Mamá mamá

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Samantha estaba nerviosa, llevaba dos meses saliendo con Ama, habían tenido seis citas en total, cuatro donde ellas habían estado completamente solas, dos donde salieron con Lily, en las cuales Lily no soltó la mano de Ama y la llamó mamá varias veces. Una cita donde se convirtieron en novias. Un celo juntas.
Pero la alfa se encontraba nerviosa porque estaba frente a la casa donde vivía la castaña, tocando la puerta esperando para que alguien abriera.

Ama la había dejado plantada ese día, entonces, al no poder controlar a su loba, se sintió obligada a ir en busca de la omega para ver si se encontraba bien.

—Uhm, hola —dijo Ari, sin dejar que Samantha viera dentro de la casa.

—Hola, ¿Ama está aqui?

—No, ¿por?

—No contesta mis llamadas o mensajes, la esperé frente a la heladería y ella no apareció. ¿Sabes algo?

—Seguramente dejó su celular, pero está bien, sólo fue por su amiga al aeropuerto, fue de último minuto, ella dijo que te llamaría en el camino.

—Bueno, yo le llamaré después —Ari asintió—. Te veo otro día, gracias.

Samantha caminó hasta la parada del autobús y se sentó a esperar hasta que el próximo pasara, gotas de lluvia empezaron mojar el asfalto, suspiró y miro al cielo. Escuchó el claxon de un auto, al bajar la cabeza vio ese auto gris frente suyo. La ventana bajó.

—Perdón —fue lo primero que dijo—. ¿Aún quieres tener otra cita, alfa?

—Sabes que sí —Ama rió un poco mientras Samantha se levantaba y se acercaba para entrar al vehículo, una vez adentro le dio un beso a Ama antes de sentarse y ponerse su cinturón—. ¿Todo bien?

Ama asintió mientras ponía en en marcha el auto.

—Sí, todo perfecto. Hablé con mi amiga, me dejará quedarme con ella hasta que encuentre un lugar.

—Cierto, vi un lugar a unas cuantas cuadras del hospital, está en tu presupuesto.

—¿En serio?

—Si, lo fui a ver porque Lily me dijo y tomé fotos, de hecho te las debía de mandar, tiene 3 cuartos, dos baños, tiene un balcón, es lindo —Ama asintió, viendo el frente, concentrada en el camino, se detuvo en el estacionamiento del centro comercial.

Samantha se extrañó ya que Ama no había contestado y no había dicho nada más en esos cinco minutos que pasaron.

—¿Ama? —ésta se volteó y observó la cara de Rivera, pensando, aunque la alfa no estaba segura de que pasaba, un segundo después Ama se estiró al asiento trasero para tomar un pequeño ramo de girasoles.

—Ten —Samantha sonrió y tomó el ramo con su mano, pero Ama no lo soltó—. ¿Sabes que estoy haciendo?

—Realmente no sé —la castaña también sonrió y vio los girasoles, le daba pena decirlo viendo directamente a la alfa—. ¿Luna?

—Te quiero cortejar —Rivers fruncio el ceño—. Si aceptas este ramo, estás aceptando mi cortejo.

—Mírame —pidió la otra en un susurró, Ama levantó la cabeza y conectó su mirada con la de la castaña una vez más—. Eres tan dulce, omega, sólo tú pensarías en cortejar a tu alfa, pero no debes hacerlo —sacó de su abrigo una cajita en forma de rectángulo—. Por que yo te quiero cortejar a ti.

—Pero te quiero cortejar. ¿No crees que es un bonito detalle? Escogí mis flores favoritas para que te acuerdes de mí.

—Es hermoso y si quieres hacerlo lo aceptaré con gusto —tomó por completo el ramo de girasoles—. Son muy lindas, como tú —la omega se sonrojó. 

Puppy || RivamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora