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22 de septiembre de 2005, Stiles tiene 10 y Derek 16.

Hoy era el día. Después de un mes entero, Derek volvería al pueblo y Stiles no podría estar más contento. Ignorando el hecho de que también era el primer día de clases, lo único que le gustaba pensar es que era su primer día con Derek desde la mudanza.
Stiles miraba ansioso por la ventana del auto, mientras su padre conducía directo a la escuela. Hace un mes, Derek tuvo que volver con su tío Peter para terminar unos trabajos. Él y Stiles se habían convertido en tan buenos amigos, que fue duro despedirse. Pero eso no importaba, hoy volvería.
— ¿Ansioso por tu primer día?— preguntó John desde el volante.
Asintió frenéticamente — ¡Sí!
Aunque sabía a lo que su papá se refería. Él hablaba de la escuela, pero eso era lo de menos. Había escuchado que el cuarto grado podría llegar a ser intenso, al menos tendría a Cora con él.
Su mochila estaba a su lado, llena con todo lo necesario para las clases. Antes de poder notarlo, ya estaban en el estacionamiento del edificio. Muchos niños bajaban de sus autos con sus padres sosteniendo sus manos. Deseaba poder tener a su madre con ellos, pero en el fondo sabía que ya estaba en un lugar mejor. Era doloroso pensar en aquél día, por eso intentaba no hacerlo.
De repente, se llenó de inseguridad —Mmm ¿Papá?— preguntó.
Él ya estaba desabrochando su cinturón de seguridad — ¿Qué pasa, Stiles?
— ¿Vas a acompáñame?
John dejó escapar una risita —Por supuesto que lo haré— aseguró mientras abría la puerta —. Ahora, vamos. No quieres llegar tarde ¿O sí?
La inseguridad se esfumó. Su papá estaba con él, Cora estaría con él y Derek también. Nada iba a salir mal.
—Claro que no— respondió, más animado que nunca.
Colgó su mochila en ambos hombros y empujó la puerta hacia afuera. A su alrededor, los niños brincaban y corrían por todas partes. Felices por empezar un nuevo año escolar... o tal vez lo estaban por encontrarse con sus amigos. De ser así, eso no afectaba a Stiles: su única amiga era Cora y estuvo con ella todo el verano. Era por eso que siempre estaba al tanto de la fecha de llegada de Derek.
John agarró su mano —Vamos.
Ambos caminaron por el patio. Stiles hacía una fotografía mental de cada niño que veía, preguntándose cuál estudiaría con él. Se dio cuenta de que había muchos y ninguno perdía la sonrisa de su cara.
— ¿Qué te parece? ¿Alguna persona que te agrade?— le preguntó John.
Stiles mordió su labio —Quiero ver a Cora.
Su papá puso su mano sobre sus cejas y comenzó a escanear el lugar —No la veo por ningún lado.
Quizá se había atrasado un poco. Cora prometió que Derek estaría con ella en su primer día de clase, lo que significaba que, dónde Cora estuviera, Derek también lo haría.
Sus ojos peinaron todo el patio. Casi se dio por vencido cuándo la vio: una niña más o menos de su altura, con cabello castaño y una mochila un poco más grande que ella.
— ¡Allá!— exclamó.
Definitivamente era Cora.
Sujetaba la mano de Talia y también parecía estar buscándolo. No esperó a que su papá reaccionara y comenzó a correr hacia ellas. Sus pies se movían rápido, incluso con el peso de la mochila.
— ¡Cora!— gritó para llamar su atención.
No vio cuándo un niño se atravesó en el camino. Ambos chocaron y cayeron al piso. El dolor se extendió por el trasero de Stiles al caer en el piso.
—Lo lamento— escuchó que decía el niño.
Era moreno, con cabello negro y ojos café. En su camisa tenía bordadas las iniciales «S.M». Pensó que, si su madre estuviera con Stiles, también habría bordado las suyas.
—No te preocupes. Estoy bien— le dijo.
Ambos se levantaron.
— ¡Scott!— una mujer exclamó en la distancia. Stiles vio cómo se acercaba hasta ellos y agarraba el brazo del otro niño —Ahí estás— acomodó su cartera —. Ven, necesito que terminemos unas cosas.
Scott la miró medio confundido —Un, seguro. Le dio una rápida mirada y los dos se marcharon, desapareciendo en la multitud. No importa. Eso no importaba. Lo que él quería era ver a Derek ¿Era tan difícil lograrlo?
—Buena manera de empezar las clases— dijo Cora, quién, al parecer, se había acercado cuando no prestaba atención.
— ¿Lo viste?
—Cada segundo— le dio un pequeño toque a su brazo —. Te extrañé.
—Somos vecinos.
—Sí, me refería a cuando te fuiste ayer de mi casa hasta éste momento.
No pudo evitar reír ante el comentario —Yo también te extrañé.
Entonces, Talia Hale llegó hasta ellos y puso sus manos en los hombros de Cora.
—Stiles, hola. ¿Listo para el primer día de escuela?
Le dio unas palmadas a su mochila —Claro que sí, Talia.
— ¿Tú papá vino contigo?
Papá. Casi se olvidaba de él.
—Ah... sí. Él está, hmm... —miró hacia atrás, buscando alguna señal de su padre. Tal vez fue mala idea correr de esa manera. De todos modos, no estaría lejos; estaban en una escuela, después de todo.
—Seguro está conociendo a los maestros. Tú también deberías intentarlo, mamá— declaró Cora al ver que Stiles no lo encontraba.
—Tienes razón. Bueno, supongo que iré a buscarlo. Los veo después— se agachó para besar la mejilla de su hija, luego, también se alejó.
Cuando estuvo lejos. Cora miró a Stiles y se cruzó de brazos.
— ¿Qué?— preguntó él.
—Vamos, pregunta.
— ¿De qué hablas?
Volteó los ojos, igual que si hubiese escuchado la pregunta más tonta del mundo.
—Sé que estás buscando a Derek.
Su boca formó una enorme O. Por supuesto. No quería preguntar sin antes charlar unos momentos con Cora. La verdad, eso lo haría parecer, de alguna manera, mal educado. Eso sin mencionar que también parecería muy desesperado.
—Yo no...— ella le dio una mirada asesina —. Bien ¿Dónde está Derek?
Sonrió, satisfecha. Su brazo se estiró para señalar una pared blanca dónde unos niños se encontraban charlando.
— ¿Ves ahí? Sólo da una vuelta en la esquina. Derek está justo detrás, cerca de una encrucijada.
Stiles asintió.
—Gracias.
Y sin perder un sólo segundo, comenzó a andar. Su cabeza empezó a formar un montón de preguntas ¿Cuál era la primera cosa que iba a contarle? Hizo un montón en el mes pasado. Había descubierto una nueva película llamada «Guerra de las Galaxias» y la verdad estaba obsesionado. Sólo miró la primera, pero tenía planeado ver el resto. También, su padre lo llevó a un museo dónde un chico extraño le habló sobre varios mitos urbanos que apenas conocía. Tenían muchas cosas que contarse.
Al llegar al muro y cruzar, lo primero que vio fueron dos espaldas. El lugar parecía una dimensión apartada de la escuela. Había una cerca marcando el límite del territorio y árboles a su lado. No había más nadie aparte de ellos tres. Reconoció que una de las espaldas era pequeña, pero no tanto, cómo de una chica; y la otra era más robusta. Un hilo de humo subía sobre sus cabezas.
No supo que hacer ¿Acaso Cora se había equivocado? Así que sólo dijo:
—Hola.
Las dos personas se irguieron, sorprendidas. Se dieron la vuelta, con cautela. Los cuatro ojos se posaron en él y se relajaron. Estaba en lo correcto: una era niña y el otro era un chico. El otro era Derek.
—Es sólo un niño— dijo la chica.
Su voz sonó con dificultad, pues en sus labios sostenía un tubo que ardía en la punta y expulsaba humo por la misma. Stiles no era estúpido, se trataba de un cigarrillo. Y Derek también tenía uno entre sus dedos.
—Paige ¿Por qué no me esperas con tu mamá?— le dijo a la chica —. Conozco al niño.
Hubo algo en la manera de cómo lo dijo que se sintió extraño.
Los ojos de Paige viajaron desde Derek hasta Stiles.
—Bien. Pero no tardes.
Sus pasos eran ruidosos. Antes de irse, tiró el cigarrillo en el piso y lo dejó ahí.
—Hola, Stiles.
Tal vez fueron las fantasías o sólo su cabeza, pero imaginó que sentiría un calor inmenso cuándo ambos se reunieran y él dijera su nombre luego de un mes sin verse. En vez de eso, sintió una ráfaga helada al escuchar su propio nombre.
—Derek ¿Qué haces? Esas cosas son malas— dijo.
Caminó hasta él y le quitó el objeto, arrojándolo sobre la cerca de metal.
— ¿Es así cómo me recibes?— preguntó, cruzando los brazos.
—Bueno, tú no causaste una muy buena impresión tampoco.
Derek rió —Okey, tienes razón. Lo lamento.
Un silencio incómodo se formó. No esperaba que su reencuentro fuese de esa manera.
—Así que... ¿Cómo está tu tío?
Se acercó y tomó a Stiles por los hombros.
—Escucha: ¿Qué te parece si terminamos ésta conversación durante el evento en el lago de hoy? ¿Puedes esperar unas horas?
Stiles dudó. Quería ver a Derek desde hace mucho tiempo ¿Y ahora lo estaba posponiendo?
—Esperé todo un mes, supongo— dijo al final.
—Así me gusta— le dio unas palmadas en los hombros—. Ahora, ven. Salgamos de aquí.

Tres fases. •||Sterek||•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora