Park Chanyeol sonrió como un idiota mientras el avión aterrizaba en la isla. Era principios de junio y el verano escandaloso comenzaba a sentirse realmente como si nunca hubiera estado fuera. La emoción burbujeante en su pecho era cada vez mayor y, mientras el avión se detenía en la pista y los pasajeros aplaudían en agradecimiento por llevarlos desde Europa hasta Corea del Sur sanos y salvos, él solo deseaba bajarse y abrazar a la otra mitad de su vida que se había quedado esperándole.
Esperó su turno pacientemente tomando su maleta de la caja y su mochila a la espalda. Caminó con calma rumbo a la aduana pagando por el peso extra en su maleta y tomándose un par de fotos con los trabajadores de control aduanal a pesar de que no era lo que normalmente hacia. Escaneó en la multitud hasta encontrar el cartel con su nombre y el chillido infantil le dió ánimos devolviendo su alma al cuerpo.
- ¡Papá! - gritó la pequeña Yuna alzando los bracitos para que su papa la notara- ¡Estamos aquí!
Chanyeol rió alcanzandola y la cargó dándole un par de vueltas. La había extrañado tanto que le parecía injusto lo rápido que el tiempo pasaba cuando no veías a los tuyos en poco tiempo. Chanyeol había jugado dos temporadas enteras en La Liga Europea de baloncesto y después de 19 meses sin ver a su hija, ya la tenía en brazos.
- ¿Cómo se ha portado mi princesa en este tiempo? - le preguntó a la niña sabiendo que esta había tenido un comportamiento no solo excelente sino que incluso cuando era la hora de llamada, ella ya estaba lista para dormir en cuanto la llamada terminase - Estás tan grande.
- Crecí 20 cm, papi - aclaró orgullosa - Y soy la mejor de la clase.
- De eso no tengo dudas, princesa - besó su frente y desvió la vista hacia la abuela materna de la niña - Hyeyoon.
- Hola - respondió la mujer entregándole la maleta de su nieta junto a una carpeta de documentos - Los documentos que pediste y, las pertenencias de Yuna. Mi hija no volverá a molestarlos y conmigo pueden continuar contando para lo que sea.
- Gracias, Hyeyoon. Te veré pronto. - se despidió de la niña dando media vuelta dejando a padre e hija disfrutar de su reencuentro - ¿Nos vamos a casa?
La pequeña asintió con una sonrisa gigante y bajando de los brazos protectores de su padre tomó su maletín y mochila personales. Quien los viese parecía que el deportista se había llevado a su niña con él de viaje mas la historia había sido completamente diferente. Se detuvo en la entrada del aeropuerto buscando con la vista el auto de su amigo y sonrió cuando le encontró pegado al teléfono como todas las veces anteriores. Le silbó para llamar su atención y el hombre de unos treinta años como él, sonrió gigante al ver a su sobrina y a su mejor amigo.
- Hombre, pensé que no te vería en otra temporada más - se dieron un abrazo apretado después de tanto tiempo sin verse - Europa te ha sentado bien.
- Tú no te ves nada mal tampoco, eh - Junhwan bufó una risa - Gracias otra vez por recogernos.
- Ay vamos, estoy seguro que harías lo mismo por mi - abrió la puerta trasera para que Yuna subiera luego de despeinar su cabello un poco - Además, desde que te separaste de esa bruja es mucho mejor para mi poder verlos.
- Hablemos luego de ello - pidió el alto metiendo las maletas en el maletero y cerrándolas - No quiero que Yuna se sienta mal por ello.
- Mientras seas tú quién se quede con ella todo el tiempo estoy seguro de que tu pequeña estará bien - comentó Junhwan tendiendole un chupa-chups a la pequeña - Te dejaré en casa pero, mi mamá quiere que vengan el próximo fin de semana y les hará una barbacoa.
- Me encantaría - asintió el más alto - Solo necesito acostumbrarme a la ciudad otra vez y tal.
Un poco de música sonó en la radio amenizando mucho más el viaje. Yuna iba concentrada en su tablet dibujando como su padre le había enseñado en el tiempo que podían compartir en lo que Junhwan y él hacían compras para el apartamento y tal. Chanyeol tenía su residencia en el distrito de Hongdae aunque por muchos años prefirió vivir en Gangnam, necesitaba más espacios verdes para correr y la tranquilidad después de los frustrantes partidos de basquet. La mejor parte de vivir allí eran los bonitos cafés a los que él y su pequeña solían ir cuando necesitaban respirar y mirar algo más que las blancas paredes de su casa.
En el tiempo en el que estuvo fuera, Chanyeol con ayuda de Junwhan decidió remodelar el piso poco a poco adaptandolo más a las necesidades de ambos y esperaba que hubiese quedado lo más cercano a lo que su mente había pensado. Aparcaron en el garage luego de media hora en la carretera y de comprar todos los suministros que necesitaban para sobrevivir esos cuatro días. Poco a poco entre los dos hombres subieron las bolsas hasta el segundo piso. Chanyeol tecleó el código de entrada y al abrir la puerta, un jadeó impresionado salió de sus labios junto a la positiva exclamación de su hija.
El blanco, el gris y la madera eran parte fija de todo. Al entrar, tenías dos closets pequeños para los abrigos y los zapatos de calle antes de entrar a casa. Un poco más adelante, las habitaciones personales de cada uno junto al baño y al cuarto de lavado y, justo un poco más la sala de estar, la cocina y el comedor compartían un espacio abierto. Era todo tan hermoso que, ni el mismo Chanyeol podía creer que aquella obra de arte fuera ahora su nueva casa. Incluso el pequeño balcón dónde pondrían sus futuras plantas y el ventanal que cubría la mitad de este era perfecto.
- Todo parece sacado de una revista, Junghwan - exclamo el alto mirando a su amigo - No pensé que quedaría tan hermoso.
- Tuve mucha ayuda a la hora de decorar - sonrió el amigo entrando las bolsas - Un amigo mío me ayudó a escoger los colores que te fueran mejor y parece que acertó.
- Agradecele de mi parte porque esto es precioso - asintió vigorosamente - entremos las bolsas y te cocinaré algo.
- Pensé que nunca me lo ofrecerías, amigo - gimió junhwan dejando sus zapatos en la entrada - Extraño muchísimo tu comida.
Chanyeol sonrió y dejó las bolsas encima de la mesa de comer. No solo habían comprado los muebles y decorado todo fantásticamente sino que incluso los utensilios de cocina, los platos, los recipientes para las especias y lo demás parecía estar a la altura de lo que a él le gustaba y lo que necesitaba. Dos horas y media después de organizar su cocina preparó un poco de carne asada y una ensalada europea con los ingredientes que había comprado. Sirvió todo en platos independientes y comieron poco rato después.
Para cuando finalmente Junhwan se fue y Yuna se durmió, Chanyeol se metió en la ducha. El agua caliente relajó sus músculos y destensó los nudos en su espalda del viaje. La hora de la cama era la mejor para él pues, luego de una ducha y una infusión caliente, cayó dormido como si le hubiesen dado una pastilla para dormir bastante fuerte. Quizás era el primer día que volvía pero ya su cuerpo y su mente se sentían completament en casa.
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Rosas para Baekhyun (ChanBaek)
RomanceAy, la juventud. La etapa más hermosa de la vida y a la vez, la más compleja. Cuando eres joven sales a beber y a bailar, te emborrachas con los amigos, te enamoras por primera vez y te rompen el corazón en un millón de veces. Y cada uno de esos mo...