Omega

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Ama cerró la puerta y se dejó caer contra ella, estaba cansada, pero recordó a la alfa con quien tenía una cita al día siguiente. Dejó salir un grito de emoción, lo que provocó que Ari apareciera con un bate en la mano y Nuvia con un spray insecticida.

—¿Qué mierda les pasa?

—¡Gritaste, idiota! —Nuvia asintió ante lo dicho por Ari y después se retiró, no importándole realmente el resto de la conversación.

—¡Okay mira! —gritó feliz—. Eso es un grito de emoción —gritó con dolor—. Eso es por dolor —y antes de que gritara una vez más, Ari le cubrió la boca.

—Entendido —Ama lamio la mano de la rubia y la alfa la alejó unos centímetros antes de pasarla por la cara de la más baja—. ¿Por qué la emoción?

—¿Recuerdas a Samantha? —Garza negó y se dio la vuelta para empezar a caminar a la cocina, Ama la siguió mientras hablaba—. La alfa con la cachorra que quería que fuera su mamá.

—Ahh, la señorita Rivera.

—Sí, bueno, tengo una cita con ella mañana.

—¿Mañana? —la chica asintió y se sentó en la encimera de la isla—. ¿Y la niña irá?

—No, no creo —murmuró lo último—. He estado hablando con ella desde el Martes, siento que es mi alfa.

Ari paró de cortar los vegetales y puso toda su atención.

—¿No bromeas? Ama, eso es asombroso, me alegro por ti, pero...

—Noooo. ¿Puedes sólo ser feliz por mí y no decirme el pero? Por favor, siempre tienes un pero.

—Sabes cual es el pero —dijo, antes de hacerle una seña para que saliera de la cocina.

Ama obedientemente salió y subió las escarelas decidida a que iría con Nuvia, así que caminó por el pasillo hasta la habitación de pintura de la castaña. Al estar ahí, se sentó al lado del lienzo donde Nuvia pintaba.

—Nuvia —susurró, tratando de interferir con el proceso de la nombrada—, creo que Samantha es mi alfa.

—No bromees con eso.

—Te lo juro, Ari tiene un pero, sé que su pero es Lily —Nuvia asintió, haciéndole saber que era escuchada—. Pero Lily es la cachorra más adorable y linda que he conocido.

—¿Y siempre lo será? —Ama fruncio el ceño—. Has oído las historias, tú quieres cachorros, siempre has querido cachorros y no puedes amar a tus cachorros más de lo que puedes amar a Lily, no deben dejarla de lado cuando tengan cachorros. ¿Acaso Samantha quiere más cachorros?

Ama no respondió, no sabía nada de eso, aún no la conocía bien.

Se levantó para irse a su cuarto, quería matar a esas alfas con quienes vivía, a la rubia no le importaba vivir en la ignorancia, pero esas dos la hacían darse cuenta de sus errores como humano y quería matarlas a diario.

Se recostó en su cama, nada más que su aroma alrededor, encerrándose en su propio mundo, tratando de resolver todas las dudas que Ari y Nuvia instalaron en su mente con tanta facilidad.

La tarde del siguiente día, era su día libre, y tenía una cita con Samantha.

La cita que era en una hora, aún no estaba lista. No se había arreglado aún, tampoco estaba lista emocionalmente para todo el asunto de la cita. Tampoco había contestado los mensajes de Rivers.

Nuvia abrió la puerta del cuarto de Ama y entró, le aventó el celular a la omega.

—Le contestas ese maldito teléfono a esa pobre alfa o te mataré. 

Puppy || RivamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora