Capítulo 1.

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Últimamente he tenido un sueño recurrente.

Un sueño donde... me encuentro en la iglesia; no hay misa, no hay nadie. Solo hay un ángel de pie frente al altar, y... dependiendo de la luz, lo veo como un ángel iluminado u oscuro.

El coro fantasmal resuena con fuerza. El órgano deja salir su melodía con parsimonia, sintiéndose en las ventanas y haciéndome vibrar el corazón con emoción. Hay una iluminación irreal en todo el lugar; rayos tan castos como un beso y tan íntimos como una caricia. También una brisa que no comprendo de dónde proviene, pues todo el lugar, salvo la puerta, está cerrado. Aquella brisa abanica las túnicas del único ser que me acompaña.

El ángel no parece ser una estatua, pero tampoco parece ser humano. Aunque, ¿quién sabe? Es que su belleza es irreal, aún cuando no puedo ver su rostro, puedo sentir que es un ser precioso; debe ser una mujer preciosa. La presencia en el sueño me hace sentir en paz, feliz; lleno. Sin embargo... en el segundo en que me acerco a ella, la iglesia se prende en llamas; hay fuego en todo lado. El humo del lugar es tan asfixiante que podría incluso sentirlo mientras estoy en mi cama aparentemente a salvo.

Entonces ella me estira la mano y no puedo evitarlo; la tomo. La textura de su piel me hace suspirar; seda, miel y algodón. Y pese a que la puerta de la iglesia se encuentra abierta, no noto en ella una mínima intención de querer escapar; solo retrocede hacia las llamas.

Acuna mi rostro entre sus delicadas manos y retrocede.

Yo retrocedo con ella.

Los ojos de Renjun me miraban con mucha atención; brillaban con particular fascinación

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Los ojos de Renjun me miraban con mucha atención; brillaban con particular fascinación. Mi amigo podía, en definitiva, ser la persona más fantasiosa del mundo. Siempre estaba hablando de cosas impropias para nosotros los hombres; flores, peluches, diseñar ropa. Naturalmente era reprendido debido a ese fuerte impulso que tenía de quererse involucrar en las clases destinadas a ellas.

—¿Y entonces qué más pasó? —me preguntó en voz baja recostándose al casillero vecino—. ¿Te imaginas que sea como... —se puso el dedo en el mentón; su clásico gesto pensativo—. ¿Cómo es que dice el obispo Choi?

—¿Respecto a?

—Cuando eres vidente y esas cosas.

—¿Ser vidente? —contesté con burla, ganándome un golpecito de su parte—. Supongo que te refieres a eso de los dones, ¿bien? —Renjun asintió con su muy normal energía—. No se lo digas a nadie, pero no creo mucho en eso.

—Bueno, es que a mí no me ha parecido muy normal los sueños que has tenido desde algunas semanas para acá. Siempre con esa chica misteriosa que te llama hacia el fuego... ¿Cuál es la razón de querer quemarse juntos? Lo veo tan romántico y caótico...

Oh, Dios. Mi amigo siempre es tan soñador. A veces veo un poco —demasiado— complejo que consiga novia, y posteriormente esposa, si continúa así.

Por mi parte, nunca lo pensé de esa forma, honestamente. Llevo varias semanas soñando con ella, pero no le veo tampoco lo grandioso o esencialmente increíble. Renjun sí; claro que Renjun sí. Es solo que es curioso. Estoy seguro que no la conozco, porque lógicamente conozco a todo el pueblo, si hubiera una chica así ya lo sabría.

Red - Nomin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora