saber a quién escogeré?" preguntó con una sonrisa traviesa, saboreando el suspenso en el aire mientras ambos asentían ansiosamente. "Pues a ninguno", declaró con una elegante elevación de cejas, desafiante y segura de sí misma.

La sorpresa se reflejó en los rostros de Colin y Benedict, quienes no tardaron en expresar su preocupación. "¿Cómo que ninguno? No puedes irte sola a casa", intervino Colin, con un tono de voz que denotaba su determinación por proteger a su amiga.

Benedict, por su parte, ofreció una solución pragmática. "O podemos ir los dos, para que sea más seguro", propuso.

Sophie, entre risas, asintió complacida ante la oferta de sus amigos. "Está bien, vayamos entonces", aceptó con gracia, disfrutando del juego de complicidad entre ellos mientras los tres subían al carruaje, listos para llegar al palacio.

Benedict dejó escapar un suspiro de alivio mientras el carruaje se detenía frente al majestuoso palacio. "Listo", anunció, girando hacia Sophie con una sonrisa cálida que reflejaba los momentos compartidos esa tarde.

Colin, entusiasmado, añadió con fervor: "Qué bien la pasamos, ojalá se repita pronto". Sophie asintió con una ligera sonrisa antes de adentrarse en el palacio, dejando a sus amigos en la entrada.

Al día siguiente, mientras Sophie transitaba los pasillos de la ciudad, se topó con Eloise, cuya expresión revelaba una mezcla de nerviosismo y perturbación. "Sop..., disculpa", comenzó, interrumpida antes de poder terminar su frase debido a que nadie sabia que ella no era la princesa.

Confundida, Sophie se detuvo y preguntó con curiosidad: "¿Qué sucede? ¿Por qué estás tan preocupada?". Eloise, en voz baja, compartió la razón detrás de su inquietud: los rumores que circulaban sobre una presunta relación entre Sophie y uno de los hermanos Bridgerton.

"¿Cómo crees? Eso no puede ser", respondió Sophie, perpleja por la idea absurda. Pero Eloise confirmó que no tenía sentido alguno, aunque los murmullos persistían.

Decidida a aclarar la situación, Sophie se dirigió al palacio, donde se enfrentó a la fría mirada de la Reina. "No te dije que te alejaras de los Bridgerton", espetó la Reina con evidente enojo.

Sophie, intentando explicarse, se disculpó: "Lo lamento mucho, no sé de dónde sacan tales tonterías". La Reina, frustrada, explicó que los rumores surgieron después de que se viera a Sophie llegar con los Bridgerton tras su viaje a Madrid.

"Ellos son solo mis amigos, mi novio está en Madrid", protestó Sophie, pero la Reina no estaba dispuesta a escuchar excusas. Exigió que Sophie eligiera a uno de los hermanos Bridgerton como esposo, para proteger la reputación de la familia real.

Sophie, resistiéndose con firmeza, se negó: "No, eso nunca. No puedo casarme con ninguno de ellos, no los veo de tal manera". Pero la Reina no cedía: "No te estoy preguntando, es una orden. Deberás decidir con cuál de los dos casarte en la cena de esta noche". Atrapada entre la presión y la indignación, Sophie se sintió completamente acorralada.

Al caer la noche.

Sophie se aferraba a su negativa con determinación, sintiendo el peso de la responsabilidad y la injusticia sobre sus hombros. "No puedo casarme", insistió una vez más, su voz firme pero temblorosa por la tensión.

La Reina, sin inmutarse, le lanzó una mirada fría antes de dirigirse hacia la sala. "Ya te dije que no me importan tus intereses", espetó con frialdad antes de desaparecer entre las sombras del salón.

En la elegante sala, Violet y sus hijos esperaban con anticipación. La Reina, al hacer su entrada, rompió el silencio con una sonrisa radiante. "Debo comenzar diciendo que es una hermosa velada", anunció con jovialidad, mientras sus palabras llenaban el espacio con una energía vibrante.

"Intrigas de Sangre: Amor, Lealtad y Rivalidad en la Corte Real"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora