Una sensación extraña recorre mi cuerpo. Abro mis ojos lentamente mientras acaricio mi cabeza. Lo último que recuerdo es haberme tropezado en el bosque, pero ahora me encuentro en una cama, y todo está tan oscuro y frío que no tengo idea de dónde estoy.Me siento como si estuviera en las nubes. La cama en la que estoy recostada tiene una tela increíblemente suave, casi como plumas. "¿Dónde habrán comprado esta tela?" murmuro, aún con ansiedad por no saber dónde estoy. Sin embargo, hay algo en mí que me impide sentir miedo, y eso me extraña.
—¿Dónde estoy? —empiezo a gritar, pero solo escucho mi propio eco. Empiezo a pensar lo peor.
"¿Estaré muerta?" recuerdo que la profesora de religión me había dicho que iría al infierno, pero su descripción era muy diferente del lugar en el que estoy ahora. Supongo que no estaría tan mal si así lo fuese.
Una pequeña luz se enciende a un lado de la habitación. Acto seguido, toda la habitación se empieza a iluminar. Mis ojos no pueden creer el aspecto de este lugar: no hay ventanas ni puertas, pero la cama es inmensa. Todo está en tonos negros y rojizos, y el lugar es tan lujoso que me asusta. Las luces flotan y la lámpara parece una calavera gigante.
Mis teorías de que estoy muerta aumentan, y mi corazón empieza a acelerarse. Sin embargo, aún respiro y puedo sentirme viva, lo cual me tranquiliza un poco.
Me dispongo a recorrer la habitación con mis manos, tratando de buscar una salida, pero no hay ninguna. Empiezo a golpear las paredes, pero todo el esfuerzo es en vano.
Frustrada, me siento en la cama. "En algún momento alguien aparecerá", me digo a mí misma para intentar consolarme.
El frío es tan fuerte que me impide pensar, sobre todo al sentir cómo pasa el tiempo y nadie se digna a venir.
Un fuerte sonido hace que todo en la habitación empiece a temblar, y una gran ola de viento entra. Me escondo bajo la manta de la cama, intentando cubrirme de lo que sea que sea eso.
Las luces empiezan a parpadear, y la cama se mece aún más fuerte.
Grito al sentir cómo la manta se quita de un tirón de mi cuerpo, y la tensión de mis músculos no me permite hacer más que cerrar los ojos.
Todo empieza a calmarse nuevamente, pero no soy capaz de abrir los ojos.
—Abre ya los ojos, humana.
Una voz fuerte se escucha en toda la habitación. Es una voz gruesa que hace temblar todo el lugar.
"¿Tendré en mi presencia al mismo diablo? ¿O estaré soñando?" Abro mis ojos lentamente, armándome de valentía para afrontar esta situación.
Mis ojos pesan y no son capaces de mirar fijamente lo que está frente a mí. Es una figura muy alta con apariencia física humana, pero su rostro me cuesta apreciarlo.
Con esfuerzo, logro enfocar mi vista en su rostro. Es perfecto, con una piel tan blanca y unos ojos tan imponentes de un color extraño que nunca había visto. Su rostro perfilado se mantiene tenso.
—¿Dónde estoy y quién eres? —pregunto, aún temblando por la situación.
Un incómodo silencio se hace presente mientras me mira fijamente, como si estuviera descifrando algo en mí. Está vestido extrañamente, con grandes marcas en toda su piel, como si fuesen tatuajes, y una especie de diadema en su cabeza. Su torso está un poco descubierto, permitiéndome ver más de lo que me gustaría, y lleva una túnica negra que llega a sus pies.
—¿Por qué estás vestido así? —pregunto, buscando una respuesta de las tantas preguntas que pasan por mi cabeza.
—Haces demasiadas preguntas y eso no me gusta. Vamos por partes, humana. Soy Hyker, el príncipe del mundo demoniaco, único en dones y en belleza. Soy dueño de todo un imperio y controlo tu mundo al igual que este. Te traje aquí por una razón que no puedes saber. Eso es todo.
—¿Y este de cuál se fumó? —no puedo controlar mis impulsos y empiezo a reír algo nerviosa. Estaba asustada, pero ahora me doy cuenta de que me encontré con un loco maniaco que distorsiona su realidad.
—A ver, mira, con todo el respeto y sin intención de ofenderte, te agradezco que me hayas traído hasta aquí y no me hayas dejado en el bosque, pero ahora es momento de irme porque me están esperando en casa.
Me levanto de la cama con la intención de irme, pero él me toma por el brazo, y siento como si mi sangre empezara a congelarse. Grito del dolor y me suelto de su agarre mientras me tumbo contra la pared.
—Escucha, no sé cuáles sean tus mañas y costumbres, pero estás frente a un príncipe y no cualquier príncipe, sino el príncipe del mundo demoniaco. Te dejé pasar que no te postraras frente a mí porque eres humana y eres estúpida, pero no dejaré que me faltes el respeto. Agradece que estás aquí, mortal.
Su cuerpo se dirige hacia mí y me vuelve a sujetar del brazo, mientras me lleva a un gigantesco balcón al cual no pude ingresar. Empiezo a gritar y a pedir que me suelte, pero mis esfuerzos son en vano. Su mano en mi brazo ha entumecido todo mi cuerpo.
El balcón se abre solo al estar frente a él, y el frío es tan severo que se me dificulta estar de pie.
—¿Crees, mortal, que todo esto es capaz de existir en tu insignificante mundo? Donde vives no hay ni una cuarta parte de las maravillas de aquí.
Mis ojos son incapaces de ver algo. Todo está tan oscuro y lleno de tinieblas, pero estas desaparecen, mostrando un enorme lugar repleto de cosas que parecen ser luciérnagas, revelando a mis ojos un mundo diferente al que solía habitar. Mis piernas se congelan y caigo al suelo, algo confundida y con mi presión alterada. Trato de mantener la compostura, pero mis ojos empiezan a cerrarse y no logro sostenerme.
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Houlihan: Entre dos mundos
Любовные романы¿Qué harías si tu corazón se dividiera entre el Cielo y el Infierno? Hela es una joven común hasta que su vida se complica al ser cortejada por dos seres extraordinarios: Deneb, un ángel sereno que ofrece amor puro y protección, y Hyker, un demonio...