lV - Coincidir

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—  Vamos entra - pedí mientras sostenía la puerta del restaurante

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—  Vamos entra - pedí mientras sostenía la puerta del restaurante.

Amanda escrutó mi cara y me lanzó un guiño.

— Hora de trabajar —  señalé.

Miré alrededor, jueves de tarde y todos en sus respectivos puestos. Todos estábamos listos para una nueva jornada laboral.

—  Eso te queda estupendo —  acotó Amanda.

— ¿Tú crees? —  pregunté con cierta modestia.

Ofreciéndonos unos retoques frente al espejo, tenía el pelo recogido en la parte superior de la cabeza en forma de moño.

Maquillada con poca pretensión, llevaba una camisa roja con rayas negras. El pantalón color café y una gorra negra.

El uniforme distintivo del KFC.

— Pase —  invité al oír golpes en la puerta.

Era la figura del señor Berny Thomas recostado de brazos cruzados.

— Jovencitas, será mejor que se apresuren. En unos minutos damos inicio a nuestra actividad —  recordó con una leve sonrisa.

—  Estamos casi listas, solo denos unos segundos más, señor — le contesté.

Miró el reloj observándonos en silencio y se alejó.

Pasaron dos horas, me encontraba concentrada en mi caja verificando las entradas de consumición hecha por los clientes en ese periodo de tiempo.

Amanda se veía bastante exhausta. Yo por mi parte, le asentí con la cabeza y continué con lo mío.

— Su big box full son 5,99U$$, ¿Se le ofrece algo más señor? —  pregunté levantando la mirada.

— ¿Usted ve un señor aquí?, joven por favor —  bromeó el chico.

— Por cierto, nunca imaginé encontrarme una chica tan hermosa trabajando aquí — prosiguió con aquel halago.

— Ay no —  dije bruscamente.

— ¿Algo más joven? — pregunté una vez más en un intento de ignorar por completo su coqueteo.

El modo en que me dirigía a él le resultaba gracioso, eso provocaba que me irritara más de la cuenta.

— Upps, ya veo... poco afable con los clientes —  ¿Qué diría su jefe?

Apuntó hacia el señor Berny.

— ¿Si le manifiesto el trato que está teniendo conmigo ahora? —  se respondió airado.

Ignoré su comentario y torci el gesto con desagrado.

—  Entonces, ¿Al menos me dirá su nombre? —  preguntó volviéndose más insistente.

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