Era una tarde tranquila en la sede del SNI, estaba aburrida en una de las muchas salas que había en aquel edificio, me habían pedido por favor que no saliese esa semana de allí y me estaba aburriendo como una ostra, me hubiese gustado que el día siguiese tan entretenido como esta mañana o la noche de ayer. Solté una carcajada solo al recordarlo.
-¿Qué es tan gracioso?- Vera abrió la puerta justo en ese momento y por fin vi la luz de aquella tarde tan aburrida.
-¡Vera! Por fin alguien con quien hablar.- Grité.- Ven, siéntate tengo algo que preguntarte.- Dije dando unos golpecitos a mi lado en el sofá.
-Pues si que estás animada, pensaba que ibas a estar cabreada por tener que quedarte aquí.- Se sentó a mi lado y cruzó las piernas mirándome.
-¿Tu sabías que Wiskas y doña estirada tenían algo?- Pregunté con una sonrisa juguetona.
-¿Cómo? Espera, no me respondas a eso.- Dijo sacando su teléfono rápidamente del bolsillo y marcando a alguien.
-¿Armiche, vas a tardar en llegar?- Preguntó rápidamente.- Corre, vente a la sala del café. HAY CHISME.- Gritó esto último. Colgó el teléfono y se puso más cómoda aún en el sofá.
Dos minutos después apareció Armiche sofocado y se sentó en el suelo frente a nosotras, intentando normalizar su respiración mientras nos miraba con curiosidad.
-Vamos, vamos no seáis tímidas.- Nos dijo. Vera me miró rápidamente con una sonrisa.
-Estamos intentando que vean la tensión sexual que hay entre ellos, pero parece que los únicos que los vemos somos los de alrededor.- Yo me reí a carcajadas, no sabían los que se les venía.
-Anoche me quedé dormida aquí viendo una película y me despertaron unas voces en el pasillo.- Me volví a reír mientras miraba sus caras.- Escuché la voz de Wesker y la de Dominique, pero no le di mucha importancia porque pensé que estaban trabajando hasta tarde y se estaba despidiendo, pero HAY POBRE DE MI. Me vuelvo a tirar en el sofá y vuelvo a escuchar ruidos, pero no ruidos de ellos dos hablando precisamente.
-¿Estaban discutiendo?- Preguntó Armiche.
-No, lo que estaban haciendo era montárselo en el despacho de la doña estirada.- Me volví a reír y ellos se unieron a mis carcajadas.
-Nuestro trabajo aquí está hecho, Verita.- Gritó Armiche mientras se reía.-¿Pero estás del todo segura de lo que estaba pasando?- Me preguntó Vera no creyéndose la situación.
-Pues claro, se diferenciar los gemidos.- Me reí.- De todas formas, esta mañana cuando salía de mi cuarto he visto como se despedían esta mañana en la puerta de la oficina de Dominique.
No me pertenecen ninguno de los personajes de esta historia, muchísimas gracias a la reina del rol, Cristinini y a Synced, por estos maravillosos personajes.