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Su respiración agitada demostraba el cansancio que presentaba en ese momento

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Su respiración agitada demostraba el cansancio que presentaba en ese momento. Estaba sentada encima de una colchoneta delgada y pequeña mientras tomaba un poco de agua y se secaba el sudor en su cuello y frente.

En su mente circulaban los sucesos que habían pasado el día anterior y el estado de como había llegado hasta su habitación, su cuerpo estaba adolorido y débil por el movimiento excesivo. Apenas había llegado a su habitación cayó como piedra en su cama para dormir de una buena vez puesto que su visita a sus familiares y el recorrido que hizo con su amigo la habían agotado demasiado.

El reloj posado en su mesa de noche. Las tres y cuarenta y cinco de la mañana. Suspiró con molestia por haber despertado tan temprano y lo primero que hizo es hacer ejercicio. Si no era masoquista antes, lo era ahora y por razones tontas.

Si bien estaba acostumbrada a no soñar cuando dormía o descansaba, cuando lo hacía siempre eran recuerdos borrosos que buscaba desesperadamente recordar y lograr identificarlos a lo largo de su vida. Oh, esos recuerdos...

Lo único que lograba aliviarla era el cansancio, aunque resultara irónico, para ella cobraba todo el sentido del mundo. Cuando estaba cansada lo único que pensaba era en aliviarlo, no tenía cabeza para alguna otra cosa en ese momento.

Se levantó y estiró sus extremidades de manera tranquila, sin inmutarse por la molestia. Antes de que la alarma de su celular sonara la apagó y se metió a bañar con calma, a sabiendas de que tendría que esperar mucho tiempo para poder empezar con sus deberes de asistente. 

⸺ Maldito seas, Dietrich, en las que me pones...

Entró al baño y se despojó de sus prendas sin apuros, agradecía tener un baño privado a su disposición y no utilizar el baño conjunto que utilizaban los integrantes del equipo. Antes de adentrarse a la bañera notó el frasco de color naranja lleno, del cual apenas y había tomado una. 

Se quedó viendo el frasco, como si estuviera en un transe y lo tomó para sacar dos pastillas e ingerirlas inmediatamente. Llenó la bañera y se metió, sintiendo el agua fría rodear su cuerpo de inmediato, se relajó y se dedicó a mirar el techo en una mirada perdida, pero a su vez, concentrada.

Quien la viera diría que está loca por solo quedarse ahí viendo al aburrido y desolado techo, pero para ella, era un tipo de terapia que la relajaba, así como el agua y las pastillas que consumía de vez en cuando.

Sus labios y su mano derecha debajo del agua se movían al compas, mientras sus labios dictaban el movimiento, su mano simulaba realizarlo. 

No tenía fecha exacta de cuando había empezado con esa rara costumbre de encerrarse en el baño, hundir su cuerpo en la fría tina con el agua casi congelada y perderse en el tiempo simulando sus preciadas partidas de ajedrez. 

𝐒𝐔𝐓𝐈𝐋𝐄𝐙𝐀 ⸻ 𝐌𝐈𝐂𝐇𝐀𝐄𝐋 𝐊𝐀𝐈𝐒𝐄𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora