En aquella habitación llena de gente mis ojos siempre se desviaban a la misma persona.
Cada vez que la tenía cerca notaba mi corazón latir más fuerte, y si por algún caso nuestras pieles se rozaban rápidamente me salía la piel de gallina.
Era algo que no podía evitar, tenía ese efecto en mi. Su olor, su forma de hablar... hasta su forma de caminar a veces me volvía loco y tenía que salir de esa habitación para calmarme porque había momentos en los que sentía que me ahogaba el no poder acercarme a ella, darle un abrazo cuando estaba mal y sabía que era lo que necesitaba.
-Yo estoy flipando, ¿Cómo se vuelven a llevar los pantalones anchos?- Comentó mirando a la chica que teníamos delante intentando calmar la situación que estábamos viviendo.
-Le quedan bastante bien, tengo que decir.- Le contesté.
-Ah, a ti te parece que le queda bien todo a todas las demás, menos a mi.- Me contestó sin mirarme. Yo me quedé callado sin poder responder a ese comentario. Porque yo quería decirle que a ella todo lo que se ponía le quedaba impresionante, sobre todo aquel vestido rojo que se puso el día del club nocturno. Cuando la vi aquel día solo podía pensar en una cosa, quería ese vestido en el suelo.
-¡Wesker, eres tonto!- Armiche me dijo detrás de mi.- Wesker, no te he enseñado estas técnicas de ligar.- No le contenté porque aún seguía en mi imaginación. —¿He dicho eso en voz alta?
-Ehh, ¿lo ha dicho en voz alta? Armiche, Boyle.- Pregunté nervioso.
-Si, ¿no? He tenido una llamada que me ha desbarajustado un poco, disculpa.
No sabía si iba a aguantar mucho más después de ese comentario, estábamos en una habitación llena de gente y mi imaginación volaba a situaciones que era mejor no tener en ese momento.Al terminar aquella reunión la jefa se marchó y Boyle, Armiche y yo volvimos a la sede.
-¿Habrá ido a ver a Marquitos? - Pregunté celoso. No sabía que tenían aquellos dos, pero no podía dejar de pensar en lo que podrían estar haciendo.
-Ay dios mío.- Gritó Armiche. -Actúa, Wiskas, actúa. Porque te quedan dos días en la ciudad y después no sabes si la vas a volver a ver.
-Armiche, ahora mismo no tengo tiempo para una relación.- Le respondí.
-Peros si tienes tiempo de ponerte celoso y ponerte a pensar en si Marquitos y la jefa están follando, ¿no?
-Tengo que buscar a Jax.- Susurré.
-Y Dominique está buscando a su hija, podéis ayudaros mutuamente, no puedes ocuparte de ese tema tú solo. Por eso te estamos ayudando nosotros y por eso necesitas ayuda de la jefa, para ambos temas.- Dijo guiñando el ojo.
-Interrogo, ¿dónde se encuentran?- Preguntó Dominique por radio.
-En la sede, jefa.- Le respondió Boyle rápidamente.
Minutos después la jefa entraba por la puerta, sola.
-¿Dónde te has dejado a tu muñeco, jefa?- Preguntó Armiche.
-No estaba con Marquitos, tenía que hablar con el agente Cano sobre un caso.- Respondió.
-Jefa, necesito hablar con usted.- Le dije.
-Claro, vamos a mi despacho.- Dijo y empezó a caminar hacia allí.
-Ánimo, Wesker.- Escuché a Armiche.
Cuando entramos en su despacho ella se apoyó sobre su escritorio y cruzó los brazos esperando a que yo hablara.
-Entonces... ¿de qué querías hablar?- Preguntó. Yo no sabía cómo decirle que no quería decirle nada, que lo único que necesitaba era besar esos labios con los que había estado soñando desde que la conocí. -¿Wesker?- Volvió a preguntar acercándose a mi con cara de preocupación. Levantó una de sus manos para acariciarme el rostro mientras me miraba y en ese momento en el que su mano rozó mi rostro un calambre recorrió todo mi cuerpo y en un impulso puse mis manos sobre sus caderas y la acerqué a mi, lo hice despacio para que ella pudiese decir que no si no quería que la besase, pero su reacción fue todo lo contrario, la mano que estaba en mi rostros se posó en mi cuello y acercó nuestros labios hasta que estos se rozaron.
Se separó un poco y me volvió a mirar a los ojos y ambos sonreímos.
Volví a cerrar el espacio, esta vez el beso era mucho más intenso, sus brazos rodearon mi cuello y los míos su cintura para pegarle más a mi. Un gemido se escapó de sus labios lo que hizo que me volviese más valiente y la sentase sobre el escritorio, ese maldito escritorio con el que había fantaseado tanto. Dominique abrió las piernas y yo me coloqué entre ellas.
-Paul.- Susurró apartándose un poco del beso.- Llevaba mucho tiempo esperando a esto.- Bajo sus manos hacia abajo lentamente hasta mi trasero y me pegó más a ella, ambos gemimos a la vez y sonreímos.
Rápidamente nos desnudamos mutuamente y yo hice hueco en el escritorio tirándolo todos los papeles que había en el al suelo, sería un problema para más tarde, y Dominique apoyó su espalda sobre el escritorio y yo me subí encima de ella. Mordí su labio inferior y le sonreí.
-¿Estás segura, Dominique?- Le pregunté.
-Si no estuviese segura no me encontraría ahora mismo desnuda debajo suya en este escritorio.- Me contestó y volvió a cerrar el espacio entre nosotros.Detrás de aquella puerta se encontraban Armiche, Vera y Boyle celebrando por fin lo que estaba sucediendo entre los jefes de SNI.