No recuerdo muy bien cómo ocurrió todo, como acabé en aquella cama, con uno de los brazos de Paul rodeando mi cintura mientras escuchaba suaves ronquidos que provenían de él. No sabía que hacer, me levantaba lentamente y me marchaba o volvía a quedarme dormida, disfrutando de lo protegida que me sentía entre aquellos brazos.
Lo pensé por unos segundos y decidí que no hacía daño a nadie dejándome disfrutar un poco del momento, así que me giré despacio para no despertar a Paul y hundí mi cabeza en el hueco de su cuello, con una gran sonrisa en la cara mientras olfateaba su olor.
UNAS HORAS ANTES.
Marquitos nos había avisado que una de las bandas que traficaba en Marbella iban a acudir a una fiesta en la zona de la playa, durante el operativo pedí por favor no dar el cante demasiado para que no sospechasen de nada, solo quería fichar las caras de aquellas personas, pero no quería hacer ninguna detención que hiciese que las bandas volvieran a esconderse.
Habíamos quedado con parte de la CNP con la que no habíamos tenido ningún problema para, aunque estuviésemos en un operativo, pudiésemos disfrutar también de la fiesta, nos lo merecíamos después de acabar con el asesino carmesí.
Cuando llegamos la fiesta estaba en pleno apogeo, la música estaba a tope y la zona del bar estaba abarrotada de gente queriendo pedir algo de beber.
En la pista de baile había mucha gente también, pero al parecer la gente estaba sedienta debido a las altas temperaturas que estábamos sufriendo este verano.
Vera se había encargado de reservarnos una zona vip para poder estar más a gusto y medianamente vigilar la zona.
-¿Queréis algo de beber?- Preguntó Paul.
-Si, por favor, me muero de sed.- dijo Vera.- Malibu con piña.- Sonrió a Paul que levantó la ceja, hacía mucho tiempo que no escuchaba pedir a alguien ese cóctel.
-Yo de momento voy a empezar con una cerveza.- Paul me sonrió y se dio la vuelta junto a un par de agentes del CNP para ir a pedir las bebidas a la barra.
Estando allí me fijé en un hombre que hacía cosas raras, parecía estar solo, pero constantemente hablaba con alguien por algún tipo de pinganillo.
Durante gran parte de la noche le estuve observando de vez en cuando, pero parecía no hacer nada más que hablar.
Paul me entregaba el cuarto cubata de la noche cuando noté que el hombre se alejaba, agarré la mano de Paul y le hice seguirme para no perder de vista a aquel individuo.
Encontré un hueco pequeño en el que empotré a Paul agarrándole del cuello y besándole con toda la pasión que había en mi cuerpo intentando no distraerme de aquel hombre que estaba traficando con alguna sustancia en aquellos momentos.
Hubo un momento, en el que sentí las manos de Paul recorrer mi cuerpo y dejé de atender a lo que estaba pasando alrededor.
-¿Qué está pasando? - Me preguntó separándose un poco de mi. Su mano viajó de mis caderas a acariciar suavemente mis labios.
-Me he distraído.- Sonreí. -Había un hombre trapicheando, pero no se donde ha ido.- Una carcajada salió de entre los labios de Paul.
-Pues entonces sigamos con la distracción, total ya lo hemos perdido.- Susurró, sus manos volvieron a la parte baja de mi espalda, acercándome más a él si era posible. Nos dio la vuelta y en esos momentos era yo la que estaba atrapada entre la pared y el cuerpo de Wesker que intentaba que no hubiese ni un solo espacio porque el pudiese correr el aire entre nosotros.
-No creo que debamos seguir con esto aquí, Paul.- Susurré paseando mis manos por su pecho. Tenía tantas ganas de desabrochar esa camisa. Cada momento que pasábamos allí mi cuerpo me pedía más, necesitaba el cuerpo desnudo de Wesker contra el mío.
-Vamos a despedirnos.- Nos dimos un tiempo para calmarnos un poco, Paul estaba un poco demasiado animado y había que disimular un poco, tampoco queríamos ser la comidilla de todo el SNI...
Diez minutos más tarde estábamos frente a nuestro grupo, con todos ellos mirándonos fijamente. Como si supiesen lo que acaba de pasar.
-Hemos encontrado a un hombre trapicheando, tenemos una pista, vamos a seguirle a ver si conseguimos saber dónde se esconden estos cabrones.- Dijo Paul, yo solo asentí a su lado. Estaba tan emocionada que no sabía si me saldría algún hilo de voz.
Nos alejamos de allí con paso ligero y una vez que estábamos alejados de todos nos metimos rápidamente en el coche de Paul y este condujo hasta su casa que estaba cerca de allí.
Una vez allí bajó del coche rápidamente y lo rodeó para abrir mi puerta y dejar que yo saliese, todo un caballero, pero una vez que estuve fuera sus manos volvieron a mi cintura y me pegó al coche mientras su labios besaban mi cuello. Unos cuantos gemidos salieron de mi boca, mis manos entre su pelo evitando que parase de besarme.
Unas voces de gente que caminaba por el paseo marítimo nos sacaron de nuestro momento. Simplemente agarré la mano de Paul y subimos rápidamente las escaleras hasta la puerta de su casa.
Una vez allí lo primero que hice fue quitarle la camisa y llevar mis labios hacia su pecho, bajé lentamente dejando un rastro de besos hasta llegar al principio de sus pantalones y después subí rápidamente para besarle de nuevo los labios.
Sus manos fueron hacia mis muslos y me levanto en sus brazos, unos segundos después noté como me posaba en su cama y me daba la vuelta para quedar de espaldas a él. Sus labios se movían despacio en mi cuello y bajaban a la vez que iba bajando la cremallera de mi vestido.
Una vez la cremallera estuvo abajo me ayudó a darme la vuelta de nuevo y con su ayuda nos deshicimos de aquel trozo de tela que lo único que hacía era estorbar. Poco después sus pantalones también desaparecieron dejándonos a ambos en ropa interior. En un movimiento muy eficaz mi sujetador acabó en el mismo sitio que el resto de la ropa, Paul besaba suavemente mi vientre, bajando hacia donde más le necesitaba.
-Paul.- Gemí.
-Shh, disfruta.- Susurró quitándome lo único que me separaba de el.Mi mente daba vueltas al recordar la noche, no había sido capaz de volverme a dormir, pero al menos había disfrutado de aquel momento mientras Paul me abrazaba, pero mi vejiga quería otra cosa más que nada en el mundo, así que aquello me obligó a salir de aquel abrazo.
Cuando volví a salir del baño Paul estaba despierto con una gran sonrisa, miró el reloj durante unos segundos.
-Vuelve, aún es muy pronto.- Suplicó.
-Deberíamos de volver a las oficinas.- Le expliqué sentándome a su lado.
-Bueno, pero primero déjame que te prepare un buen desayuno. Sus ojos suplicantes me miraban intensamente a lo que yo acepté. Me dejó la camisa que había utilizado y yo me la puse para cubrirme un poco mientras el cogió un par de calzoncillos y se los puso.
Mientras el preparaba el desayuno y yo estaba sentada a su lado mire mi teléfono, tenía un mensaje de Vera que ponía "he dejado la pastilla del día después en su despacho, jefa. Todos conocemos a Wesker y usted llevaba unas cuantas copas de más. Que tengan buena noche." Una carcajada salió de mis labios llamando la atención de Paul.
-¿Qué es tan gracioso, jefa?- Preguntó poniéndose detrás de mi y mirando la pantalla del móvil.
-Armiche me ha preguntado si los he usado.- Se rio sacando su teléfono también.
-¿Paul, los usamos?- Pregunté interesada. No me acordaba de aquel detalle tan importante.
-Ehmm, creo que no.- Susurró.