Invitaciones

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-Creo que ese tono de gris esta bien, pero tendríamos que quitarle las plumas
-Hay un blanco, pero va con dorado. No creo que vaya con tu vestido que va con plateado.
-Probemos.
Él asiente y vuelve a su cuarto de cambios.
En esta ocasión vinimos a su casa porque es donde se sentía más cómodo cambiando de ropa. Además de que se siente menos presionado de tiempo, ya que por su pierna artificial le cuesta cambiarse a veces.
Yo lo espero paciente porque él tuvo conmigo toda la paciencia en estos días con el vestido.
Es lo menos que podía hacer.
Sigo pasando las tarjetas y ninguna me llama mucho la atención.
El tipo de letras son muy diferentes y algunas apenas les entiendo. Supongo que son especiales de las que usan en sus fiestas o eventos porque dudo que alguien en los distritos escriban de esta forma tan extravagante.
Cuando veo una que es bonita por los detalles y la letra la puedo leer, la aparto para mostrarle a Peeta cuando salga.

¿Qué sentido tiene dar invitaciones a gente que seguramente pagará una cantidad catastrófica de dinero?
Me pregunto si pagarían lo mismo por una cita con algún otro vencedor.
A mi mente viene algo que nos dijo Haymitch durante la gira, más específico en el distrito 4, y dudo mucho olvidarlo alguna vez. Finnick ha sido hasta la fecha el vencedor con más "solicitudes" en el Capitolio. Hasta ahora, al parecer Peeta y yo con nuestra boda podríamos recaudar más dinero que él en todo este tiempo.
No tuve la oportunidad de ver a Finnick durante la gira, estaba atendiendo otros asuntos en ese momento, pero su mentora, Mags, y otro vencedor de ese distrito hablaron muy bien de él. Aunque hablar no es la palabra más adecuada para Mags. Esa señora me hablaba más por señales con sus manos que por palabras, y de alguna forma Peeta y yo lograbamos entender una parte de lo que decía.

Me pregunto si alguno de los vencedores serán invitados a la boda.
Peeta sale y se ve muy guapo con ese traje blanco y guantes.
Parece sencillo pero en realidad solo es discreto, porque tiene algunos detalles en color dorado.
La solapa de su camisa, los botones de su saco, las orillas de sus mangas.
-¿Y bien?
Lo miro a los ojos y creo que se siente algo inseguro por mi reacción.
-Creo que te ves muy bien.
-¿Si?
Afirmo con un movimiento de cabeza y me levanto para acercarme y quitarle una pluma que tiene en su cabello.
Él me sonríe y baja la mirada.
La vuelve a subir y siento su mirada sobre mi como si pudiera ver mi interior.
Me doy media vuelta y tomo la tarjeta que aparté hace un momento.
-¿Qué opinas?
-Creo que es perfecta
-¿Crees que podamos decirle a Effie que tenemos todo listo entonces?
-Yo creo que sí. Al menos la parte que nos correspondía sí.
Se quita los guantes con cuidado y los sujeta con una mano.
-Voy a marcarle a Effie. Debe estar muy estresada aunque no es tan tarde aún.
Sale de la sala y se dirige a la cocina, dónde tiene su teléfono para marcar.
Yo recojo las invitaciones que no elegimos y las meto en la caja donde llegaron.

-Hola, Effie. Sí. Sí, justo para eso marcaba.
Escucho a Peeta al teléfono.
-Sí, mi traje será el blanco con guantes. No, no ese. Sí, el dorado. Sí. No, creo que los zapatos que elijan estarán bien. Sí, la invitación es la número 212.
Me asomo para verlo y está sonriendo.
-Sí, ella la eligió pero también me gustó a mi. Agradece a Portia y Cinna por nosotros, fue difícil elegir entre tantas buenas opciones. Y gracias por todo tu apoyo Effie, no sabríamos cómo hacer todo esto sin ti. Effie, me gustaría pedirte un favor más. ¿Sería posible que me dejaran hacer el pastel a mi? ¿De verdad? Sí, sí. No importa, me tomaré la noche entonces. Sí, sólo quisiera dárselo a Katniss cómo regalo.
Me quedo detrás de la pared que divide la casa para seguir escuchando. Noto un espejo enfrente de mi, en la pared contraria, y es hasta este momento que me veo sonriendo como si fuera una niña de la edad de Prim.
-Sí. Muchas gracias Effie. Y sobre lo otro.
Peeta baja su voz considerablemente y me dispongo a escuchar con más atención.
-¿Lo conseguiste? Espero que no fuera tan difícil. No, no. Nadie debe saberlo. Sí, se lo diré después de la boda. Gracias Effie, nos vemos en unas semanas.
Me muevo con sigilo hasta la sala y me siento para fingir que estuve aquí todo el tiempo.
-Oh, ya recogiste
Peeta llega y se siente enfrente de mi.
-Sí, quería ayudarte antes de que vayas con tu padre.
-Quizá vaya a ver si funciona el horno, ya es un poco tarde. No harán tanto pan a esta hora.
-Peeta
-¿Sí?
Dudo antes de hacer ni pregunta. En parte porque me da pena y en parte porque no sé que hacer si dice que no.
¿Me enojaría si dice que no? ¿Pero por qué?
-¿Crees que...?
-¿Qué?
Me pone su cara más seria y frunce el ceño como si lo que fuera a decirle fuera algo malo.
-¿Que inviten a otros vencedores a la boda?
¡Que cobarde!
Me recrimino sola y muerdo mi mejilla interna.
La expresión de él se relaja y se sienta reclinandose sobre el respaldo de su sofá.
-No sé. No creo, todas las cámaras deben ser para nosotros, dudo que quieran que alguien nos quite tiempo en las pantallas de Panem o el Capitolio.
Me sonríe muy tranquilo
Sigue con el traje puesto y a decir verdad, cada vez que lo veo me parece que el traje lo hace parecer más atractivo.
Sus ojos resaltan con el blanco y su cabello parece el trigo que veo pasando el bosque en el otoño.
-Creo que me iré a cambiar.
No espera que le responda y se levanta para volver a su cuarto de pruebas.
Y me quedo ahí sola con la pregunta que no me atreví a hacerle por tonta.
Sin poder preguntar si una vez casados viviríamos en su casa o en la mía.

¿Vencedores?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora