Odio

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Camino con todo el sigilo que puedo y a pesar de que aún hay un poco de nieve en el suelo, evito pisar las ramas para que nada me delate.
A pesar de que nos podemos dar el lujo de comprar toda la carne que podemos de la carnicería, mi familia prefiere la carne fresca que cazo yo. Y esto lo prefiero mil veces a estar en casa todo el día sin hacer nada.
Cuando veo a mi presa me quedo quieta un instante y no me muevo para evitar asustarlo, luego levanto el arco y de un solo tiro atravieso ese conejo justo antes de que este saltara.
Camino hasta él y lo echó a mi saco para seguir caminando y ver si cazo otro par de ardillas.
Esas son para la familia de Peeta, y como he pasado las últimas más tiempo del necesario en la panadería probando uno que otro postre, me gusta tener una forma de pagarles con algo que sé que también les gusta.
Si logro ver otras dos o tres, tendré una para cada uno y una extra para el papá de Peeta.
Gracias a él sé que no hay nada que le guste más que una ardilla en estofado, y de cierta forma me siento agradecida de que me reciba tan bien en su panadería aunque no haga nada.
Supongo que el señor Mellark también está feliz de que me case con su hijo. Se nota que de los 3, Peeta es con quién le gusta pasar más tiempo y son tan parecidos.
Más de una vez he notado como mete un pedazo de pan extra a las bolsas de sus clientes que vienen de la veta sin que nadie vea.
Miro hacia arriba y la veo, una ardilla grande sobre una rama. Sin pensarlo cargo mi arco y lanzo mi flecha. Cuando la veo caer, me acerco y lo veo ahí, está quitando una presa de sus trampas.
Gale.
Abro la boca para decir algo pero no logro pronunciar palabra.
Toma la flecha con la ardilla y la observa con detalle
-Supongo que es para tu nueva familia. Creí que nos les faltaba comida.
Sus palabras están tan llenas de odio y asco que me sorprendo al no tomar mi arco y golpearlo por decir eso.
Definitivamente estar con Peeta  me ha cambiado para bien.
Me acerco y se la quito de las manos.
Meto la ardilla a mi saco y me alejo mientras limpio mi flecha.
Camino por mi lado un rato hasta llegar a un campo abierto.
Ahí dejo mis cosas y me siento un momento a respirar el aire fresco que el lugar me da.
Realmente me duele mucho que Gale sea así conmigo ahora, pero él fue quien me alejo de su familia también.
Es un tonto terco que prefiere matarse en las minas y cazando, que dejar que su única amiga le ayude a sus hermanos pequeños.
Me acuesto sobre la hierva que aún se siente húmeda por el frío de la mañana.
La nieve se acabó, la boda de acerca y lo siguente que viene a mi mente es que tendré que ser mentora para los próximos juegos del hambre, que por si fuera poco, será un Vasallaje.
La mente de los que organizan los Vasallajes tienen tanta creatividad que mi pobre mente no puede imaginar que se les ocurrirá este año.
Pensar en eso también me recuerda que Prim tiene una papeleta con su nombre este año.
Cierro mis ojos y hago todo lo posible por no pensar demasiado en eso.
Aún recuerdo la sensación que tuve al escuchar su nombre hace menos de un año.
Mi mundo caer.
Algo tengo que poder hacer para evitar que su nombre sea seleccionado este año. Espero que con los aliados que tengo ahora mi suerte cambie un poco.
Mis aliados.
Haymitch y Peeta.
Peeta.
-Katniss
Su voz interrumpe mis pensamientos y me obligo a abrir los ojos para verlo.
Está a una distancia prudencial pero puedo verlo bien a los ojos. 
Sé, por su expresión, que intenta buscar las palabras para empezar a hablar.
-Mi...mi hermana enfermó desde hace tiempo y sé que aunque tú madre ha intentado hacer de todo para ayudarla a mis espaldas. Anoche mi madre dijo que no había nada que ella pudiera hacer.
Hace una pausa y se queda rígido viendo el suelo
Yo sabía lo de su hermana porque he sido quien ha buscado las plantas necesarias para intentar ayudarle. Lamentablemente mi madre dijo que era una infección demasiado grave que si no se trataba con la medicina adecuada Rory podría morir.
Me sorprende que Gale tardará tanto en hablar sobre esto.
-Necesita medicina. Medicina muy cara, al parecer.
Mi coraza se rompe al escucharlo contener las lágrimas pero me contengo de abrazarlo para consolarlo.
Así que sólo le suelto
-He pedido a Effie que nos traiga la medicina está semana en una de sus visitas.
Su rostro se levanta para ver el mío y sus ojos no creen lo que acabo de decirle.
-Gale, la medicina se la pudimos conseguir con mucha dificultad pero el como transportarla fue lo más dificil. La idea de que fuera Effie, fue de Peeta. Así que si con alguien tienes que estar agradecido también es con él.
Su expresión cambia en cuanto mencioné a Peeta pero no dice nada y sólo asiente con la cabeza.
Toma su saco de caza y se lo echa al hombro.
Antes de que se aleje más yo le vuelvo a preguntar.
-¿Por qué lo odias tanto? Sabes que no es una mala persona, Gale. Me salvó en los juegos.
Él se detiene pero sin voltear a verme contesta.
-Porque debí ser yo.
Y se aleja hasta desaparece entre los bosques.
Niego con la cabeza y vuelvo a cerrar mis ojos.
No sé desde cuándo él piensa sólo en si.
Creí que los juegos sólo nos habían cambiado a Peeta y a mí, pero al parecer Gale tuvo su propia batalla solo mientras estaba en casa.

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