SUEÑOS ROTOS

Capítulo Noveno

Capítulo Noveno

"Dos cosas son infinitas el universo y la estupidez humana"

Albert Einstein

–Emiliano la observó perderse en el horizonte, nado cuando ya ella no estaba cerca y se vistió, la culpa por lo que había hecho lo estaba atormentado, pero es que era difícil resistirse a una mujer como Mildred, entró a la casa furioso, sacó del refrigerador una cerveza y se la bebió de prisa–

– ¿pasó algo? –Atenea con cuidado se colocó frente a él–

– ¿Qué haces levantada? Es que esa enfermera me va a escuchar –Atenea lo observó atenta, era inminente que algo le pasaba–

–Ey –tomó su brazo cuando pasó a su lado furioso– ella no tiene la culpa mejor dime ¿qué pasó? ¿Quién te hizo enojar tanto? –bufó furioso–

–Nadie –Atenea sonrió sin ganas–

– ¿qué pasó con Mildred? –Él frunció el ceño– esa mujer te gusta, eso es eminente, lo que no entiendo porque no te lanzas y ya –Emiliano negó–

–No lo entenderías, entre Mildred y yo no puede haber nada –Atenea la observó sorprendida–

–No te entiendo –lo observó atenta– ¿sabes que puedes confiar en mí? –Emiliano suspiró, le dio una ligera sonrisa–

–Lo sé, es sólo que ahora no quiero hablar de eso –los dos guardaron silencio mientras escuchaban a Mildred hablar por teléfono–

–No madre, no estoy e Michoacán, no tampoco estoy con Luis Carlos, él debe de estar allá, yo no madre, por dios relájate –Mildred terminó la llamada, se encontraba furiosa, Marisela se encontraba en la ciudad de México-

-¿todo bien? –La rubia se giró al escuchar la voz de Atenea-

-No, nada bien, tengo que regresar a la ciudad de México, antes que mi madre inicie una investigación y bueno... -suspiró con pesar- te ponga en peligro

-quizás lo mejor sería que eso pasara –Mildred negó-

-estás loca –Emiliano por fin daba palabra- eso no es lo mejor, por dios Atenea eso es demasiado peligroso –la rubia levantó una ceja impresionada, por la actitud de Emiliano-

-no quiero que ustedes tengan problemas por mi culpa

-claro que no tendremos problemas, lo que sí, es que mi madre hará todo un interrogatorio, y pues no puedes seguir aquí

-lo entiendo, yo buscaré a donde ir –comentó la morena con cierta tristeza-

-tranquila ¿sí? –Emiliano tomó sus manos con ternura, Mildred sintió que algo dentro de ella se revolvía al ver la reacción de él-

-Luis Carlos me mata si te dejo a la deriva –Atenea le dio una ligera sonrisa- hay un lugar... -suspiró con nostalgia- donde tiene años que no voy, y que... -sus ojos se cristalizaron, Emiliano la observó queriendo entenderla- en fin, es el mejor lugar para que estén

-yo no... -Mildred lo interrumpió-

-Atenea no puede estar sola, y tanto Luis Carlos como yo no podemos estar las veinticuatro siete con ella

-¿siempre eres así de calculadora? –preguntó Atenea sorprendida-

-la vida te enseña, por ahora lo mejor será movernos, aunque creo que esta vez lo mejor es que sea por carretera