SUEÑOS ROTOS

Lo mejor es que te vayss

Quinto Capítulo

Lo mejor es que te vayas

"No es valiente aquel que no tiene miedo, sino el que sabe conquistarlo"

Nelson Mandela

–Mildred observaba a Emiliano esperando una respuesta a la pregunta que había hecho–

–Bueno yo –no sabía que decir, estaba nervioso, desde que la vio los nervios la invadieron– Luis Carlos me dijo quien eras

–eso quiere decir que tú y él son amigos –Emiliano asintió–

–Sí, tenemos algunos años de conocernos, pero y ¿tú de dónde lo conoces? –Mildred le dio una pequeña sonrisa–

–De toda la vida en los eventos en donde mi padre y el suyo asistían, pero nuestra amistad empezó en Madrid cuando él fue a realizar su maestría, yo tomaba algunas clases donde el daba asesorías como servicio a la escuela en donde estudiaba –Emiliano la observaba fijamente no podía creer que ella estuviera ahí–

–pero tú ¿tiene años que no estás en México? –Mildred asintió–

–Sí después –guardo silencio, las imágenes de ese día vinieron a su mente, no pudo más y cerró los ojos tratando de apagar su cerebro, pero eso solo hizo que las imágenes aparecieran más claras–

– ¿estás bien? –Se acercó a ella, cuando observó cómo se desvanecía, la tomó en sus brazos y la acomodó en el sofá– Mildred –reviso su pulso– ¡Carmen! –Grito con desesperación y la enfermera apareció al instante–

– ¿Qué pasa? –Preguntó sorprendida al ver a la mujer pálida sobre el sofá–

–Trae alcohol –la enfermera asintió y fue por lo que le habían pedido, regresó con el alcohol–

– ¿Qué me pasó? –preguntó Mildred sintiéndose desorientada –

–Te desmayaste –Mildred se sentó en el sofá– ¿te sientes bien? –ella asintió–

–Sí –la enfermera se acercó con un vaso de agua– gracias –observó a la enfermera mientras está se alejaba de ellos–

– ¿Segura que estás bien? –Emiliano se colocó en cuclillas frente a ella–

–Sí, segura –Emiliano se levantó–

–José Roberto tenía toda la información de las investigaciones que se estaban realizando en torno al caso de la familia Macedo, leía una y otra vez cada una de las investigaciones y en ninguna aparecía rastro de Atenea, su teléfono empezó a sonar–

–Dime –contestó al ver que era su secretaria–

–Tengo en la línea al joven Gerardo

–Gracias –la secretaria transfirió la llamada– ¿Dónde está Luis Carlos? –Preguntó antes de que Gerardo dijera una palabra–

–se supone que tenía que estar cubriendo el atentado, pero hasta ahora no lo he visto

– ¿cómo que no lo has visto? –Preguntó más que preocupado sorprendido–

–Yo me he tratado de comunicarme con él pero no contesta el teléfono, las cosas aquí están calientes y hay demasiado información necesito que me ayude y no lo está haciendo

–si mañana no se comunica con ninguno de los dos, tendré que iniciar una investigación, puede ser un secuestro

–No creo, aunque si es sospechoso que no aparezca cuando siempre es el más interesado en cubrir este tipo de notas