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Esperaba a Eddie Munson en el lugar acordado, llevaba al rededor de diez minutos esperándolo. Ya se había ido la mayoría de los estudiantes y solo estaban los del grupo de baloncesto para su entrenamiento, ah, y también las porristas.

Empecé a caminar hacía las puertas del gimnasio en donde vi a algunos hablar entre ellos o simplemente jugando. Obviamente no iba a entrar, solo estaba en la ventana de la puerta viendo por curiosidad.

Di una rápida mirada hacía mi alrededor, por si aparecía Munson, pero nada.

Teníamos casi terminado nuestro proyecto, solo le faltaba algo más de texto y estaría listo. El trabajo lo deberíamos entregar el miércoles de la otra semana y ya era viernes.

Igual no me preocupaba tanto, si Eddie ya no aparecía pues termino el trabajo y ya esta.

Regrese mi vista hacía dentro del gimnasio, observe a Lucas Sinclair hablando tímidamente con otro chico moreno. Como si supiera que lo miraba, Lucas volteo hacía mi dirección dándome una sonrisa de boca cerrada y agitando su mano en forma de saludo, devolví el gesto.

Una voz a mis espaldas hizo sobresaltarme y dar un brinco en mi lugar, volteé hacía atrás viendo de quien se trataba.

--Luciana, que bueno verte.-- Mencionó, era Ben Harrison, del equipo de basquetbol. --No quería asustarte, lo siento.

Alto, demasiado alto, cabello corto y oscuro, mandíbula marcada al igual que sus pómulos, labios delgados al igual que su nariz respingada. También bastante atractivo y su cuerpo gritaba que es bastante atlético.

--Está bien, solo estaba algo distraída.-- Respondí restandole importancia. Me sonrió de manera de disculpa y yo sonreí sin mostrar los dientes.

--Hace rato que no te veía,-- Hablo para dejar ir el silencio que se estaba formando. --casi siempre venías a los partidos para ver a Sinclair y me pareció extraño no verte en los últimos.-- Explicó.

--¿Por qué te interesa que no vaya a los partidos?-- Pregunte confundida.

--No lo sé, solo es curiosidad.-- Sonrió inocentemente.

Rodé los ojos sonriendo. --Si, claro, Harrison.

--Te vez bien cuando eres sarcástica.-- Soltó, a lo que me sonroje por su comentario.

Carraspe por la tensión del momento y decidí cambiar de tema.

--¿Que no vas a entrar?-- Señale el gimnasio que estaba detrás mío.

--¿Me estás corriendo, Luciana?-- Hizo una mueca como si estuviera dolido por lo que le dije.

--No, no es eso, pero creo que venías a entrenar y te distraje.

--Tranquila, me gustó verte, Luciana.

--Puedes decirme Lu, casi nadie me dice Luciana.-- Aclaré y el asintió.

La puerta se abrió de golpe a un lado mio lo que me hizo saltar en mi lugar. Era el entrenador de basquet que se veía furioso.

--¿Que estás esperando para ir a calentar, Harrison? ¿que te cambie de ropa?-- Entró sin más de vuelta.

--Ve a que te cambie de ropa tu entrenador, Harrison.-- Brome. Río rodando los ojos.

--Espero verte pronto, Lu.

Y sin más paso por un lado mio sin quitar sus ojos de encima de mi.

Recordé el porqué estaba ahí e intenté esperar un poco más a Munson pero tampoco es como si tuviera mucha paciencia así que me fui de ahí. Empecé a sentirme molesta por como Eddie me dejó plantada sin más.

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