Lactancia

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Lo tenía claro desde antes de que nacieras.
Iba a alimentarte con leche materna.

Sabia que podía costarme, por eso decidí informarme.

Descubrí que había mucha desinformación, pero yo investigué un montón.

Tuve mucha suerte cuando empezaste.
Lo hacías perfecto, sabías agarrarte.

Sin grietas, ni dolores comenzó nuestra experiencia.

Lactancia materna exclusiva.
Tomabas teta allá donde ibas.

Bendita fortuna, llevabas tu único alimento a una ideal temperatura.

Podría describirla como una agotadora aventura, pero sin duda es la mejor experiencia, que he vivido.
Ese momento en el que más nos unimos.

Un gran regalo.
Un momento mágico.

Cuando nos fundimos lentamente y nos olvidamos de la gente.

Cuando me miras a los ojos y me sonríes mientras comes.

No fue todo idílico y de color de flores.
No era todo perfecto, también hemos pasado malos momentos.

Esos picos de lactancia en los que sentía que nada te llegaba.
Esos agotadores momentos cuando lo único que querías era el pecho.

También contaba con un miedo al salir a la calle, sentía que la gente iba a mirarme.
Que iban a juzgarme e incluso me iban a mandar taparme.

Pero no lo consentiría, es lo más natural y simplemente disfrutaría.

Creo que la lactancia es un gran tesoro.
Considero cada gota de leche como una gota de oro.

Es una magnífica experiencia y no me importa lo que digan.
Pienso cuidarla, disfrutarla y mantenerla.

Me siento tan agradecida con ese momento.
Ver que la teta no es solo alimento.
La teta es casa, amor, consuelo...

Lo inefable del caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora