Siente horas después.
Amanda llamó a mi puerta preguntándome si era el momento indicado para los preparativos antes de salir para la casa de Nick.
Ella sostenía en sus manos una blusa de color blanco.
— Ayudará a llamar la atención a tu torso — le sugerí.
— Creo que debería llevarlo con un jeans a la cintura, ¿No? — dijo convencida.
— Soy yo o... ¿Intentas impresionar a alguien en particular? — repliqué airadamente.
— Me leíste la mente, es más... hoy a la tarde le envié un texto invitándolo a la fiesta — admitió lanzando un beso.
Sonriendo se dirigió hasta su habitación de al lado.
La puerta se cerró y quedé solo pensando en abrir mi placar para comenzar a buscar ropas que escogería para esta noche.
Estéticamente quería estar presentable, miré fijamente a mi vestido negro que llevaba tiempo sin sin usarlo. Tomé mis tacones y los puse al costado de la cama.
— Se nos está haciendo tarde — apuré a Amanda al observar la hora.
Me puse el vestido negro cruzado que acentuaban mis curvas, se ajustaba a mi cintura con una pretina ancha y sólida. Tenía el pelo alisado.
Calcé los par de tacones mientras salía de mi habitación.
Amanda se encontraba frente de la puerta esperándome con aquella blusa, el jeans azul y unos zapatos de tacón de juego.
Bajamos inmediatamente por las escaleras.
— Iré por el auto — avisó.
Corri en dirección a la calle del frente subiendo con cierto apuro, ella encendió el motor, aceleró y recorrió a toda velocidad la calle que llevaba a Massachusetts.
Aparcó el coche a la sombra de la calle Charles Strett, era inmensa la cantidad de autos aparcados en aquel lugar.
Bajamos con nuestras gafas puestas sobre la cabeza sonriendo con actitud y nos dirigimos hasta la puerta principal.
La puerta se abrió.
— Las estaba esperando, se ven jodidadamente bonitas — nos saludó el anfitrión y dio un trago de su bebida.
Asentimos sonrientes al ingresar.
Observé el interior de la casa, era absoluto descontrol, alcohol, música y gritos que retumbaban en los oídos.
De fondo solo se oían la euforia de los invitados bulliciosos por la adrenalina de la fiesta.
Amanda abrió una botella y me alcanzó otra.
— Toma, para que entres en ritmo — guiño un ojo.
Baje una mirada desconfiada a la botella que sujetaba en su mano.
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Culpables
Teen Fiction- Vete, pero despacio. Con suficiente tiempo para decidir que te quedes. Nada aviva el daño y el celo de la ilusión como un buen narrador. Cuando resulta inverosímil el final de cada historia. ¿Será esta una de ellas?