II

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Las galletas estaban deliciosas. Stiles metió otra más en su boca, sin importar que apenas estaba tragando la anterior. La bandeja frente a él todavía desprendía vapor. Esa era la ventaja de estar con las... más bien, los Hale: siempre lo trataban cómo uno más de la familia.
— ¿A dónde fueron tus padres ésta vez, Stiles? —preguntó Talia desde la estufa.
Hacía calor en la cocina, pero a él le gustaba.
—Una cena— dijo, intentando no caer de su asiento. Luego agregó todo lo que sabía: — Papá lo planeó todo: tendrán comida y va a regalarle una sorpresa a mamá y, y... —dejó de hablar cuándo Derek apareció.
Caminaba cabizbajo y arrastrando sus pies. Usaba la misma ropa que tenía hace minutos: una camisa negra con pantalón de chándal gris y sus pies estaban descalzos. Stiles miró su propia ropa, la suya era azul y naranja, con dos zapatos rojos. Tal vez Derek era alérgico a los atuendos coloridos.
Stiles irguió su espalda cuando se acercó hasta él — ¿Puedo tomar una?— preguntó, apuntando a la bandeja.
Por alguna razón, sintió mucho calor en sus mejillas.
No hicieron contacto visual, pero los ojos de Derek parecían caídos. No lo conocía, no cómo a Cora, Laura o Talia. Su familia no le dio muchos detalles sobre él, tampoco. En la estufa, Talia revolvía algo en el sartén, ignorando a ambos.
—Por supuesto— respondió, sonriendo.
A muchas personas le costaba sonreír, pero para Stiles era natural.
—Gracias.
Estiró su mano y agarró una. Derek era alto, él no necesitaba utilizar una silla para alcanzar las galletas, no cómo Stiles. Apenas compartieron unas palabras desde que lo vio, pero parecía agradable.
Igual a cómo llegó, se fue sin emitir un sólo sonido.
Miró a Talia — ¿Cuántos años tiene Dereth?
Ella dejó escapar una risa —Derek— corrigió —tiene once años.
—Esos son...— Stiles miró sus dedos y empezó a contar — seis años más. Es muy grande.
—Sí...
Su instinto le dijo que algo estaba mal. Igual que con la pose de pensar, los adultos tenían una expresión corporal que los exponía y decía que estaban tristes. Sus bocas se curvaban hacia abajo, mientras suspiraban. Justo cómo había hecho Talia.
Metió otra galleta en su boca — ¿Por qué Deret... Derek nunca estaba aquí cuándo yo sí? ¿No le agrado? —preguntó mientras masticaba.
Por primera vez, se volteó y lo miró —No, Stiles— apretó su mejilla. Se acercó a él y le susurró: —No le digas a Cora, pero tú eres el chico más tierno del mundo. Les agradas a todos.
No pudo evitar reír. Amaba a su madre y mientras ella no estaba, Talia siempre actuaba cómo una sustituta. Igual que sus maestras. Pero su mamá era única, no podía negarlo.
— ¿Y por qué Derek jamás estaba aquí?
Ella volvió al sartén —Él pasó unos años con su tío... por asuntos financieros y...
— ¿Qué es «asuntos financieros»? —interrumpió.
—Nada de qué preocuparse. En fin, Derek quería volver con nosotras y aquí está.
Fuera de la cocina, podía oír a Laura y Cora en la sala.
En la escuela, su maestra le enseñó a levantar la mano cuándo quería decir algo y así lo hizo.
—Yo sé por qué Derek quería volver.
— ¿Ah sí?
—Sí— sintió animadamente —: ¡Ustedes son la familia más asombrosa del mundo! —respondió alzando ambos brazos.
Talia apagó la estufa y se volteó hacia él.
—Y tú, el niño más asombroso del mundo— declaró. Stiles sonrió, de nuevo. Ella se acercó y lo cargó entre sus brazos—. Ahora ¿Quieres ver una película?
—Sí, sí, sí.
—Bien, las chicas nos están esperando. Vamos.

tatic.^\

Tres fases. •||Sterek||•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora