Algo suave como una amorosa caricia y dulce como la fragancia de una flor se filtró en mi boca.
La respiración de Jaemin golpeaba contra mi rostro y yo aún me negaba a abrir los ojos por temor a lo que pudiera tener de frente. De todas formas, ¿qué podría tener al frente más allá de a mi amigo? La respuesta posiblemente fuera algo así como: un hombre a centímetros de diferencia de mi rostro. Y eso estaba tan mal en tantos diferentes sentidos.
Sentí sus dedos acariciando mi labio inferior y tuve que retener un gruñido de molestia. Mi intención no era hacer sentir incómodo a Jaemin —porque siempre me dolió que mis compañeros hicieran eso con Renjun—, sin embargo, ¿debía aguantarme la incomodidad yo entonces? Porque Jaemin muchas veces ha adoptado comportamientos que...
—¿Te gustó? —su aliento chocó directo con mis labios y eso solo me hizo caer en cuenta de lo, posiblemente, cerca que estaba de mí—. ¿Quieres... otro?
Sin embargo asentí como un tonto sin ningún motivo.
Jaemin guardó silencio de nuevo y me vi en la obligación de abrir de una vez por todas los ojos.
Lo primero que divisé fue su castaño cabello, puesto que tenía la cabeza agachada. Sus dedos se movían en la envoltura de un dulce y cuando por fin levantó el rostro luego de que logró sacar el dulce, su aliento pareció atorarse en su garganta y su acción se congeló de forma inmediata.
Su pecho se movía con ligereza, respiraba como un pajarito; un nervioso pajarito. Aún así, y siendo tan Jaemin como solo el propio Jaemin podría ser, acercó el dulce a mis labios y lo deslizó por mi lengua tan delicado como deslizó el anterior.
Retrocedí dos pasos, soltándolo por fin del bolsillo de su pantalón. Jaemin me tomó de la muñeca y pude sentir su fría piel hacer contacto con la mía. Sus dedos se deslizaron por la palma de mi mano hasta entrelazarse con los míos.
—¿Qué estás haciendo, Jaemin? —le pregunté molesto. He estado poniendo todo de mí para no comportarme como uno más de mi clase, sin embargo...
—Dijiste que me darías un último regalo —comentó balanceándose entre un pie y otro—. Que cumplirías un último deseo.
Mi mueca hizo que finalmente soltara mi mano y yo no pude evitar suspirar. Me pasé la mano por el cabello frustrado y miré hacia el balcón; la guardia comunal venía haciendo su revisión diaria.
Miré de nuevo hacia Jaemin y este seguía mirándome fijamente. —¿Qué es?
—Tenía un mejor amigo antes de venir acá —dijo—. Siempre estábamos juntos y bueno, él se fue para Japón y yo vine para este lugar... —sus ojos se dirigieron hacia la ventana y retrocedió algunos pasos debido a que la luz de las linternas se hizo más potente.
Decidimos sentarnos en silencio en la cama algunos segundos esperando a que los guardias siguieran de paso; también apagamos las luces de las lámparas. Algunas noches podíamos oírlos conversando de cosas triviales, y eso no solía pasarme (nunca me había pasado, en realidad) puesto que a esa hora solía estar dormido, pero desde que Jaemin venía a mi habitación, era normal que estuviera despierto a la una de la mañana.
Podía notar lo nervioso que estaba. No dejaba de mover el pie derecho y constantemente se limpiaba las manos en su pantalón. Sentía su mirada en mí algunos segundos y luego de un largo suspiro dejaba de sentirla.
—¿Y? —pregunté luego de pasar un tiempo en un ensordecedor silencio; hacía siete minutos la guardia había abandonado esta zona—. ¿A qué vas con eso?
—Me he sentido un poco solo sin él... Y siempre vengo yo a tu habitación... Siempre te busco en el aula de clases o en receso —no podía verlo debido a que estábamos a oscuras, pero casi podía asegurar que tenía su labio inferior inclinado hacia abajo—. ¿Podemos ser amigos?
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Red - Nomin.
FanficEn un pueblo donde las normas ya estaban escritas y los destinos pactados, la familia Na se mudó para buscar alejarse de la agitada vida de Seúl. Observando por la ventana de su aburrida habitación, fue la primera vez que Na Jaemin vio a Lee Jeno y...